La moneda que vino del tesoro de Rande

Los niños de una familia inglesa jugaban con ella hasta que se ha descubierto su gran valor, unos 280.000 euros

Moneda acuñada en 1703 con la efigie de la Reina Ana ABC

Luis Ventoso

El tesoro submarino de Rande data de la batalla naval en la Ría de Vigo del 23 de octubre de 1702 . Las escuadras hispano-francesa y anglo-holandesa se enfrentaron por el oro y plata que los galeones españoles traían desde Cuba. Aquel botín forma parte del imaginario colectivo. En «20.000 leguas de viaje submarino», Julio Verne fabuló con que el capitán Nemo financiaba sus proyectos con el oro de Rande.

Los galeones españoles, comandados por el almirante Manuel Velasco y Tejada, tenían como destino original Cádiz. Pero un barco adelantado fue enviado al puerto andaluz por precaución y regresó con el aviso de que allí se preparaba una celada inglesa. Vigo fue la alternativa, aunque al final los ingleses se percataron del cambio. Al mando de sir George Rooke, atacaron a la flota española donde hoy se levanta el gran puente de la autopista AP 9. Antes de la batalla, los españoles ya habían logrado desembarcar en Redondela el grueso del cargamento, más bien plata que oro. La batalla, enmarcada en la Guerra de Sucesión española , fue brutal. Murieron 2.000 marineros del bando franco-español y 800 del anglo-holandés.

En realidad aquella campaña fue mala para los ingleses, que fracasaron en Cádiz. Como propaganda para camuflar su derrota, en 1703 acuñaron una corta serie de monedas fabricadas con el oro robado en Rande . Fueron veinte, de 42 gramos cada una y con valor de cinco guineas. En su cara llevaban la efigie de la Reina Ana y la palabra «Vigo» en capitulares. Solo quince estaban localizadas y ahora ha aflorado una más en Bishop’s Storford, pequeña población de 38.000 habitantes , a 56 kilómetros al noroeste de Londres.

«Se fue a su coche, un Polo que estaba en el aparcamiento, y empezó a dar gritos de alegría», así describen en la casa de subastas Bonnington la euforia de un vecino de Bishop’s, que permanece en el anonimato, tras descubrir que una moneda con la que habían jugado a los tesoros durante treinta años en su hogar era una de las de la Reina Ana . En 2012, una idéntica fue vendida en subasta por 336.000 euros. Lo mismo ocurrirá con esta en la puja del 16 de noviembre, con un precio de salida de 250.000 libras (280.000 euros).

El propietario, un trabajador casado padre de un hijo, ha relatado la peripecia. Comenzó hace 30 años, cuando su abuelo, un coleccionista numismático que había recorrido mundo, le hizo un regalo: « Me dio una bolsa de monedas para que jugase al tesoro del pirata. Con el tiempo, pasaron a unas cajas y fueron olvidadas. Las redescubrí cuando él murió. Volví a mirarlas, las puse en un pequeño cofre del tesoro y se las di a mi hijo. Mi pequeño jugaba con ellas como yo muchos años atrás».

Al reparar de nuevo en las monedas, decidió comprobar si podía valer algo. Así que acudió a una casa de subastas con varios soberanos. El experto le recomendó guardarlos como inversión a futuro . Pero en la conversación, el cliente le contó que tenía también una moneda de la Reina Ana, aunque estaba seguro de que era una copia. El especialista le invitó a traerla. Volvió a la hora y media y su vida cambió. «Noté al momento que era auténtica –dice el numismático-, todo era correcto, incluido el peso». Lo siguiente fueron ya los gritos en el parking.

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