El Barça conquistó la decimoctava Liga de su historia, la segunda consecutiva, tras imponerse al Celta en Balaídos gracias a un tanto de Samuel Etoo. Un título que los azulgrana ya tenían en el bolsillo en el descanso gracias a la derrota del Valencia ante el Mallorca. Los azulgrana sólo necesitaron 45 minutos para proclamarse campeones. Un beneficio gestado durante todo un campeonato. Gracias a esa ventaja, los azulgrana se sabían triunfadores al entrar en el túnel de vestuarios. Mientras los titulares estaban impasibles, el resto de los jugadores empezaba las celebraciones cuando todavía faltaba toda la segunda mitad del partido ante los vigueses.