Los 10 mejores discos internacionales de 2019, según ABC
Entre los álbumes seleccionados este año por nuestros críticos y melómanos hay artistas consagrados del pop, el rock y el hip hop, así como bandas por debajo del radar de las emisoras comerciales y las grandes discográficas
Como es tradición, los críticos y melómanos de ABC han elegido sus diez discos favoritos nacionales de 2019. En el podio del año pasado en este mismo apartado se situaron Car Seat Headrest, con «Twin Fantasy (Face to Face)», en el número uno; al que siguieron Janelle Monáe, con «Dirty Computer», y Parquet Courts, con «Wide Awaaaaake!». Aquí llegan los afortunados de este año, ordenados los álbumes desde número 10 al disco ganador.
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10.- Sharon Van Etten: «Remind Me Tomorrow»
Con ecos de folk, lujuriosos atrevimientos líricos y un contexto muy evocador, la respuesta de Sharon van Etten a la vida se encuentra en esta propuesta de encantamiento sonoro que brilla desde el primer corte al último. En especial, “Seventeen” o “You Shadow”, en donde la artista estadounidense vuelve a explorar los sentimientos personales de una manera valiente. Este, su quinto disco, tiene mucho de psicológico. Es muy atmosférico y sentimental. Viene más cargado de alma que de rock, la joven acude al confesionario con The War on drugs o el Springsteen más calmado para trazar un catálogo que te retuerce al haber logrado su asunción: dejar atrás el sonido más clásico para centrarse en ella misma.
Por José Manuel Sánchez Daze .
9.- Comet Gain: «Fireraisers Forever!»
La veterana banda de pop británica vuelve con un disco sucio y airado, algo monocromático, en una nueva demostración de magisterio melódico que les da para entrar en este top ten como los súperclase que, aún jugando andando mientras fuman, saben cómo es la historia de marcar goles.
Las maquinales y distorsionadas quintas postpunkeras con las que inician su primer tema “We’re all fucking morons” dan cuenta del tono indignado de un álbum que nada más empezar ya nos avisa que “todos somos putos idiotas, no sabes que es verdad. Mi dedo te señala directamente”. Destacan además “Society of Inner Nothing”, con su tecladín y sus “papapapas”, la de “Victor Jara, Finally Found” y la emocionante (y fina) lluvia británica que nos impregna hasta a los foráneos con su cima aquí “Mid 8Ts”.
Por Javier Villuendas .
8.- Tyler, the Creator: «Igor»
Tyler es como ese primo excéntrico que en cada reunión familiar anuncia un nuevo rumbo en su vida. No puede parar de experimentar, y cuando ya ha explorado un terreno, necesita cambiarlo, combinarlo, verlo desde otra perspectiva. El rapero y productor estadounidense nos deja más claras que nunca en este corte sus dotes en la producción y convierte el largo en una perfecta armonía entre su pasado más ligado al rap (no olvidemos que le conocimos como líder de Odd Future) y la incursión en el pop más honesto que supuso su anterior trabajo, publicado hace apenas dos años, con el que dejó al mundo boquiabierto. Lo que Tyler, the Creator ha hecho con IGOR no es solo una incontestable evolución de Flower Boy con una impecable factura y una estética cuidada hasta el extremo, sino una nueva prueba de que estamos ante un artista polifacético que no va a dejar de sorprendernos y que no tiene nada que envidiar a otros referentes coetáneos del género con los que ya se disputa los primeros puestos en las listas y en los carteles de festivales.
Por Julia Perez .
7.- Tropical Fuck Storm: «Braindrops»
«El mejor concierto de rock de la década», decían algunos entusiastas que tuvieron la suerte de asistir a la presentación de « Braindrops » (Flightless Records, 2019) hace un mes en Madrid. Los de Bilbao y Barcelona —donde aún recordaban la vez que Gareth Liddiard y la bajista Fiona Kitschin estuvieron a punto de morir electrocutados en un arrebato de furia durante un concierto con su aclamada anterior banda, The Drones — se deshacían igualmente en elogios. ¿Qué tienen los australianos para que en esta nueva versión, la más extraña de su carrera, la que se aleja por momentos del rock y se deja zarandear por el funk y el hip hop, siga siendo tan absolutamente personal, auténtica, original y arrebatadora como nunca? Valor para experimentar y que las cosas les salgan bien.
Lo ha dicho Liddiard en más de una ocasión: que su objetivo artístico con la edad es hacer una «mierda más rara». Lo que pasa es que en el intento ha acabado haciendo una «mierda» mejor. Nueve cortes en los que le roba a el espíritu a Neil Young , unas veces; el ritmo a Funkadelic o The Roots , en otras, y la pasión y la rabia a Fugazi , siempre. Todo ello, por suerte, sin sonar a ninguno de ellos y sin dejar de sudar la gota gorda jamás. La prueba es que la presentación en la capital debió ser tan salvaje que, siendo esta la versión menos asilvestrada de su discografía, el cantante y guitarrista quedó hecho un guiñapo y acabó esa misma noche en el hospital con el resto de su gira cancelada. Suero en vena. Imagínense.
Por Israel Viana .
6.- FKA Twigs: «Magdalene»
Como una alienígena caída desde vaya usted a saber dónde se presenta Tahliah Debrett Barnett en “Fallen Alien”, una de las muchas cimas de este “Magdalene” con el que la artista conocida como FKA twig se consagra como extraterrestre oficial del pop contemporáneo. Siguiendo los pasos de la Björk de “Vulnicura”, la británica coloca en un hatillo todo lo malo que le ha pasado en los últimos años (y ahí caben desde esos seis tumores benignos que tuvieron que extirparle del útero a su ruptura con el actor Robert Pattinson) y lo transforma en una enredadera de sonidos microscópicos, heridas a medio cicatrizar y versos macerados en dolor. Un disco con las emociones a flor de piel y repleto de baladas carnales la voz siempre intrigante y envolvente de Barnett se funde con un armazón sonoro salpicado de electrónica de vanguardia, dubstep con los ánimos por los suelos, vapores góticos, hip hop de última generación y algo (o mucho, depende del ánimo con el que uno se arrime uno a canciones como “Mary Magdalene”) de Kate Bush. Un disco que, en fin, se va reivindicando como género en sí mismo a medida que avanza el minutaje y las aportaciones de Arca, Nicolas Jaar, Daniel Lopatin, Skrillex, Future y Hudson Mohawke, entre muchos otros, se van entrelazando a los escurridizos lamentos de una artista capaz de inyectarle dimensión popular a una obra de intimidad contrahecha y delicadeza traslúcida. Una obra de otro mundo para una artista de otra galaxia.
Por David Morán .
5.- Purple Mountains: «Purple Mountains»
Uno de los misterios de lo humano es el dolor tan intenso que puede llevar a un alma a desaparecer. El poeta David Berman anunciaba un nuevo disco en diez años, tras su retirada, filmada en una cueva, rodeado de sus fans. Antes de publicarse el disco que anunciaba su vuelta, Berman se quitaba la vida. Este disco póstumo está lleno de pequeñas piezas de orfebrería, recuerdos de las caricias maternas, en un a posteriori triste epitafio. De estructura muy meditada, en diez canciones, va ganando a medida que se van desplegando los versos envueltos en pop-rock de uno de los anti crooner más influyentes de la generación post grunge. A veces, tener un padre poderoso puede llevarte a la autodestrucción, si el corazón es proclive a verse roto en pedazos. Para misterios, la vida misma y los fantasmas no resueltos del pasado.
Por Álvaro Alonso .
4.- Lana Del Rey: «Norman Fucking Rockwell»
Alumbrar el nuevo «gran disco americano», nada menos. Desde la referencia en el título al artista que reflejó el lado luminoso del American Dream hasta el rosario de influencias sonoras no precisamente contemporáneas, todo en el sexto disco de Lana del Rey parece concebido con la vocación de alumbrar un clásico instantáneo y perdurable. El tiempo ejecutará su prueba del algodón, pero lo que ya se puede afirmar es que Lizzy Grant se ha tirado de cabeza al sol… y sus alas permanecen intactas. La chica que pedía que la llevaran a los Hamptons en un Bugatty Veiron se ha sacudido las últimas migajas de frivolidad del gran festín de «Born to die» para introducirse hasta el fondo en la ciénaga de las emociones profundas en las que comenzó a sumergirse a partir de «Ultraviolence». Como si toda su carrera la hubiera conducido a este preciso momento, «Norman Fucking Rockwell» condensa sus mejores logros y doblega el estigma de diva desvaída y abandonada a los clichés que siempre le ha acompañado. Sin rastro de abigarramiento ni fuegos artificiales hip-hop, la música cinematográfica y crepuscular marca de la casa se reviste ahora de clasicismo y, propulsada por unos demoledores textos confesionales, resulta más sincera y cercana que nunca. Es como si de repente Carole King se hubiera calzado los guantes de Rita Hayworth para mudarse a Laurel Canyon y entonar los mejores versos de Leonard Cohen. Angelo Badalamenti sigue al piano. Y persisten las viñetas en sepia de una América que, como la de Norman Rockwell, solo existió en su imaginación, pero ya no hay confusión posible (el hiperrealismo de Trump arrasa incluso con la nostalgia) sobre si esos tópicos del american way of life (con sus chicos malos y sus coches rápidos) se retuercen o se celebran. Si esto no es «the next best american record», se le parece muchísimo.
Por Fernando Pérez
3.- Billie Eilish: «When We All Fall Asleep, Where Do We Go?»
Tan difícil es encontrar una explicación al fenómeno planetario en que se ha convertido la música de esta postadolescente como encontrarle demasiados reparos. Si esto era una estrategia de marketing, hay que reconocer que resultaba bastante arriesgada. Y es que el gran mérito del estandarte de la «generación Z» fue responder a las expectativas despertadas por sus primeros singles con un disco oscuro, opresivo y lúgubre. En comparación, «Ocean Eyes» parece ahora un prehistórico baño de luz… No, este no es el camino de baldosas amarillas que se espera para una nueva reina del pop. Si la noche tiene oídos, Eilish ha construido su banda sonora, lisérgica y alucinada. Como un correlato del insomnio que padece, las canciones de la californiana se pasean sonámbulas por ese espacio entre el sueño y la vigilia al que Peter Pan nunca volvió para reencontrarse con Campanilla (y donde seguramente acabó atravesada por un garfio). Junto a su hermano mayor Phineas, ha logrado crear un sonido propio en el que se unen y se funden, de un modo inopinadamente homogéneo, , ramalazos industriales y hasta un ukelele de ultratumba sin sepultar las melodías ni ahogar una voz realmente expresiva. Su impactante imagen, enfrentada a la dictadura del canon sexy al que parecen condenadas aún las megaestrellas pop femeninas, hace el resto. Por más que Thom Yorke sentencie que es lo «único jodidamente interesante a día de hoy» y Jim Jarmusch concluya que «sus letras son impresionantes», los «haters» hurgan en lo que consideran textos de «angst» acneico de manual y en la sombra de impostura que acompañaría a todo el concepto. Pero ya es ponerse puñetero con un disco que revienta las estrechas hormas del mainstream y cuya influencia se anuncia, para bien o para mal, decisiva en el pop comercial de la próxima década.
Por F. Pérez
2.- Weyes Blood: «Titanic Rising»
A través de un tranquilo tsunami sonoro que sorprendería al mismísimo Orfeón catalán, Weyes Blood parece dar la espalda a la inmediatez actual y replica con un álbum complejo y ambiguo, que arrastra mareas terribles susurradas en murmullos de mar a baja frecuencia. En «Titanic Rising» las apariencias engañan y Natalie Mering se recrea en un pasado mitificado y también terminal, desmigando un camino de señales que cuestionan épocas precedentes. Unos guiños que empiezan desde la propia portada: si el otro disco con cloro de por medio en su envoltorio, Nevermind (1991, Nirvana), era un (supuesto) rompedor disparo generacional, aquí la californiana se sumerge en su cuarto de adolescente y crea una obra reposada y atemporal, que bebe de Enya o del pop setentero de Joni Mitchell o The Carpenters , para otear cómo una época conocida y asentada enfila el naufragio y quizá por ello no representaba lo que hasta ahora creíamos. Emulando a la orquesta del Titanic, Mering se despide canturreando «Nearer, My God, to Thee» y deja tras de sí reflexiones sobre el capitalismo y la soledad en la alegre « Everyday » mientras bracea ante el cambio climático y los retos de la tecnología en opus como « Andromeda » , «A Lot's Gonna Change» o « Movies » , con ecos incluidos al «Titanic» dicapriano de James Cameron . Una era ha muerto, larga vida a la nueva reina.
Por Javier Tahiri
1.- Big Thief: «UFOF»
¿Un huerto en Nueva York? Uno de los más acuciantes temas de actualidad es el cambio climático y, por consiguiente, nuestro modo de vida asociado a ello. He aquí que aparece, en la ciudad del Apolo de Harlem, de Lou Reed, del hip-hop East Coast, el CBGB, Blondie, Television y The Ramones, una banda que saca dos discos, dos, en este 2019, reivindicando una bajada de la tensión eléctrica, por así decirlo, una vida en otro nivel de deseos y expectativas, tanto en el consumo como en el encuentro con tus semejantes. Unos hippies, para entendernos, de nuevo cuño, en el corazón de la Gran Manzana. Hasta aquí la cosa no dejaría de ser anecdótica, si no fuera porque Big Thief facturan canciones pregnantes, como “Cattails”, también de las mejores de este año. Algo está ocurriendo ahí fuera y nos haríamos un flaco favor si no estamos atentos a lo que se avecina.
Por Álvaro Alonso .
Del 11 al 60
11.- Christian Scott aTunde Adjuah - «Ancestral Recall»
12.- Dream Theater - «Distance Over Time».
13.- Fountains DC - «Dogrel».
14.- Toro y Moi - «Outer Peace».
15.- Michael Kiwanuka - «Kiwanuka».
16.- White Denim - «Side Effects».
17.- Big Thief - Two Hands
18.- Kate Tempest - «The book of traps and lessons».
19.- Tool - «Fear Inoculum».
20.- Ian Noe - «Between the Country».
21.- (Sandy) Alex G - «House of Sugar».
22.- Oh Sees - «Face Stabber».
23.- Trash Kit - «Horizon».
24.- Airbourne - «Boneshaker».
25.- James Blake - «Assume Form».
26.- Juan Wauters - «Introducing Juan Pablo».
27.- Edwyn Collins - «Badea».
28.- Better Oblivion Community Center - «Better Oblivion Community Center».
29.- The Roves - «All those freaks».
30.- Rex Orange County - «Poiny».
31.- Volbeat - «Rewind·Replay·Rebound».
32.- Los Espíritus - «Caldero».
33.- Vampire Weekend - «Father Of The Bride».
34.- Black Midi - «Schlagenheim».
35.- Helado Negro - «This Is How You Smile».
36.- King Princess - «Cheap Quuen».
37.- The Black Keys - «Let's Rock».
38.- Aldous Harding - «Designer».
39.- Steve Hackett - «At the Edge of Light».
40.- The National - «I Am Easy To Find».
41.- Gospelbeach - «Let It Burn».
42.- Nick Cave - «Ghosteen».
43.- Avishai Cohen - «Arvoles».
44.- Helene Barbier - «Arvoles».
45.- Opeth - «In Cauda Venenum».
46.- Solange - «When I Get Home».
47.- Carolina Spence - «No Holiday».
48.- The Muffs - «No Holiday».
49.- King Gizzard and The Lizard Wizard – «Infest the Rats’ Nest».
50.- Elza Soares - «Planeta Fome».
51.- Tyler Briant - «Truth And Lies».
52.- Kim Gordon - «No Home Record».
53.- Angel Olsen - «All Mirrors».
54.- Altın Gün - «Gece».
55.- Swans - «Leaving Meaning».
56.- Rival Sons - «Feral Roots».
57.- Clario - «Immunity».
58.- Joan Shelley - «Like the River Loves the Sea».
59- Stella Donnelly - «Beware of the Dogs».
60- Ty Segall - «First Taste».