Puy du Fou España se muestra al mundo con El Cid y Lope de Vega como puntas de lanza

Tras el éxito de su espectáculo nocturno «El sueño de Toledo», la compañía francesa abrió este sábado las puertas al parque temático diurno, que espera atraer un millón de visitantes en pocos años

César Cervera

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En la entrada del parque no está Marty McFly ni ningún robot enviado por John Connor al pasado, ni siquiera algún representante del Ministerio del Tiempo . La gente de Puy du Fou usa herramientas para regresar al pasado menos sofisticadas, más artesanales, pero igual de efectivas que un centenar de DeLorean. Como todo buen mago, los creativos del parque situado a las afueras de Toledo van añadiendo pistas de lo que está por venir, in crescendo, hasta que rompe la música de tonos épicos y salen los viajeros de otra época. O más bien, de unas cuantas .

Tras el éxito de su espectáculo nocturno «El sueño de Toledo» , la compañía francesa abrió este sábado en la capital manchega las puertas del parque temático diurno, que espera atraer un millón de visitantes en pocos años. «Nuestro objetivo es que la gente salga de los espectáculos frotándose los ojos ante lo que parece un sueño cobrando vida», afirmó Erwan de la Villéon , vicepresidente de Puy du Fou España, en un acto tan multitudinario como lo permitieron las restricciones por el Covid. Desde marzo hasta principios de noviembre, cualquier amante de la Historia puede acceder (si las limitaciones de cada comunidad lo permiten) al parque por un precio de 27 euros la entrada general y otros 24 euros si, además, quiere asistir por la noche a «El sueño de Toledo» , que se muestra solo los fines de semana.

El cuidado por los detalles es lo que hace diferente a este grupo francés del resto de parques temáticos

A imagen y semejanza de su versión gala, el parque toledano está concebido como una experiencia inmersiva donde el visitante se mezcla con la naturaleza y la Historia. El herrero anda entretenido con la fragua; los maestros de caligrafía con los pergaminos... Es difícil, casi imposible, sacar a los personajes de su papel. Nada es de cartón piedra, y nada está ahí simplemente de adorno. El cuidado por los detalles es lo que hace diferente a este grupo francés del resto de parques temáticos. Cuatro aldeas, el Askar andalusí, la Puebla Real, la Venta de Isidro y el Arrabal , con exhibiciones de artesanía y lugares de restauración dedicados a distintas culturas, son la antesala de los cuatro espectáculos, tres en interior y dos exteriores, que dan el pistoletazo de salida al parque en sí.

Sin rigor histórico, pero con fantasía y épica

Cada uno de estos espectáculos dura alrededor de 30 minutos, con varias funciones al día dependiendo del número de espectadores que haya en ese momento dentro del parque. El visitante puede organizar su propio itinerario y asistir en el orden que quiera a los cuatro eventos. Si por el camino tiene hambre, se puede meter en uno de los pueblos o sentarse en una de las mesas de madera que saltean el recinto. Ancha es Castilla…

Cierto es que el primer día, entre pascuas y ramos, entre inauguraciones y prisas... la batalla por hacerse con alguna de las comidas con nombre rimbombante, por ejemplo la hamburguesa medieval (bien caramelizada) o la imperial XXL, estuvo más reñida que algunas batallas de la Reconquista. Cosas de los estrenos, o si no que se lo digan a John Hammond y su Parque Jurásico ...

De la nube de actores, bailarines y especialistas de aire insultántemente juvenil que hace unos meses ultimaban los ensayos, ya no queda más que caballeros armados, damas de la corte castellana y reyes ingratos. El primero de los nuevos espectáculos se titula 'El último cantar' y representa bajo el techo de un enorme castillo la vida de El Cid Campeador, un personaje entre el mito y la historia. Una grada giratoria, con una capacidad de acoger a 2.050 personas, es el recurso narrativo para contar las peripecias del caballero castellano a través de siete escenarios que repasan desde su juventud a su muerte en Valencia .

«Sudor, polvo y acero», repiten los personajes de esta triste balada medieval. Hay bailes. Hay peleas. Hay sonido propio de una superproducción de Hollywood. Y hay unos efectos ópticos que hacen dudar al público sobre si es el escenario el que gira o son ellos quienes lo hacen. El rigor histórico brilla por su ausencia, pero entre fantasías y un guion más sencillo que un botijo pero efectivo, no se le echa en falta. Las producciones de Puy Du Fou no son las de unos historiadores o académicos, ni falta que hace: son artistas, ilusionistas.

Aparece un caballero de brillante armadura en escena. Ahora, un caballo. Luego, un ejército almorávide. ¡Sorpresa! Ahora una playa en Toledo... Un castillo escondido tras un caserón. Un poema. Un mundo en miniatura.

El respeto por la historia de España

Decía Lope de Vega , el de carne y hueso, que había que ir a Toledo a conocer a la «gente noble, entendimientos raros, damas siempre hermosas...». No está claro en qué categoría entraría el homenaje toledano que le dedica Puy Du Fou España , 'A pluma y espada', pero seguro que el aparatoso ego del poeta, soldado y aventurero hubiera quedado bien saciado con este espectáculo de interior. La trama arranca con la irrupción del poeta, «un monstruo de la naturaleza», en una corrala donde un rival, «un felón», está estrenando una obra copiada.

Esta aventura de espadachines y pícaros recorre en un tono ligero escenarios tan variopintos como la Armada Invencible, una cárcel o la Plaza de Zocodover . 200 personas participan en un homenaje al Siglo de Oro al estilo de los Mosqueteros de Dumas o el Alatriste de Pérez-Reverte con los caballos como elementos estrella y el choque de aceros todo el rato clavado en el oído.

El tercer espectáculo novedoso es la gran aventura de Cristóbal Colón, bajo el título «Allende de la mar océana», con un viaje inmersivo por la historia del navegante y su travesía al Nuevo Mundo. Un trayecto a pie por escenarios, actores y efectos especiales que permiten al espectador vivir de cerca la entrevista del descubridor con la Reina Isabel la Católica , su paso por la taberna del Puerto de Palos, su navegación en la Nao Santa María y hasta su llegada a América, donde le está esperando un soleado Caribe con pocas ganas de ser colonizado. Lo de caminar y caminar es la tónica en el parque. Ya se sabe que no se tomó Toledo en un credo.

Del espectáculo descubridor sale el público emocionado, una pizca mareado (por el efecto de la larga travesía), abrumado por la crudeza vivida en las bodegas de los barcos y hasta algo mojado por las olas. En este particular pasaje del terror no falta ni siquiera la Reina, quien reclama a Colón, en este caso fiel a la Historia , que en las nuevas tierras trate con cuidado y respeto a la población indígena. La exigencia de la Monarca es real. Punto a favor del parque y del cariño con el que tratan la historia de España en sus escenas.

Si Puy Du Fou España ha podido abrir en tiempos tan complicados ha sido gracias a las medidas excepcionales de higiene y reducción de aforo, solo el 30% de su capacidad y amplias zonas del público restringidas

Sorprende ver a Isabel la Católica con una mascarilla en la boca, pero hay que reconocer que, en general, los tiempos que corren, los «tiempos de la peste», son harto extraños. Lo que antes se llamaba normal empieza a ser lo excepcional, y lo excepcional algo cotidiano, que es donde mejor se desenvuelve el parque. Si Puy Du Fou España ha podido abrir en tiempos tan complicados ha sido gracias a las medidas excepcionales de higiene y reducción de aforo: solo el 30% de su capacidad y amplias zonas del público restringidas. Las gradas se limpian tras cada sesión, el aire del teatro interior se renueva constantemente con el mismo sistema usado en el hospital improvisado de Ifema y, lo que no es menos importante, los actores y especialistas son sometidos a pruebas PCR cada semana.

Los altibajos del estreno

'Cetrería de reyes' es el nombre del espectáculo al aire libre y una versión a menor escala del más elogiado del parque homólogo en Francia. Una exhibición aérea para 2.500 espectadores inspirada en el Califato de Córdoba y concebida como un choque amistoso entre la tradición musulmana y la tradición cristiana de cetrería. La escena histórica tiene lugar tras la batalla de Simancas, cuando el califa Abderramán III propuso a los cristianos una tregua, a lo que el Conde Fernán González de Castilla respondió con un regalo: un águila real.

Tras este gesto galante, Abderramán III y su invitado rivalizan en una justa pacífica con más de 200 aves sobrevolando al público. Se desencadena así el espectáculo más integrado en la naturaleza, con los montes toledanos a modo de postal de fondo y la lluvia o el sol, si toca, recordando al visitante que todo es muy real. Lo que aquellos personajes históricos se dicen en la obrilla da bastante igual, pues lo de tener a buitres enormes y a halcones peinando las cabezas del público mantiene la vista y el oído ocupados en otros lares más emplumados.

Se intuye en estos primeros días que algunas aves andan algo despistadas y poco interesadas en el espectáculo, los animales se dispersan o no acuden tan raudos a los brazos de sus adiestradores. La experiencia del parque francés apunta a que con el paso de las funciones mejorarán y las aves más díscolas, o simplemente menos adiestradas, entrarán por el aro en lo que no solo es un pasaje circense, sino el proyecto acreditado durante décadas de un refugio para aves protegidas. Lo mismo ocurre con los paisajes, camino a reverdecer y los árboles a crecer, pero que de momento no han alcanzado la promesa inmersiva que quiere ser este parque de más de 30 hectáreas naturales. Hay todavía demasiadas cicatrices de excavadoras y mordiscos en los montes. Falta años para llegar al nivel francés de ensoñación.

En las noches de los fines de semana (seguramente ampliable a algunas veladas de verano), 'El sueño de Toledo' seguirá siendo la guinda del parque con una entrada aparte. El espectáculo nocturno cuenta, como cada año desde hace tres, con novedades en bailes, decorados y con un aumento del aforo de 4.000 a 5.000 butacas después de que en la pasada temporada se agotara rápidamente la oferta anual. Hasta el momento, el parque lleva invertidos 183 millones de euros en la ciudad manchega y calcula una inversión de otros 60 millones de euros para alcanzar una plantilla de 2.000 empleados en 2028.

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