Con 'C' de Cádiz

«Un taxista en Zaragoza me cambió la vida»

Su 'kebab del Marbella' ya anda bien solito, pero sólo él sabe las que pasó y los menús que regaló en sus comienzos para echarlo a rodar

Irfan, o Fran, como le llaman en Cádiz, en la puerta de su establecimiento hostelero en la calle Fernández Ballesteros.

Alfonso Carbonell

Irfan Haider ( Gujranwala , Pakistán, 1972) es un emprendedor con el que da un inmenso gusto sentarse a hablar de cualquier cosa, pero sobre todo, de esas que remueven la conciencia, profundas, interesantes, peliagudas y hasta cierto punto, y sin el cierto, peligrosas en un ... mundo regido por unas leyes coránicas que para 'Fran' son vilmente malinterpretadas por un terrorismo islámico al que maldice por la imagen que ofrece de un islam que para él es todo amor y servicio al prójimo.

Fran se abre en la entrevista, pero se termina de abrir con suma libertad una vez que me ve dar al stop de la grabadora. En parte es lógico, son muchos años viviendo cerca de gente que asesina en el nombre de una palabra que él ama. Hablamos, entre otras muchas cosas, de suníes y de chiíes, una supuesta rivalidad en el mundo islámico que tampoco entiende puesto que él mismo está casado con una chií siendo él suní.

De lo divino y de lo humano charlamos durante más de una hora a los pies de su negocio en Cádiz, el primer kebab que se abrió en PuertaTierra puesto que él desde que aterrizó en esta tierra es un beduino más, un término que no dominaba pero que aprueba con orgullo. Irfan, o Fran, como se le llama desde sus primeros días en esta ciudad que tan bien lo acogió, comanda uno de los mejores kebabs de la ciudad, el Shanza Doner Kebab pero al que todo el mundo conoce como el 'kebab del Marbella', un lugar de comida rápida que se ha consolidado en la zona de marcha no sin haberlo pasado mal en sus inicios.

-De Pakistán a Cádiz hay una mijita, pero antes de decirme cómo acaba aquí, cuénteme cómo fueron sus primeros pasos en la vida, allí en su país. ¿Y cuánto tiempo se pega allí antes de volar?

-Yo abandono mi país cuando tenía 17 años. Antes me dedicaba a lo que hacían todos los chicos, a estudiar y era bueno haciéndolo. También fui un gran deportista jugando al críquet y al bádminton.

-Dos de los deportes nacionales allí tengo entendido, ¿no?

-Exacto.

-¿Cómo era y es su ciudad natal? Para situarnos, ¿a cuánto estaba de la capital Islamabad?

-Estará a unos 200 kilómetros. Mi ciudad, Gujranwala, es muy bonita; no tiene playa pero tiene dos lagos que nos hace tener un clima muy especial porque cuando está lloviendo en todo el país en mi ciudad no lo hace. Tenemos un microclima por esos dos lagos y porque estamos en lo alto.

-Supongo que dejó familia allí. ¿Cada cuánto va a verla?

-Me gusta ir todos los años una vez al menos, pero con el 'corona' ahora llevo ya cuatro años sin ir.

-Ha dicho que no se le daban mal los estudios. ¿Qué materia le gustaba más? ¿Fue a la universidad?

-Me gustaba la historia. Conozco muy bien la historia del mundo e intento estar informado de todo. Y en cuanto a la universidad, sí, era mi intención, pero ya con 16 años comienzo a querer salir del país.

-¿Cómo se da esa salida de Pakistán? ¿Lo hace solo o con sus padres?

-Pues mira, salgo de Pakistán con la idea de seguir estudiando, pero cambio el chip del tirón porque tenía a muchos primos en Europa con sus negocios y en cuanto los veo disfrutar, poniendo fotos en el móvil de lo que hacían y eso, me entran las ganas de estar haciendo lo mismo que ellos. Me voy solo.

-¿Y los estudios a la venta?

-jaja Claro, claro. Con el enfado de mis padres, por supuesto, que querían que estudiase.

-¿Y dónde comienza a trabajar?

-En Barcelona, donde viví seis años. Aunque primero empecé como un trabajador más en un negocio. Estuve aprendiendo más aún.

-¿Con sus primos?

-No, no. En un restaurante que se llama El chipirón y que está en el Maremagnum, frente a la estatua de Colón de Barcelona. Es muy famoso porque es un gallego y vendía un buen pescado de su tierra.

-¿Cómo fueron esos seis años en Barcelona?

-Muy bien; trabajando mucho y luchando poco a poco para ir aprendiendo el negocio.

-¿Con quién vivía? ¿Con sus primos?

-No, yo tenía mi propio piso. Soy un tío luchador y me gusta pelear la vida solo. Esa es mi costumbre.

-¡Qué bueno! Iba con ahorros, supongo.

-'Aro'.

-Una vez que ya empieza a trabajar y deja oficialmente aquello de la universidad, ¿qué le dicen sus padres desde Pakistán?

-Se enfadaron al principio, pero dejaban todo en mi mano, que yo decidiera.

-¿Cómo se lleva la religión en su país? ¿Cómo se divide la población por creencias?

-La mayoría somos musulmanes, más del 80% de la población, pero hay libertad. Hay cristianos, hindúes, sijes, que vienen de India y son seguidores del Gurú Granth.

-¿Qué tipo de islam se practica en Pakistán? ¿Moderado, fundamentalista...? Ya me entiende.

-Sí, sí... Pues depende de la zona, la verdad. Por ejemplo, los territorios que están pegados a Afganistán son más radicales.

-¿Y usted, cómo se define?

-A mí me gustan todas las religiones pero la mía, el Islam, la llevo dentro de mí. Sobra decir que cualquier Dios de cualquier religión es respetable. De hecho, el Islam da permiso para toda religión. Mi interpretación del Islam es que es una religión muy bonita, abierta y moderna. Yo he leído el Corán y lo interpreto desde la libertad. El Islam es la primera religión que dio libertad a las mujeres. Antes de la aparición del Islam, en muchos sitios se mataban a las niñas antes de ser adultas.

-¿Y por qué entonces tanto velo, por no hablar de los burkas?

-Pero es lo que digo; depende de cómo se quiera interpretar. Yo lo hago desde el amor y otros fanáticos lo hacen desde el castigo. Los tres libros sagrados (Biblia, Corán y Torá) dicen que la mujer tiene que taparse el pelo, no sólo el islam. Las monjas cristianas, por ejemplo, se tapan el pelo también. A mí me gusta mi religión porque entiendo que sé interpretarla de la manera que es. Yo tengo familia y vivimos con todas las libertades y valores que nos da un mundo avanzado.

-Está seis años en Barcelona y qué hace después.

-Bajo más al sur porque era un sueño mío desde chiquitito en el cole, cuando estudiaba Historia y leía sobre Andalucía. No lo sé, era una cosa que siempre soñaba. Por eso, cuando estuve esos años en Barcelona, hice algo de dinero y me vine ya del tirón aquí.

-Vamos a contextualizar un poco. ¿De qué año a qué año está en Barcelona y cuándo llega a Cádiz?

-Yo llego a Barcelona en el 97 o por ahí, más o menos. Y estoy hasta principio de 2003. Durante esos últimos años yo seguía leyendo e informándome mucho sobre Andalucía, sin tampoco tener a Cádiz en la cabeza ni nada de eso. De hecho, primero fui a Zaragoza para montar el negocio allí, pero lo que vi no me gustó mucho. Estuve como una semana caminando la ciudad, pero no, no me convenció. Pero allí me pasa una cosa con un taxista que me cambia la vida. Me monté en su taxi y me dijo 'Te veo un poco triste'. Y le cuento eso, que había ido a Zaragoza con la idea de abrir un negocio pero no me estaba gustando la ciudad. Y me vuelve a decir: '¿Qué es lo que buscas tú?'. Y le digo que lo que estoy buscando es una zona donde hubiera menos extranjeros de los que estaba viendo allí. (risas) Claro, el taxista se reía conmigo porque me veía extranjero obviamente.

-¡Totalmente! Es que eso fue lo mismo que le dije yo a un irlandés que me dijo que él vivía en Cádiz porque no quería ver a guiris . Y yo le decía, ¡pero si tú eres guiri! jajajaja

-jajajaja Sí, sí, lo comprendo.

-¿Cómo acabó la conversación?

-Resulta que el chaval era de Cádiz y se ganaba la vida como taxista en Zaragoza. Y me dijo. 'Mira, te voy a dar una dirección que te va a encantar'. Y le hice caso del tirón. De Zaragoza me fui a Madrid y de allí cogí un avión hasta Jerez y directamente, en taxi, me vine a Cádiz. Eso era comienzos de 2003.

-Y se planta en Cádiz.

-Así fue, Me voy al Playa Victoria...

-Joe con los ahorros.

-Jejeje Bueno, gracias a Dios venía con un colchón económico para esos primeros meses. Total, que el taxista del aeropuerto me deja en el Playa Victoria y allí me quedé los primeros días hasta que empiezo a buscar casa porque la ciudad me encantó del tirón. Así que me alquilo un piso para mí en el edificio Miramar, justo al lado del fondo norte del estadio.

-¿Con qué idea de negocio venía?

-Yo traía hasta planos para montar un supermercado. Ese era mi plan inicial.

-Pensando a lo grande. ¿No, Isram?

-Irfan, Irfan, pero llámame Fran; aquí todo el mundo lo hace porque es más fácil para el gaditano. Y sí, yo quería montar un supermercado porque tenía cierta experiencia.

-¿Había tenido antes alguna experiencia empresarial?

-Primero monté un negocio solo y después entró mi primo. Fue en Barcelona. Era un kebab, pero con más cosas. Teníamos tapas, poníamos copas... Un poco todo.

-¿Y cómo va viendo claro que va a ser un kebab?

-Antes de montar nada en Cádiz, mi casero, del que me hice amigo, me llevó a Puerto Real, Jerez, San Fernando... Hasta a Algeciras fuimos. La idea era que yo viera, antes de decidirme, cuanto más opciones, mejor. Así estuve varios días hasta que me di una vuelta por Cádiz y llegué aquí, donde estamos. Entonces ahí al lado estaba el Marbella (hoy Come, bebe y calla) y esto (su kebab) era el almacén de una colchonería, que ahora es un restaurante (el 33 y otros tantos que han pasado, ahora Tempus Fugit).

-¡Es verdad!

-Pues eso. El trastero o almacén estaba de alquiler así que llamé al doño.

-Al dueño. Que no es para corregirle, Fran, es para que perfeccione más aún su español. Estoy yo para dar clases de idiomas...

-Jeje Gracias. Pues eso, dueño. Me cuesta aún algunas palabras, pero también domino más o menos el alemán, el inglés y el italiano.

-Andá. Ya me contará a cuento de qué tantos idiomas. Estábamos con que llamó al dueño del local.

-Sí, lo llamo y nos sentamos a hablar y se lo alquilo. Comienzo a montar el negocio pero ya cambio de idea. Por el sitio, por el espacio. Lo voy viendo claro hasta que viene un amigo de Gibraltar a visitarme y me dice 'quillo, un buen negocio me da a mí que es un kebab'. Era 2003. En Cádiz no había ninguno aún. Bueno, hay gente que me dice que había uno muy chiquitito en el centro, pero cerró. Es verdad que ya por entonces ciudades como Granada o Barcelona estaban llenos de kebabs.

-¿Por qué le convence Cádiz por encima del resto?

-Porque 'Cádi es Cádi'. Sólo hay que ver que al final me he quedado a vivir aquí.

-¿Y cuándo empieza a rodar?

-Me costó mucho. Siete meses duró la obra porque el local estaba en bruto. Tenía que empezar de cero completamente. Además, tuve los típicos líos burocráticos y demás que no interesan mucho. Total, que pasan esos siete meses desde que lo alquilo hasta que abro. Y durante ese tiempo, venga a gastar sin ingresar nada, claro. Una vez ya todo montado, por fin abro. Llamo a mi gente y hacemos una inauguración. Creo recordar que era febrero o marzo de 2004 cuando abrimos definitivamente. Empezamos a trabajar y la verdad es que al principio fue muy, muy pero que muy flojo. No entraba gente, nadie.

-Y mira que había ambiente entonces por la zona. ¿Y ni perry?

-Nadie, nadie. Se veía que los gaditanos nos veían al principio con ciertas dudas. Yo veía todo lleno. La playa, el botellón de Muñoz Arenillas, los bares y pubs de al lado mía... Pero nada, que nadie entraba en el kebab. Precisamente, una de las cosas por las que me quedo en Cádiz es porque en esos años Cádiz estaba a tope, pero a mi kebab nadie le echaba cuenta jaja.

-De hecho, el Marbella y su terraza siempre solía estar con gente.

-Y tanto. De hecho, me ayudó muchísimo el que era el dueño del Marbella.

-Hoooooombre, gran tipo y mejor hostelero, sí señor. Triunfa ahora cerquita de aquí con La taberna de Romero. Grandes cachopos y un gran material que maneja.

-Pues sí, gran tipo. Eso debo decir que también me gustó de Cádiz desde el principio. La costumbre gaditana de ayudarse entre los vecinos y la manera tan genial que tenéis de acoger a la gente que viene de fuera.

-¿Y cuándo y por qué comienza el personal a conocer su comida?

-Creo que al principio ese vacío se debía en gran parte al desconocimiento del kebab. Yo estaba harto y frustrado después de todo el dinero que me había dejado en montarlo y ver que no entraba nadie. Así que un lunes decido dar todo el menú más o menos gratis. Pero sin poner carteles ni nada. Dimos la comida gratis de lunes a jueves de una semana pero dejando que fuera el boca a boca el que lo publicitara. Eso hizo que poquito a poco comenzara a venir gente a conocernos y a comer.

Vista de la entrada del local desde la plaza de la calle Fernández Ballesteros.

-Vaya y yo sin venir esos días con lo que yo me he dejado aquí, Fran.

-Jaja No pasa nada, hombre. Hoy te invito.

-jejeje No, no, de eso nada. Otro día si quiere, pero yo he venido hoy a conocer su historia, no a comer gratis.

-Jeje Vale, vale.

-Pasan esos días de gratis y ¿cómo va reaccionando el personal?

-Pues desde entonces a hoy, doy gracias a Dios de que tenemos buenas ventas.

-¿Entendía de kebabs antes de esta aventura empresarial?

-Sí, sí. Lo conocía en Alemania, donde estuve un poco antes de ir a España.

-Espere, espere. Esto se me ha colado o se lo ha saltado. ¿A qué fue a Alemania? ¿De turista, a trabajar o a estudiar?

-En un principio, y de cara a mis padres, mi primer plan fue ir a estudiar teniendo yo 16 años.

-Eso suena a gran cobazo a sus padres para que le dejasen salir. ¿Me equivoco? Vamos, que dijo que iba a estudiar cuando en su cabeza ya tenía pensado lo que quería hacer.

-(Risas). Sí, sí, puede ser. Aunque es verdad que me llegué a matricular en una universidad, eh. Pero es verdad que mi cabeza ya estaba en trabajar. Viví y trabajé en varias ciudades como Berlin, Munich, Mannheim, Sttutgart y Frankfurt.

-Vale, de ahí sabe el alemán. Pero el inglés, el italiano... ¿Dónde lo aprendió?

-Siendo joven también viajé mucho y de esos viajes lo sacaba.

-Joder, yo he viajado también lo mío y aquí me tiene, ni papa. Es usted políglota y muy listo. ¿Está soltero?

-Jaja Ya no. Estoy casado y tengo hijos. A mi mujer, que es pakistaní como yo, la conocí con 27 años en unos de esos muchos viajes que hacía para ver a la familia.

-Qué bien. Y entonces, ya sí, de Alemania viene a España. ¿Cuanto tiempo estuvo en Alemania?

-Cuatro años.

-A ver, a ver. Me he perdido, Fran. Su primer salto no es a Barcelona, sino a Alemania.

-Así es, así es.

-Ahora entiendo que llegase a Barcelona con ciertos ahorros hechos en Alemania. Ok, ok. ¿Y qué hace en Alemania; dónde trabaja?

-Allí monté un negocio con mi primo de hostelería. Y por eso ahora me dedico a la hostelería.

-¿Se arrepiente o no de montar un kebab en vez de un supermercado que era una de sus ideas al llegar a Cádiz?

-Me explico. El kebab es una moda mientras que los supermercados van a estar siempre porque la alimentación es necesaria.

-¿Sigue pensando en montar un supermercado?

-No, ya no. Llevo veinte años en Cádiz y me he asentado con este negocio. Va bien y quiero vivir tranquilo, que es como lo hago. Meterme ahora en otro negocio más grande, no lo veo. Me siento un gaditano más y aquí, con lo que tengo y gano, estoy de maravilla. No quiero más. Yo ya empiezo a estar cansado, he luchado mucho, he montado varios negocios y ahora que están consolidados me apetece seguir trabajando pero sin mucho estrés.

-¿Montó algún otro kebab?

-Sí, en Cádiz centro también estuve, pero traspasé ya el que abrí en la calle Plocia. A final de 2005 monté otro en la calle San Rafael, detrás de la universidad. Allí estuve hasta 2012, que se lo traspasé a un primo. En 2010 abrí un restaurante hindú en Rota y lo lleva mi hermano chico, que por cierto está casado con una gaditana y tienen un niño.

-¿Cuántos trabajadores tiene a su cargo?

-Aquí somos seis y en Rota otros seis. Y entre una cosa y otra que van surgiendo, pues en torno a quince. Por ejemplo, ahora en verano tengo que fichar a más gente.

-¿Qué le dicen ahora sus padres tras el éxito que ha tenido con su idea empresarial?

-Mi padre falleció, y mi madre pues se pone más a favor de mi hermano chico por eso de ser el pequeño, no por otra cosa (risas).

-La última, que si no se la hago un amigo mío me mata porque lo tiene loco. ¿Qué tiene esa salsa que va con las patatas, los durum, los kebabs o lo que sea que se pida por aquí? ¿Qué demonios lleva?

-jajajajajajajajaja A ver, antes de todo, lo más importante es la calidad de la mayonesa. Nosotros compramos una marca que hay en el supermercado Cash Diplo.

-A ver digo yo. De aquí no me voy hasta saber la receta, ¿vale?

-jajajaja Eso va a ser un problema porque no la saben ni mis trabajadores. A la mayonesa le echamos un par de especias que es lo que no puedo decir. Son dos clases que combinan España con mi tierra, Pakistán, que es lo que le da ese toque tan especial. Es una mezcla. Y dentro de la mayonesa con esas especias le echamos un poco de agua. Y ya está. No tiene mayor secreto, pero no puedo decir los ingredientes pues por lo típico, para que no me la copie nadie jejejee.

-¿Y quién hace la mezcla?

-A ver, la salsa la hace el trabajador, pero yo le doy hecha la mezcla.

-¿Qué es lo que más se pide?

-De todo. A la gente le gusta mi comida. ¿Y cuál es el motivo? Yo lo tengo claro. Todo lo que tengo es del día, no de ayer. Las verduras, la salsa, todo lo hacemos dos veces al día, igual que con las verduras, que me vienen a recargar tanto por la mañana como por la noche. La carne es igual, siempre es del día, fresca. Se la compramos a una empresa de Córdoba que nos viene todos los días. Y a tu amigo le dices que se venga un día y se la explico la receta, pero públicamente no puedo decirlo (risas).

-Bueno, como venga con mi amigo me da que ese día el camión de la carne se tiene que dar otra vueltecita...

-Jajajaja No hay problema, amigo.

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