Silvio Berlusconi no da su brazo a torcer. Ayer, tras su entrevista con el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, Il Cavaliere manifestó que «el resultado electoral debe cambiar». Insistió en que hubo fraude y que tiene fe en que se modifique lo dicho por las urnas. Por eso espera la verificación de los votos impugnados, unos 70.000, porque no entran en la revisión los nulos, y se niega ha llamar por teléfono a Romano Prodi para felicitarle por la victoria. Sí lo han hecho, por el contrario, algunos líderes extranjeros, como el presidente francés, Jacques Chirac, que se comunicó ayer por la mañana, y en cambio otros de peso como Bush o el Papa aguardan que el panorama se aclare. En una intervención dura, el ex presidente de la República Francesco Cossiga, que ha apoyado a Berlusconi en las elecciones, le aconsejó ayer «hacer un último servicio al país, reconocer la derrota e irse a las Bahamas» para desbloquear la situación.