Cádiz CF

El camino a seguir

El ímpetu derrochado durante la segunda parte ante el Espanyol y ese jugar, por fin, desprovisto de tenazas en busca de la portería contraria, con las líneas adelantadas y el conjunto compacto son claves

No es la temporada del Cádiz CF: los hados de la fortuna nos han abandonado

El Cádiz CF ofreció una buena imagen en el segundo tiempo ante el Espanyol. F. J.
Pepe Reyes

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No es la temporada del Cádiz CF. Al margen de las muchas carencias futbolísticas, de los múltiples errores de planificación, de determinantes y prolijos fallos individuales, también los hados de la fortuna nos han abandonado. Esos postreros segundos, decisivos para amarrar el codiciado botín de los tres puntos, se han vuelto esquivos y traicioneros, fatídicos y cleptómanos, crueles y despiadados con los intereses amarillos.

Tanto trabajo, tanto sacrificio, tanta tensión derramada sobre el campo, tanta angustia desangrada por la grada, para, al cabo, concluir con el mazazo inopinado del gol visitante. Mayúscula decepción que cuenta ya con enojosos precedentes esta misma temporada. Frente a Osasuna, Villarreal y ahora ante el Espanyol, nuestro equipo se ha dejado la friolera de siete puntos en los instantes finales, lo que supone una cifra incompatible con la ansiada aspiración de permanencia.

De haberlos contabilizado, pues casi lo teníamos en la mano y lastimosamente se escaparon en los más aciagos de los epílogos, la posición en la tabla sería muy distinta y la confianza en la obtención del objetivo se hubiera visto fortalecida. Pero cuando las cosas vienen mal dadas, todo parece que se derrumba. Pero esta última vez, al menos, la afición pudo encontrar el cuádruple desahogo de la unísona, desgarrada, liberadora exclamación de ¡gol! Y aunque tan solo dos subieron al marcador, ese ejercicio expansivo de tensiones acumuladas durante meses bien valió el partido.

Y también lo valió la constatación de una imagen renovada del equipo, que tras una primera parte desastrosa cambió por completo en la reanudación cuando tocó zafarrancho desesperado de remontada y empleó todo su empeño, su entrega y su fe en tan ardua e inaplazable causa. A pesar de las evidentes limitaciones y a la espera de los siempre pendientes refuerzos, el ímpetu derrochado durante la segunda parte y ese jugar, por fin, desprovisto de tenazas en busca de la portería contraria, con las líneas adelantadas y el conjunto compacto, es el camino a seguir. Senda que ha de servir de guía en estos decisivos duelos que nos aguardan.

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