Cádiz - Osasuna
Las manos matan al Cádiz (2-3)
Un doblete de Álex queda en nada tras beneficiarse el Osasuna de dos penaltis y un error defensivo en el descuento
Partido de locos entre dos rivales que a falta de tres minutos del descuento iban a firmar el tercer empate en tres partidos. Y hubiera sido lo más justo porque el Cádiz no se mereció perder después del derroche físico y de oportunidades que tuvo ante un Osasuna que aprovechó las manos, todas las manos. Tanto las que no se pitaban como las que ahora se revisan por el VAR. Así está el fútbol de hoy en día y a él hay que acostumbrarse.
Perdió el Cádiz en el descuento por un córner concedido por Fali, que hasta ese momento era un valladar, pero se vino abajo en el peor momento. Le faltó al Cádiz tablas para mantener el 2-1 y le sobró nervios al final para acordar el empate ante un equipo de Arrasate que se las sabe todas.
Fiel a sí mismo, Álvaro Cervera rompió algún que otro esquema y varió parcialmente su alineación respecto a la que sacó de inicio en el campo del Betis. Por cambiar, cambió hasta el dibujo y dio entrada a Iza para sentar a Perea y contra pronóstico se olvidó de Jonsson para darle la responsabilidad del orden ofensivo a Álex, que se situaba en la sala de máquinas junto al chileno Alarcón, inamovible por lo que parece. ¿Era esto un guiño a un juego algo más ofensivo por ser anfitrión o un brindis al sol de cara a un Osasuna que hace de la presión alta su modo de vida? Se vería en los siguientes 90 minutos.
Y lo que comenzó viéndose fue a un Cádiz con un triple pivote en el centro del campo con Álex como organizador e Iza y Alarcón como escuderos y unas bandas abiertas con Salvi y Lozano como estiletes. La guerra la había previsto Cervera en el centro del campo y combinó fuerza con velocidad para darle la batalla a un Osasuna que poco le importó lo que veía en frente con tal de hacerse con el balón desde el pitido inicial.
Metió tanta gente en la medular que el encuentro, en sus primeros compases, se embrolló demasiado. No le vendría mal del todo esto al Cádiz, que mientras más minutos pasasen sin que ocurriera nada, más se iba haciendo al nuevo traje diseñado por su artista.
Y el caso es que tras varias aproximaciones sin peligro alguno del Osasuna fue el Cádiz quien, por mediación de Álex, el primero en advertir. El pelirrojo recibió un balón en campo propio de Tomy Alarcón, y partiendo desde la izquierda se fue centrado para armar su pierna derecha y soltar un pequeño latigazo que Sergio Herrera detuvo sin problemas. Esto es el Cádiz , con doble pivote o con triple. Ya estaba la grada, ansiosa, encendida con su equipo.
Gol de Álex, que empieza y acaba la jugada
Y más que se iba a encender a los pocos minutos con una internada explosiva de Salvi que coronaba el sanluqueño con un caramelito a la zona de remate donde no llegaba Negredo en primera instancia pero sí Álex, que desde atrás y con su zurda batía a placer a un vendido arquero rojillo.
Había pasado el primer cuarto de hora y el Cádiz empleaba su gol para terminar de estirarse y quedarse cerca del segundo después de una nueva internada de Salvi (¿cómo no quererlo!) que acababa con un centro al primer palo al que no llegaba por poco el Choco Lozano. Los amarillos habían abierto el tarro de sus esencias y el estadio terminaba de llevarlos en volandas.
Pero tanta algarabía no es siempre aprobada por Cervera, que mandaba atrás al equipo ante tanta euforia. Y llevaba razón porque el Osasuna reaccionó rápido y lo hizo con un disparo de rosca de Kike García al que contestaba Ledesma con un palomitón que enviaba el balón a saque de esquina.
Pasado este intercambio de golpes volvía la normalidad y el Osasuna volvía a hacerse con el balón para alivio de Cervera y lógica aquiescencia de la grada .
Se gustaba el Cádiz y gustaba a los suyos. Las contras se hacían con cabeza y era Álex el que solía abanderarlas. En una de ellas,
el madrileño lanzó al espacio pamplonica a Espino que, con su derecha, se sacaba un centro fabuloso que buscaba sin encontrarla la cabeza de Iza, que majestuoso había llegado al ataque aunque sin superar los centímetros del defensa rojillo que se interpuso en su vuelo. Carranza vibraba y le tocaba a los suyos palmas por alegrí as , las que ha recuperado este estadio.
El Cádiz hacía hacía suyas las declaraciones de su jefe cuando contestó a Pellegrini y se encerraba en la recta final de la primera parte con diez hombres defendiendo cerca de su área a cara de perro y solo Negredo, y por la edad, mirando desde el centro del campo fijando a los centrales eso sí.
Recién cumplido el 45' Carranza tragó saliba tras una llegada por la banda de Nacho Vidal, que amagaba el centro y dejaba en el suelo al Pacha para dar un pase atrás a Darko que este resaprovechaba con un disparo enviado a saque de esquina por la muralla amarilla.
Obligado por el resultado, el Osasuna salió con más presencia en campo gaditano aunque sin excesiva mordiente. Cervera, previsor, dejaba en el vestuario a los amonestados Haroyan y Lozano y metía a Cala y Perea.
Empate y reacción con VAR
Era lógico que las cosas se complicasen y para eso eso vino el VAR, que detenía el juego para chivarse de unas manos de Akapo que el trencilla no dudó en pitar tras revisarlo. Desde los once metros Kike García mandaba el balón al fondo de las mallas pese a la gran estirada de Ledesma.
Media hora quedaba por delante y el partido comenzaba de nuevo hasta que de nuevo entraba en juego el invento del maligno, el VAR, que reabría un nuevo caso en el área rojilla por manos dentro del área que Álex resolvía con tremenda frialdad como tiene acostumbrado al personal, que cantaba, ahora sí, '¡Esto en Cadi y aquí hay que mamar!'
De nuevo el once gaditano dominaba en el marcador y se adentraba en una recta final de partido que sería de infarto. Para esos minutos, Cervera retiraba a Negredo y sacaba Andone.
No se encerraba el Cádiz, que gracias a Perea, Álex, Iza y el arrojo de los restantes se mantenía erguido y fuerte y sin esconderse del balón ante un Osasuna que a base de empuje metá a los de Cervera en su campo. También había metido calidad y 'punch' Arrasate, que desde el empate de su equipo tenía sobre el campo al Chimy Ávila, pero no fue este sino Kike García el que con un zurdazo raso enviaba el balón a la cepa del palo tras un pase filtrado por Roberto Torres.
Sufría el Cádiz como era normal y Ledesma resolvía con sus salidas de puños algunos centros comprometidos de un Osasuna que lo intentaba por tierra y aire.
Intentaba respirar Cervera dando entrada en el ataque a Osmajic para que compartiese la delantera con Andone, pero más allá de alguna contra que otra sin mucho resultado, lo cierto es que apenas se notó dicha presencia montenegrina pese a las explicaciones particulares que ambos recibieron en un momento en el que el Cádiz le ganaba segundos al crono. Por esa explicación o por otro, el caso es que Osmajic tuvo cerca la sentencia tras encontrarse un balón suelto en el área y driblar con la derecha a Aridane y engatillar con la izquierda para mandar el balón alto en una jugada que levantó al público.
Fue esa oportunidad la última antes que el Osasuna volviera a beneficiarse de unas manos de Cala dentro del área para que se señalase la tercera pena máxima de la noche que resolvería en el 90' Roberto Torres.
El empate dejaba el estadio enmudecido y al Cádiz tocado, algo que aprovechó el Osasuna para terminar de rematar la faena. La defensa amarilla era presa de los nervios y Fali manchaba su gran partido concendiendo un saque de esquina, el undécimo para los rojillos, que sería cabeceado llegando solo en el segundo palo por David García en el ecuador del añadido.
Ledesma salvaba del cuarto con otra monumental estirada a disparo de Rober Ibáñez, pero por entonces el Cádiz, tras una paliza encomiable, era carne de derrota, la primera de la Liga e injusta por los méritos de unos y otros.