DARÁN QUE HABLAR
Alejandro Rego: «La foto que practico es una continua aproximación al silencio»
Con Alejandro Rego, el mundo perdió un tenista pero ganó a un artista. Un fotógrafo que entiende su proyecto como un contínuum, en el que con sus imágenes condensa un mundo sin banda sonora. Solo por eso ya da que hablar
Nombre completo: Alejandro Rego Díaz. Lugar y fecha de nacimiento: La Coruña, 18 de octubre de 1993. Residencia actual: Entre París y La Coruña . Formación: Licenciado en Filosofía por la Universidad de París-Sorbona . También he cursado estudios de arquitectura y un Máster en Fotografía y Proyectos Artísticos en Madrid. Ocupación actual: Artista.
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Qué le interesa. Trabajo dos disciplinas principalmente: la fotografía y la escritura. A pesar de estar muy relacionadas, entiendo la imagen como reverso de la palabra y, así, mis fotografías buscan hacer visible todas esas sensaciones y estados de ánimo que no se pueden expresar mediante ideas. En cierto modo, la fotografía que practico es una continua aproximación al silencio, un alejamiento del ruido, incluso del pensamiento. Mi intención es dar cuenta de lo que me ocurre, es decir, de la realidad a partir de la construcción de otra realidad, una realidad más pausada, más ordenada, con más sentido. A través de imágenes y textos breves, mi obra trata de expresar una continua huida del mundo (y de la ansiedad que este me provoca) siempre en busca de un lugar soñado e irreal, un lugar en calma.
De dónde viene. He expuesto en España y en Francia. En España, expuse en 2019 en una muestra colectiva en el Centro de Arte de Alcobendas durante el festival PHotoEspaña ( El espacio intermedio ), y recientemente en un par de exposiciones de artistas jóvenes gallegos: Nuevos Valores 2020 , en el Museo Arte de Pontevedra , y Xuventude Crea 2020 , en la iglesia de la Universidad de Santiago de Compostela. En mi ciudad natal, La Coruña, realicé en 2018 una exposición individual de 40 fotografías en el Fórum Metropolitano titulada Haikus y también he mostrado mi trabajo en la galería Spazo. En Francia, participé en la edición de 2019 del festival de fotografía joven europea Circulation(s) , en París.
«Me resulta complicado desconectar del arte. Después de todo, cualquier acción que uno haga o vea realizar puede tener un componente artístico, ya sea cocinar, ver un partido de tenis, jugar al ajedrez o vestirse»
Respecto a los proyectos, todo mi trabajo se incluye en uno único. Desde que empecé a tomar fotografías de forma obsesiva hace cuatro años, he ido articulando mis exposiciones simplemente por acumulación. Tal y como yo lo veo, uno al final no hace más que escribir un diario, un largo diario en el que da cuenta de su paso por el mundo y, simultáneamente, construye otro mundo. Un mundo propio. En cierto modo, todas la exposiciones y libros que hago y quiero hacer son tentativas de cartografiar este mundo, de definirlo y darle un sentido.
Es por eso por lo que a menudo expongo trabajos ordenados geográfica, temporal o temáticamente, pero no puedo decir que haya hecho proyectos «verdaderamente» independientes. Tal vez, si tuviera que quedarme con alguna obra de las que he expuesto hasta el momento, me quedaría con mi serie de tres Representaciones , de las cuales solo he podido exponer la número 3. En ellas, intento re-presentar de diferentes maneras algunas obras de la pintura occidental que me encuentro en los museos, vistas a través del prisma de la fotografía.
Supo que se dedicaría al arte… Lo supe en el mismo momento en que me di cuenta que jamás lograría ser deportista profesional, en particular tenista, que es lo que siempre he querido ser.
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? En mi opinión, el arte nada tiene que ver con la «supervivencia». El 95 por ciento de las personas que hace obras de arte no se dedica profesionalmente a ello. No creo que sea necesario «sobrevivir» para dedicarse al arte. Evidentemente que para el artista profesional la economía es algo muy importante y necesario, pero creo que el arte es algo que va mucho más allá.
«Estoy trabajando en la publicación de un pequeño fanzine de 32 páginas titulado “La fatiga”. En él se incluirán 16 fotografías y un texto y, si todo va bien, podría salir a la luz el mes que viene»
A la gente le gusta pintar o escribir o hacer vídeos, independientemente de que eso le permita sobrevivir o no. En mi caso personal, tuve la suerte de trabajar durante un año y medio como vigilante de una sala de museo en Madrid y eso me proporcionaba bastante tiempo libre para dedicarme a la escritura, la lectura o la edición de mis fotografías. Supongo que este era un trabajo bastante propicio a la creación.
Su yo «virtual». No soy especialmente hiperactivo en las redes sociales, pero sí intento ir mostrando puntualmente el trabajo que voy realizando o algún trabajo pasado que no he hecho público hasta el momento. Mi plataforma más actualizada es Instagram (@alejandroregodiaz) , aunque también tengo página de Facebook y página web (www.alejandroregodiaz.com) , aunque esta última a título más informativo (Currículum, exposiciones, entrevistas...). Respecto a mi consumo digital, además de consultar diariamente Instagram, sigo algunos periódicos digitales y veo frecuentemente vídeos en YouTube.
Dónde está cuando no hace arte. Me resulta complicado desconectar del arte. Después de todo, cualquier acción que uno haga o vea realizar puede tener un componente artístico, ya sea cocinar, ver un partido de tenis, jugar al ajedrez o vestirse.
Cuando no estoy haciendo fotografías, me gusta mucho escribir. A veces combino pequeños textos con algunas de mis imágenes, pero a menudo veo la escritura como algo opuesto a la fotografía y completamente ajeno. Actualmente estoy escribiendo un libro de poemas que espero tener terminado este año. También me gusta escribir textos narrativos o de carácter más personal, a la manera de diarios de viajes o diarios íntimos. En un ámbito más privado, me gusta dibujar y pintar, escuchar música, ir a museos o ver películas. Y, sobre todo, me gusta leer.
Le gustará si conoce a... Mis referentes han sido muchos y de muchos campos, no solo de las disciplinas artísticas que practico. Por citar algunos: Marcel Proust y Fernando Pessoa (en literatura); Erik Satie, Arvo Part, Leonard Cohen (en música); Woody Allen y Paolo Sorrentino, del cine; Jorge Oteiza (escultura); William Eggleston, Stephen Shore, Alberto García-Alix , Bernard Plossu y Rinko Kawauchi (fotografía).
«Actualmente estoy escribiendo un libro de poemas que espero tener terminado este año. También me gusta escribir textos narrativos o de carácter más personal, a la manera de diarios de viajes o íntimos»
Respecto a la pintura, tal vez haya sido el tipo de arte que más me ha influido, especialmente en lo relacionado con la representación de las cosas y los lugares. Pintores como Vermeer, Chardin, Van Gogh, Cézanne o Giorgio Morandi han sido grandes referentes para mí. Lo que me emociona de sus obras es comprobar cómo la manera de mirar las cosas es la que puede dar sentido a las cosas mismas.
De una generación algo mayor que la mía, de los 30 a los 45 años aproximadamente, me interesa mucho el trabajo de un novelista y fotógrafo nigeriano-americano, Teju Cole , y de algunos artistas del ámbito nacional, como pueden ser el poeta-graffitero Batania, el fotógrafo italiano Federico Clavarino, la poeta y fotógrafa de Melilla Rocío Madrid o la artista gallega Julia Huete .
Qué se trae ahora entre manos. Estos días estoy trabajando en la publicación de un pequeño fanzine de 32 páginas titulado La fatiga. En él se incluirán 16 fotografías y un texto y, si todo va bien, podría salir a la luz el mes que viene. Se trata de mi primera publicación individual y ha sido difícil hacer la selección de las fotografías incluidas.
También estoy preparando una exposición financiada por el Museo de Arte de Pontevedra y que tendrá lugar a finales de 2021 probablemente. En ella se recogerá una gran parte de mi trabajo de este año próximo. Me gustaría que todo girara en torno a dos experiencias que para mí están muy relacionadas: la meditación y el caminar. Aunque está todavía en una fase muy temprana, mi intención es aproximarme fotográficamente a las diferentes formas de alcanzar una cierta paz de espíritu que tenemos las personas: la contemplación, la oración, el paseo o el peregrinaje.
Proyecto favorito hasta el momento. Las fotografías de las que estoy más orgulloso son mis fotografías íntimas. Espacios íntimos, objetos íntimos, momentos íntimos. Suelen ser las fotografías más sencillas... Y las más verdaderas. La cama en la que duermo cada noche, la mesa en la que como, la silla sobre la que me siento. Cuanto más íntimo es el motivo, más sincera es la fotografía.
¿Por qué tenemos que confiar en él? Me parece necesario reivindicar un tipo de arte que escape de la «actualidad». Si bien es interesante y necesario que existan artistas que se interesen por los problemas políticos y sociales actuales, no todos tenemos que realizar un arte que critica o protesta ante el statu quo. Creo que el arte es mucho más rico que eso. Personalmente, me interesa cultivar un arte que se aparta de la realidad y construye un refugio en el que cobijarse de la intemperie. Una forma de arte en la que el público pueda encontrar un lugar en calma, un lugar silencioso en el que estar tranquilo. Ya sea al ver una exposición o al leer un libro, el arte que me interesa no rechaza la forma, ni el placer, ni la belleza. No creo que haya nada de malo en buscar en el arte el bienestar.
¿Dónde se ve de aquí a un año? En mi casa, trabajando.
¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A A mi colega y excompañera de trabajo Rocío Madrid.
Defínase en un trazo.