El primer ministro francés, Dominique de Villepin, zanjó ayer los rumores sobre su dimisión por la crisis del contrato juvenil al mostrarse dispuesto a «librar hasta el final la batalla a favor del empleo». La declaración del jefe del Gobierno, que separó su destino personal de la suerte del Contrato Primer Empleo (CPE), no apaciguó a los estudiantes contestatarios, que multiplicaron los cortes de circulación rodada y ferroviaria en apoyo al ultimátum sindical para la abolición de la reforma antes del próximo día 17.