Fútbol

La FIFA no logra despejar el limbo del 30 de junio

Propondrá prorrogar los contratos, pero deberán ser los clubes y los jugadores los que decidan en cada caso

Marcelo y Odegaard durante un partido entre el Madridy la Real Sociedad ABC

Sergi Font

Un mes después de la proclamación del estado de alarma, el confinamiento general y la suspensión de todos los eventos y competiciones deportivas para frenar la expansión del coronavirus , las dudas e inquietudes que se han ido generando entre clubes y futbolistas siguen sin encontrar una respuesta convincente. Ante la incertidumbre de cuándo se regresará a la normalidad y la ausencia de un calendario, la clave sigue siendo si se puede o no prorrogar los contratos de los jugadores más allá del 30 de junio en el caso que la temporada no haya concluido. La FIFA no tiene potestad para decidirlo pero ha anunciado que no abrirá el mercado el 1 de julio para forzar una entente entre todas las partes.

No obstante, esta situación empuja a un limbo legal a clubes y futbolistas . Hay jugadores cedidos que sus clubes de origen podrían querer recuperar aunque no pudieran jugar, equipos que no quieren prorrogar el contrato con futbolistas que acaban contrato y también hay deportistas que ya se han comprometido con otro club a partir del 1 de julio. Pueden ser los grandes perjudicados de una medida sin precedentes que obligaría a futbolistas a seguir en un club y a las entidades a pagar la parte proporcional de la ficha de un jugador con el que tal vez no contaban.

Emilio García Silvero , director legal de la FIFA, se parapeta en los efectos que ha causado el Covid-19, provocando un tesitura de cambio que justificaría «no abrir el mercado de fichajes». «El documento de la FIFA es claro. Debe respetarse la lesgislación nacional y la autonomía de las partes. Si acaba el 30 de junio, termina según el derecho nacional, pero la gente tiene que darse cuenta de las implicaciones globales », explica a ABC, reconociendo que la FIFA no puede obligar a prorrogar los contratos ya firmados más allá del 30 de junio y, por lo tanto, los jugadores podrían abandonar su club. Sin embargo, también quiere dejar claro que « las ventanas de transferencias no van a ser las mismas y los jugadores no van a poder ser inscritos en otros equipos».

La decisión de la FIFA de impedir el baile de traspasos hasta que hayan finalizado todas las competiciones se entiende desde varios ámbitos como una medida encubierta para que todos los futbolistas cuya vinculación con el club en el que militan expira este próximo 30 de junio la prorroguen y no se adulteren aún más los torneos que faltan por disputarse . En la Liga española son más de 65 jugadores los que acaban contrato o cesión este año y siguen preguntándose dónde jugarán a partir del 1 de julio.

Eduardo Ipiens , dueño de la agencia de representación Ipi Sports & Management no ve demasiado clara esta propuesta de la FIFA. «Habría que buscar un acuerdo para que nadie se sienta perjudicado. Y sería necesario un acuerdo a nivel global . Imagínese que un futbolista que queda libre ya se ha comprometido con un equipo de otra Liga que le pide que se incorpore a su disciplina el 1 de julio... Hay que confeccionar un acuerdo marco a nivel internacional», explica a este diario.

En búsqueda del consenso

El abogado Jacinto Vicente , experto en derecho deportivo, hace una interpretación de lo que pretende el máximo organismo internacional: «Ni la UEFA ni la FIFA pueden tocar contratos pero sí tratar de llegar un acuerdo conjunto de sus Ligas y Federaciones. La norma sería común para todos. El jugador tendría sus derechos y estaría legitimado para denunciar el caso , ¿pero a qué futbolista le interesa ir a un Tribunal Ordinario sabiendo que aunque le dejen marcharse no podrá jugar en ningún otro equipo y por tanto tampoco podrá cobrar?», se pregunta el letrado.

Vicente añade su punto de vista personal al desvelar que «solo denunciaría un jugador que tuviera firmado un precontrato con un equipo de China, Rusia o Arabia Saudí, países en los que se paga mucho dinero, o un futbolista de Segunda B, donde los salarios son mucho más bajo y le puede ir de 50.000 euros». El Espanyol es el paradigma de la incertidumbre que rodea a todos estos casos. Con seis futbolistas que acaban contrato y otros cuatro que concluyen su cesión, desconoce cómo le puede afectar la pretensión de FIFA. Los cedidos Calleri, Ferreyra y Corchia no le interesan y no quiere asumir el coste que le supongan más allá del 30 de junio , al igual que sucede con Naldo o Iturraspe, que no cuentan para Abelardo.

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