Barcelona replica el arte a la fuga del enigmático Banksy
Una exposición reúne cien reproducciones a tamaño real de obras icónicas del grafitero
![«Girl And Balloon», una de las obras que reproduce la exposición](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/02/25/banksy1-kF3E--1248x698@abc.jpg)
El enigmático y esquivo Banksy, grafitero protesta que ha convertido el frío asfalto en barra libre de crítica política y denuncia de los desmanes de la sociedad contemporánea, abandona por unos días el empedrado húmedo de Bristol para acomodarse en el Espacio Trafalgar de Barcelona. O, mejor dicho, para dejarse acomodar, ya que en «The World Of Banksy», exposición que evoca el universo antisistema del británico, la autoría se disuelve en un magma colectivo y al final lo único original es el nombre del artista.
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Porque esto no es, aclarémoslo pronto, una exposición de Banksy, sino una muestra de reproducciones a tamaño real realizadas por una docena de artistas callejeros que recrea con todo lujo de detalles algunas de las obras más icónicas y celebradas del de Bristol. Una iniciativa que recuerda, por lo menos en apariencia, a esas experiencias inmersivas dedicadas a Van Gogh o Monet que están causando furor, y que adquiere con «The World Of Banksy» cierta dimensión conceptual.
![Interior del Espacio Trafalgar](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2020/02/25/xpo1-kAMI--510x349@abc.jpg)
Eso es, por lo meno, lo que sugiere Hazis Vardar, responsable de una exposición que llega a Barcelona después de recibir más de 150.000 visitantes en el Espacio Lafayette Drouot de París. «Él está en contra de los derechos de autor y del concepto de copyright», recuerda Vardar antes de subrayar que el artista ha dado el visto bueno a quienes copian su trabajo «siempre que sea para difundir el mensaje». «No sabemos si iba por nosotros, pero dicho queda», añade.
Tamaño natural
Con todo, «The World Of Banksy», como todas las exposiciones dedicadas al británico, no está autorizada por el artista, pequeño inconveniente que no impide que las tres plantas del Espacio Trafalgar, antiguo museo de la automoción de Barcelona, sigan sus pasos por Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Israel y Palestina. Un mapamundi del descontento que, pese a estar a cubierto, intenta mantener el espíritu callejero con un sistema de megafonía generoso en sirenas, acelerones y frenazos.
«Si el grafiti cambiase algo, sería ilegal», leemos en una de las primeras paradas de un viaje que cubre prácticamente dos décadas de creación y denuncia y que da buena cuenta de las obsesiones de un Banksy que lo mismo echa mano de sus omnipresentes y alegóricas ratas que retrata a policías británicos en actitudes comprometidas o carga contra el militarismo. Junto a las obras no figura el nombre del artista que las ha recreado, pero sí que aparece el momento y el lugar en el que fueron creadas, subrayando así el carácter efímero de unas piezas de las que en muchos casos solo queda la copia.
![Réplica de la habitación de Banksy en el Walled Off Hotel de Belén](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/02/25/banksy13-kAMI--510x349@abc.jpg)
«Hasta ahora, las exposiciones de Banksy reproducían las obras en cuadros, pero no es lo mismo que verlas directamente en un muro y en tamaño real. Las emociones cambian», destaca Vardar en un intento por destacar la singularidad de una muestra agrupada geográficamente alrededor de París, Gran Bretaña y Estados Unidos, los tres lugares en los que más se ha prodigado.
Y por más que «The World Of Banksy» también recurra al marco de toda la vida para mostrar piezas como sus variaciones sobre la libra esterlina o esa «Napalm (Can’t Beat That Feeling)» con la que reinterpretó de forma siniestra la foto de Kim Phuc durante la Guerra de Vietnam, lo cierto es que las reproducciones de obras icónicas como «Flower thrower», «No Ball Games», «Girl And Balloon», «Kissing Coppers» o«Stop Me Before I Paint Again» presiden las salas con port de original.
Lo mismo ocurre con el tramo final, dedicado casi por completo a los nueve murales que dibujó en 2005 en el muro que separa Israel de Palestina para, en sus propias palabras, «fomentar el libre discurso y el mal arte». En Barcelona, este último apartado se completa con la réplica de una habitación del Walled Off Hotel de Belén decorada con su polémica guerra de almohadas entre un policía israelí y un palestino. Sólo falta que lleguen las pantallas para los audiovisuales, bloqueadas en China, para que el enigma de Banksy eche a rodar en la capital catalana.