Todavía retumban en Roma las palabras que el padre Cantalamessa pronunció el Viernes Santo ante el Papa: «Cristo todavía sigue siendo vendido, ya no al sanedrín por 30 monedas, sino a editores y libreros por miles de millones de monedas. Nadie conseguirá parar esta ola especulativa, que incluso re-gistrará un auge con el estreno de una conocida película». Se refería, por supuesto, al famoso Código Da Vinci, el libro de Dan Brown llevado al cine que cuestiona varias creencias cristianas y pone verde al Opus Dei. Pero, lo que es la vida, justo ese día extendían el cartel de la película más grande de toda la ciudad... sobre la fachada de la Iglesia de San Pantaleón, en pleno centro. Y no precisamente gratis, claro. Roma podía temblar con las palabras del padre Cantalamessa, pero casi le llamaba más la atención el cartelón.