Billie Eilish, el oscuro susurro que hará llorar estadios

El nuevo fenómeno pop mundial llenó el WiZink Center con tan solo 17 años

Billie Eilish demostró solvencia sobre las tablas a pesar de su juventud EFE
Javier Villuendas

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¿Recuerdan a Marisol , aquella niña dorada que iluminó los hogares españoles en los 60 con su alegría y salero? ¡Pues justo lo contrario! O quizá no tanto. Billie Eilish sería la hija compleja y turbia de este ciclo mundial oscuro, la que susurra canciones sobre relaciones de poder en la pareja bañadas en sangre («¡A mi hija le encanta!», comentan curiosamente los padres). Pero también es un jugoso producto comercial «dark» al que han alfombrado de rojo el futuro, una Marilyn Manson inofensiva para disfrutar en familia... y ponerlos a llorar a todos. La californiana tiene 17 años y 9 meses, y ayer llenó el Wiznik Center en Madrid después hacerlo en el Palau Sant Jordi en un tour iniciado en Coachella , nada menos. Habemus estrella.

Aquí va una ración de datos para hacernos una idea de este fenómeno pop. Eilish cuenta con 36 millones de seguidores en Instagram ( Rosalía tiene 5,2), sus oyentes mensuales en Spotify son 49 millones (por los 18 de la autora del «El mal querer») y su gran hit «Bad guy» supera los 500 millones de visualizaciones en Youtube. Hasta ha colocado dos millones de discos de electropop tenebroso en esta época digital. En los aledaños del pabellón, una multitud de niños y adolescentes... y padres. Lo que daría Greta Thunberg por un «ejército» tan numeroso.

Tras la actuación del telonero MadeinTYO , la tintada Eilish salió al escenario con ropa holgada como una Joker de estar por casa. O sea, como a ella le gusta y también le dice Samantha Burkhart (responsable del estilismo de Rosalía o Sía ) además de para que no le practiquen «body shaming» (avergonzar a alguien por su cuerpo), porque así «nadie puede tener una opinión porque no han visto lo que hay debajo». El griterío que provocó entonces fue de juzgado de guardia , iniciando el show con un potente «Bad guy» que puso a botar al personal y que repetiría para cerrar la actuación. Otro momentazo fue con « You should see me in a crown» , con esos bajos taladradores plan Skrillex , y la cantante derrochando actitud y energía pero sin que apenas se le escuchara debido a la tormenta musical levantada a sumar al karaoke del público.

Sería en «idontwannabeyouanymore» cuando aparecería por primera vez esa voz dulce pero sombría para desviar y hacer despegar el show hacia una faceta íntima, siempre en clave de pop pegadizo. La llorera era el consenso, como en las baladas «Bitches broken hearts» o «I love you» . Habría que destacar la refrescante y marciana «Ilomilo» , también de su único álbum hasta la fecha «When we all fall asleep, where do we go?» . Y luego vendrían los coros fantasmales anunciando la venida de «When the party’s over» . En la pantalla, su angelical cara, de la que manaba sangre desde los ojos. Y vuelta al drama. A adolescentes con look de curtidos mendigos llorando a moco tendido. Habemus estrella para rato.

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