Era la hora de la verdad y España no estuvo a la altura. Le sobró bisoñez y le faltó el oficio que tuvo Francia, una selección en decadencia, es cierto, pero todavía competitiva. Desde luego, lo suficiente como para enterrar los sueños de la selección española, a la que le faltó cuajo y saber estar. Demasiado plana, sin esa sabiduría que se necesita para descifrar las entretelas de los partidos de alto rango, acabó perdiendo en los últimos diez minutos, tumbada por dos viejas glorias de 'les bleus': Viera y Zidane, que seguirá jugando al fútbol al menos un partido más.