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El código engaña al párroco
El Vaticano logra retirar de la fachada de una iglesia romana un anuncio de la película basada en la polémica novela de Dan Brown
Actualizado: GuardarTodavía retumban en Roma las palabras que el padre Cantalamessa pronunció el Viernes Santo ante el Papa: «Cristo todavía sigue siendo vendido, ya no al sanedrín por 30 monedas, sino a editores y libreros por miles de millones de monedas. Nadie conseguirá parar esta ola especulativa, que incluso re-gistrará un auge con el estreno de una conocida película». Se refería, por supuesto, al famoso Código Da Vinci, el libro de Dan Brown llevado al cine que cuestiona varias creencias cristianas y pone verde al Opus Dei. Pero, lo que es la vida, justo ese día extendían el cartel de la película más grande de toda la ciudad... sobre la fachada de la Iglesia de San Pantaleón, en pleno centro. Y no precisamente gratis, claro. Roma podía temblar con las palabras del padre Cantalamessa, pero casi le llamaba más la atención el cartelón.
No es que sea culpa del párroco; la gestión es del ministerio de Interior, propietario del templo, y la obra de restauración la lleva la Superintendencia de Bienes Culturales, pero ya tiene poco arreglo. La Iglesia de San Pantaleón, la verdad sea dicha, nunca ha sido muy frecuentada.
Se levanta en Corso Vittorio, en la concurrida callejuela que lleva a la Piazza Navona, y los turistas suelen pasar de largo porque es una más del millar que hay en Roma.
Sin embargo, estos días le hacen fotos. La publicidad se exhibe sobre una superficie que cubre los andamios y reproduce la imagen de la fachada, una técnica muy usada en Roma para sanar el impacto visual. Se le suele añadir un anuncio para financiar los trabajos, pero la verdad es que suele ser más modesto. Esta Gioconda casi se sale del edificio.
Al final, se corrió la voz y la Vicaría de Roma ha montado en cólera, aunque ha tardado diez días en enterarse. «Pegar este cartel en la fachada de una iglesia es una provocación», ha dicho indignado monseñor Marco Frisina. El obispado ha exigido que sea retirada de inmediato.
El sacristán, de una comunidad escolapia con un rector español, Adolfo García Durán, ayer tenía un disgusto enorme. «Nos han engañado, han abusado de nuestra confianza, dimos el permiso para una publicidad y vimos un boceto, pero no sabíamos que era ésta», explicaba consternado.
Ayer, la Iglesia Católica se salió con la suya. El Gobierno de Italia aceptó sus quejas y retiró el enorme cartel publicitario de la fachada.