Coronavirus
Cinco clásicos de la novela negra y policial para entretener la cuarentena
«El misterio del cuarto amarillo», de Gaston Leroux; «Asesinato en el Orient Express», de Agatha Christie; «Extraños en un tren», de Patricia Highsmith; «El cartero siempre llama dos veces», de James M. Cain; y «La Dalia Negra», de James Ellroy
![Patricia Highsmith, fotografiada en su apartamento de Londres](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/03/20/patricia1-kYBD-U57030766816xDf-1248x698@abc.jpg)
«El misterio del cuarto amarillo», de Gaston Leroux
Edgar Allan Poe patentó la fórmula con «Los crímenes de la calle Morgue» y el francés Gaston Leroux, abogado y periodista de mente perversa al que hay que agradecer otros títulos como «El fantasma de la ópera», la perfeccionó hasta tal extremo que tras publicar «El misterio del cuarto amarillo» pudo dedicarse exclusivamente a la literatura. Obra maestra de la intriga policial y de ese subgénero denominado «misterio de cuarto cerrado», la novela arranca con los grito de Mathilde Stangerson, hija de un científico a la que su padre encuentra agonizante y malherida en una habitación, el cuarto amarillo del título, cerrada por dentro. En la pared, la huella ensangrentada de una mano delata la presencia de un posible agresor, pero no resuelve el dilema. ¿Cómo ha entrado en el cuarto si la única ventana está forrada con barrotes de metal? La investigación está servida.
«Asesinato en el Orient Express», de Agatha Christie
Cuenta la leyenda que, sirviendo como enfermera voluntaria en el dispensario de Torquay durante la Primera Guerra Mundial, una joven Agatha Christie leyó «El misterio del cuarto amarillo» y empezó a dar forma a ese Hércules Poirot al que haría debutar en 1920 con «El misterioso caso de Styles» y que alcanzó una de sus cumbres de popularidad catorce años después, en 1934, con «Asesinato en el Orient Express». En el libro, Poirot se enfrenta a su uno de sus casos más complejos cuando Samuel E. Ratchett, un millonario que viaja en el tren en un camarote contiguo al del detective belga, amanece asesinado. Doce cuchilladas y doce posibles sospechosos entre los que Poirot deberá encontrar al verdadero culpable.
«Extraños en un tren», de Patricia Highsmith
Perversa y cruel, la primera novela de Patricia Highsmith no sólo cautivó a Alfred HItchcock, que compró los derechos para llevarla al cine sólo una semana después de ser publicada, sino que además inyectó al thriller una ambigüedad moral y una profundidad psicológica poco o nada común en la novela negra de la época. Con los años llegaría el turbio Tom Ripley y la popularidad creciente, pero «Extraños en un tren» sigue siendo la mejor puerta de entrada al universo Highsmith. Aquí está, circulando sobre raíles, la historia de Bruno y Guy, dos desconocidos que coinciden en un tren y deciden asesinar cada uno al enemigo del otro. Un crimen perfecto, sin móvil ni lógica aparente, y una magistral radiografía del bien y el mal y de los rincones más oscuros del ser humano.
«El cartero siempre llama dos veces», de James M. Cain
Otro clásico del género para entretener la cuarentena y esperar a que el cartero vuelva a llamar al timbre, ni que sea sólo una vez. Publicada en 1934 y adaptada al cine hasta en dos ocasiones, «El cartero siempre llama dos veces» revolucionó el noir del siglo pasado y dinamitó todas las convenciones del género entre generosos raciones de violencia y erotismo. En la novel, James M.Cain narra la historia de Frank Chambers, mendigo errante que llega a Los Robles Gemelos buscando un plato de comida y acaba suspirando (y algo más) por la esposa del dueño de la fonda. Crimen y lujuria en la América de la Gran Depresión.
«La Dalia Negra», de James Ellroy
A vueltas con el fantasma de su madre, asesinada cuando era poco más que un crío de 10 años, y profundamente impactado por la cara oculta de la sociedad americana y el lado más oscuro de Hollywood, James Ellroy estrenó su Cuarteto de Los Ángeles con la brutal, salvaje y soberbia «La Dalia Negra». Un mano a mano con la historia y con el crimen con el que el el escritor estadounidense reconstruye el atroz asesinato de «la Dalia Negra», una mujer de veinticinco años cuyo cuerpo aparece seccionado en dos partes. Un viaje a las profundidades de la inmundicia moral que conecta los bajos fondos de Los Ángeles con intereses políticos y mediáticos.