El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha lanzado todo tipo de mensajes a Batasuna para que dé pasos con el fin de lograr la legalización, pero sus llamamientos han sido desoídos. Propuso que cambiara de nombre y presentara nuevos estatutos en el Ministerio del Interior, reclamó que hiciera una «condena expresa» de la violencia y condicionó la apertura de un diálogo político a que volviera a la legalidad. Todas las tratativas fueron desdeñadas por los dirigentes del partido ilegal. Esta obstinación se ha convertido, en opinión del Ejecutivo, en uno de los mayores obstáculos para avanzar en el proceso de paz.