Con 'C' de Cádiz
«Le dije a Kichi que yo el pregón no lo hacía en junio con bañador y manguitos»
El célebre letrista de grandes comparsas repasa su vida, opina con suma gracia y sinceridad cómo ve el Carnaval y habla sobre un compromiso con su ciudad que le podría llegar en febrero próximo

Reconforta cantidad, para alguien que ha perdido tela de conexión con el Carnaval de concurso, escuchar de boca de un maestro que a él le sucede algo parecido. Todo cambia, todo evoluciona, sí, pero por el camino se pierden cosas (aficionados) y se ganan otras ( ... ultras).
Charlar con don Joaquín Quiñones Madera (Cádiz, 1951) es ponerse ante a un chorro de historia carnavalera y supone un auténtico privilegio para cualquier aficionado a la fiesta. Porque además de lo interesante que resulta siempre una conversacion con un grande del Carnaval al que le espera un pregón por dar, lo mejor de todo es que la charla fluye entre risas, muchas risas. Porque Joaquín cuenta las cosas con mucha, con mucha gracia. A diferencia de lo que se decía de sus letras, donde la poesía prevalecía sobre el humor.
De toda su vida en el Carnaval y en Cádiz, pasando por una mili en Melilla, habla con un señor que narra sus historias con tanta vehemencia en sus convicciones como 'age' tiene al explicarlas. Lleva apartado del Falla ocho años, por eso su opinión suena más libre. Más allá de algún que otro lápiz rojo con el que se topó en tiempos predemocráticos, Joaquín nunca se mordió la lengua. Y ahora, desde las tabas, menos, mucho menos. Y se agradece. Vamos que si se agradece entre tanta hipócrita correción.
-¿Dónde dio sus primeros paso como gaditano y por dónde los da ahora?
-Yo nací en el Mentidero, en la calle Bendición de Dios; allí me crié hasta los veintitantos años que me fui a la mili. Cuando volví, me casé y me fui a Loreto, un barrio que me encantó. Y a los pocos años ya me vine a La Laguna, que es donde llevo 30 años viviendo.
-¿Qué eran sus padres?
-Mi padre operario de Aguas y Electricidad de Cádiz; mi madre, ama de casa.
-¿De dónde le viene la afición al Carnaval?
-Muy posiblemente de mi padre, que dentro de la Eléctrica pertenecía a la cuadrilla de Eduardo Delgado, que era capataz o delegado. Eduardo, abuelo de Carli Brihuega, era un gran chirigotero de los años 60. Sacó 'Los aceituneros', 'Los tratantes de ganado'... Recuerdo que llevaba una plantilla de cinco o seis operarios y que tenía con ellos la deferencia de dar un ensayito de su chirigota en el salón de su casa de la calle San Félix. Pues a este ensayo me solía llevar mi padre teniendo yo siete u ocho años. En esa cuadrilla también estaba el Titi, un famoso cajilla de esa época y que era hermano del Molondro. De ahí me nace la afición al Carnaval. Posteriormente, teniendo ya 12 o 14 años, Fletilla era vecinó mío y también tenía el detalle de dar un ensayito en el Ultramarinos El Pinal, que todavía existe en la calle Bendición de Dios y que estaba justo al lado del portal de mi casa. Además de todo esto, mi padre también era un buen aficionado.
-Y siendo pequeño, ¿qué tipo de Carnaval escuchaba, que le gustaba más, qué autores?
-La comparsa nace cuando yo tengo diez años, que es cuando Paco Alba la inventa. Obviamente, antes escuchaba las chirigotas de los que he nombrado anteriormente como Fletilla, Eduardo Delgado o Juanito Pose, que también hacía buenas chirogotas. Ya cuando nace la comparsa, evidentemente me tiro más por ella.
-¿Cómo se vivió esa reconversión del Paco Alba chirigotero al inventor de comparsas?
-Antes de inventar la comparsa, había sacado chirigotas muy buenas pero ya se veía que eran muy finas y por eso se abrió el apartado de comparsa. Fue un auténtico 'boom'.
-Ahora, por desgracia para la risa, se presentan muchísimas más comparsas al concurso que chirigotas. ¿Se dio esa fiebre también con la llegada de la comparsa?
-No, no. Para nada. En aquella época, en esos primeros años de empezar Paco Alba el que irrumpe como competencia de él es Enrique Villegas. A pesar de que se presentaban únicamente tres punteras, a la gente creo que le tiraba más la comparsa que la chirigota. Y actualmente también.
-¿Y no es una pena eso? Lo digo por el Carnaval más que nada, que va de risas y no de llantos.
-Hombre, no creo. Entre otras cosas porque la comparsa no tiene porque ser triste. También te puedes reír con un cuplé de comparsa, no como el de la chirigota, claro. De hecho, en el reglamento se puntúa más a las chirigotas en los cuplés y a las comparsas en los pasodobles. Es una modalidad relativamente nueva que tiene 60 años y que levanta más pasiones que la chirigota.
-¿Dónde le tocó hacer la mili?
-A mí me tocó hacerla lo más lejos que me podía tocar, en Melilla y con los regulares.
-¿Y cómo fue ese añito?
-Pues fue un año y medio en el que echaba de menos Cádiz que no se puede ni imaginar. Echaba unos lagrimones que no vea en el muelle de Melilla, que es muy pequeñito pero se parecía al de Cádiz. Lo pasaba fataal porque yo no había pasado nunca tanto tiempo fuera de Cádiz y me llevé nueve meses sin venir. Y eso para mí era como dice la copla, 'que me faltaba el aire como a los pescados'.
-¿En qué año fue?
-En el 74.
-Uff... Con Franco a pique de un repique, con la transición a la democracia no muy clara en esos momentos... Añito calentito, ¿no? ¿Le ocurrió algo o tiene alguna anécdota?
-Sí, sí. Me cogió de vacaciones en Cádiz el asesinato de Carrero Blanco y creí que nos iban a acuartelar. Yo me encontraba disfrutando del mes de descanso que teníamos y comenzaron a acuartelar a los soldados en otros cuarteles por lo que pudiese suceder. A mí, por fortuna, no me llamaron y me dejaron disfrutar del mes. Pero para mí se queda ese agobio.
-¿En esos tiempos había sacado ya algo en el Carnaval?
-Yo había sacado una nada más en el año 71.
-¿De componente o escribiéndola?
-No, no. Yo de componente nunca he salido porque canto menos que un grillo 'mojao'.
-Jajaja Ok, ok. Siga
-Pues eso, que allí en el barrio, con 19 años, unos amigos me buscaron un grupo veterano de San Fernando para sacar una comparsa con música de Pepe Moreno, que ya había sacado algunas antes. Pasamos desapercibidos. Eso fue en el 71, después me voy a la mili y vuelvo a los tres años. Pero me pego cinco sin hacer nada hasta que en el 76, ya con un grupo de Cádiz, lo retomo.
-¿Por qué se pega cinco años sin sacar nada?
-Porque no encontraba grupo y yo quería salir con uno de Cádiz. Entonces ir a San Fernando no era tan rápido como ahora y yo me acababa de comprar un 600. Ir todas las noches a La Isla con el 600 era un rollazo.
- 1976.
-Ahí ya doy con un grupo de chavales jóvenes que un año antes habían sido primer premio de juveniles con 'Bordom y prima', creo que se llamaba. Los rescato y sacamos 'Los vigías'. Ya estaba mejor que la de La Isla, pero también era de medio pelo. Entonces no decían como quedabas clasificado sino que simplemente pasaban a los tres finalistas y listo.
-Y después de ese segundo año, ¿qué?
-Yo sé que hay personas que se molestan porque he sido políticamente incorrecto y nunca he sido de esos de decir que 'to' el mundo es bueno. Porque eso es lo que trae ahora que vengan 180. Si no se dijera aquí que todo el mundo es bueno, no vendrían tantos y tan malos. Yo tuve la gran suerte que a mi tercera comparsa entro en la final. 71 y 76 nada, y al 80 saco un tercer premio con 'Los guanches'. Entonces me digo que 'bueno, será que valgo para esto'. Y en el 82, primer premio, con 'Dioses del Olimpo'. Yo siempre me he considerado un gran aficionado. Es más, si yo a mi tercera, cuarta o quinta comparsa no hubiese ido a la final yo me hubiera limitado a ser un gran aficionado.
-Dice que lo hubiese dejado de no dar el pelotazo con 'Los guanches', ¿no?
-Sí, lo hubiese dejado. Porque yo soy antes aficionado que autor. Lo que pasa es que esto debe ser una cosa innata, que no se estudia. Yo nunca pensé antes de dedicarme a ello que podría ser autor de Carnaval. En absoluto. Yo sé que se hieren sensibilidades, pero no entiendo como a esos que llevan quince años yendo al Falla sin pisar una final y ahí siguen. No lo entiendo, por mi madre.
-Eso le iba a decir. Y saltando un poco en el tiempo. ¿Usted cuelga la pluma en 2013 porque ya no se ve en el Concurso actual?
-Así es. Ya incluso antes no era mi Carnaval. Desde el 2010 veo que comienzan a gustar otras cosas, no lo tradicional. Me voy dando cuenta de que gustan los repertorios con siete contraltos en vez de uno, cuando la base de una agrupación es tenor y segunda y un poquito de contralto en el trío. Lo normal. Pero ahora los que han llegado hace quince años se creen que esto lo han inventado ellos. Hay que saber de donde se viene.
-Estas opiniones tan alejadas de quedar bien con todo el mundo le habrá costado no pocos roces.
-Yo tengo una anécdota cuando llego a presidente de los antifaces que la cuento mucho. Lo primero que hago es presentar una propuesta que decía que el Antifaz de Oro no podía ser solo por años de intervención en el concurso sino por mérito. Como en la vida te dan un Óscar por una película buena, no por 24 malas, ¿no?
-(Risas) ¿Y qué pasó?
-Pues que presento la idea y me encuentro a muchos veteranos que no querían cambiar. Pues a votar, dije. O seguimos igual que hasta ahora que te lo dan por nada más que 25 años aunque sean las más malas del mundo o votamos porque se conceda por la suma de años de intervención más finales conseguidas. Entonces se daba cada año uno de autor y tres a componentes porque evidentemente de estos hay más. Se vota y gana mi propuesta casi a lo justo. Pues bien, al salir de la asamblea me coge Jesús Monzón, un gran segunda, gran director y un gran amigo mío. Bueno, pues Jesús era uno de los que no quería que se cambiase y eso que su historial era un bastinazo. Total, que con la voz de él (ronca), me pone la mano encima y me dice 'Home, Joaqui, ¿tú no crees que uno que ha ido 25 años al Falla y nunca haya ido a la final no se lo merece?' Y le digo, 'Sí, se lo merece, pero el de plebo'. Y se tiró al suelo. 'Venga ya, Jesú. ¿25 años y nunca ha ido a una final? Vete ya a tu casa que tienes que ser lo más malo del mundo', le dije.
- jajajaja
-Yo sé que todas estas cosas pueden doler y herir pero que haya gente que ha ido 25 años al Falla y no haya ido a una final, ¡cojone, tú no puedes ser buen aficionado nada más? O algunos que dicen, 'es que para mí la ilusión es pisar las tablas'. Bueno, písalas dos o tres años, picha, pero si eres muy malo vete a tu casa, hombre. En una entrevista en el Diario con Sánchez Reyes me titularon con 'Hay algunos que no pisan las tablas, las pisotean'. (risas) ¡Ni que te vayan a dar una paga vitalicia por ser Antifaz de Oro! ¿Qué pasa, que es malo ser un buen aficionado? Yo ahora, por ejemplo, tengo una libertad como aficionado que igual no podía tener estando en activo. Porque claro, cuando opinaba de autores que no me gustaban porque eran muy modernos o por lo que fuera, se me achacaba que lo decía porque eran competencia mía. Ahora, en cambio, llevo ocho años retirado, tengo 20 finales, cinco primeros premios, seis segundos, ya no me va a ganar nadie y yo sigo opinando igual. Qué le hago si no me gusta lo moderno. ¿En qué fuente ha bebido esta gente para sacar pasodobles de cuatro minutos de duración? Vamos a ver, que es medio popurrí 'cojone'. ¿Por qué después mucha gente dice que le gusta el del Noly? Vale, ¿cuánto dura el del Noly? 1'40''. Lo normal.
-Hablando del Noly. Recientemente le escuché decir en una charla que el letrista que más ha respetado su música ha sido Joaquín Quiñones. ¿Qué tiene que decir?
-Estuve con él siete años y es cierto que con la música de Manué cuesta más trabajo desarrollar un tema porque dura poco, pero bueno, eso es lo difícil. Tampoco hay que meter muchas veces por el medio muchas tonterías para que pegué más. Yo me adapté a Manué de categoría y a sus pasodobles de 1'50'', o los de Manolito Santander, 1'55''. 'To' lo clásico, joe. Ahora, cuatro minutos, siete contraltos... Venga ya, hombre. Por el amor de Dios.
-O sea, que no le gusta mucho el nuevo Martínez Ares.
-Mucho, no. Me ha gustado en determinados momentos y así se lo he dicho a él. Me encantó 'Los piratas', 'Los miserables, 'La ventolera'. Sus nuevas, ni las escucho. O cuando yo vi el pasodoble de 'Calabazas', que se llevó el segundo premio y yo el tercero con 'Anónimo gaditano'... Mire usted, el pasodoble de 'Calabazas' es de infantil o juvenil y volvió loca a la gente.
-Cierto. Yo era uno de sus locos, como un año antes lo era con 'Sonri-sillas', que sonaba similar aunque se quedó sin entrar en la final.
-Otra igual. (Y Joaquín se pone a tararear con suma gracia y soniquete infantil mientras golpea a tono la mesa una estrofa del citado pasodoble). 'Al carajo ya, home'. Hasta él reconoció en una entrevista que sus cinco, seis primeras comparsas no le gustaban nada. 'Aro', pero lo reconoce a los veinte años. Yo lo comenté en su momento. Porque a mí si no me preguntan yo no digo nada, pero si me preguntan, contesto. Yo digo lo que pienso.
-Jajajajajajajajajajajajaja... Ya veo ya... ¿Le gusta algo del Carnaval de ahora?
-Ahora me puede gustar algo Tino Tovar, porque saca el pasodoble más clásico. De los chavales que están saliendo ahora, me gusta mucho el Jona. También me gusta Los carapapas y en chirigotas El Sheriff o Los Molina de Chiclana. En definitiva, los clásicos. El resto no sé en la fuente en la que han bebido. Pero claro, aquí hay un problema y es que están utilizando el Teatro como trampolín para ser artista. Entonces, al primer y segundo año ya tienen que salirse de sus cánones porque si sacan un pasodoble de Cádiz no van a cantar a Madrid nunca. Y así es como se pierden las tradiciones. Se tiende a no conservar lo nuestro. Antes te metías en la ducha y tatareabas los pasodobles de Paco Alba, de Enrique Villegas; hoy para cantar un pasodoble de los de ahora se tienen que meter en la ducha siete 'pa' que cada uno haga una voz. Uno solo no tiene cojones de cantar un pasodoble de los de ahora.
-Jajajajajajajajaajajajaajajaa Ojú. Es verdad que por eso ya se canta menos en la calle. Ya no se ve apenas a la chavalería cantando coplas actuales.
-Claro, no se queda. A mí muchas veces me da alegría que me diga mi hijo que ha escuchado en una barbacoa cantar pasodobles míos como el del bombero. Y le digo, 'carajo, y me dicen que yo soy triste y la gente lo canta en las barbacoas, joe'. ¿Eso cómo es, joe? (risas)
-(Risas) Habla de las fuentes en la que estos nuevos han bebido. Parece evidente que una importante es la de Juan Carlos, ¿no?
-Sí. Pero no solo autores, más aún los nuevos aficionados. Quinceañeros que conozcan el Carnaval de los últimos años solo conocen lo de Juan Carlos y lo de Martínez Ares nuevo. Y claro, estos jóvenes se creen que el Carnaval empezó ahí. Y no es así. Yo siempre dije que una de las cosas que a mí me ha servido para hacer buenos pasodobles era la universidad de la calle. Y no es que hoy yo esté en contra de que escriban universitarios, gente muy letrada o incluso con estudios de Música. No, no, no. Yo no estoy en contra de eso porque seguramente fortalecerá el Carnaval, pero seguro que llega más una historia que se cuente de una conversación oída en un bar. A mí siempre me han dicho que mis temas son muy de la calle. Porque los autores de Carnaval tenemos que ser ladrones de oídos. Yo siempre he procurado hacerme eco de lo que te cuentan en el trabajo, de lo que te enteras en un bar, en cualquier sitio. Déjate de tener que ir a la Universidad de Cambridge para tener que entender un pasodoble porque hay algunos que no se entienden por mi madre de mi alma.
-Toda la razón. ¿No está ahora todo demasiado politizado en el concurso de letras? Y le pregunto a alguien que vivió la dictadura y no sé hasta qué punto tuvo que sortear la censura.
-Sí que lo está, pero para colmo es que además ahora es mucho más fácil de escribir que antes con la censura. Ahora la censura te la tienes que poner tú. ¡Es que es muy fácil decir ahora en un cuplé que yo me cago en los muertos del Rey! Mire usted, ¿y qué?
-¿Cómo lidió con la censura?
-Afortunadamente, me cogió solo dos años. En el 71 y en el 76. Lo más puñetero para la dictadura eran tres temas: el sexo, la iglesia y los militares. Esas tres cosas las llevaba a rajatabla la censura. Nosotros teníamos que llevar al edificio del Fénix una copia del libreto diez días antes de cantar. Allí, en una de las plantas, había un tío que le llamábamos el del lápiz rojo. Y no vea la cara de cabrón que tenía cuando le llevábamos las letras. Cogía las hojas, las empezaba a pasar y allí donde estuviera el lápiz rojo no se podía cantar. Los antiguos como el Carota o Fletilla (esos prohibidos) los cantaban en la calle o cuando había fiestas particulares y como los ligaran se iban a la Prevención 24 horas, allí metidos en la Plaza de la Merced. El primer año me echaron para atrás un cuplé porque se había escapado de la cárcel de El Puerto el Lute y yo me reía de la policía. Total, lápiz rojo y al cajón. Y en el segundo, con 'Los vigías', había leído en Interviú que en El Palmar de Troya habían aparecido trece monjas embarazadas. En mi cuplé sólo decía que había leído en una entrevista, que no es que lo dijera yo... Pero no vea la cara del tío, que me dice muy serio: 'Las monjas no se embarazan'. El cuplé 'ar carajo'. Esas son las dos únicas letras que a mí me han censurado, por eso yo cuando escucho en el popurrí de este año de Martínez Ares como relata que son una agrupación que ha salido del talego por cantar en fiestas de ricachones lo hará para aprovechar las lámparas del otro año, supongo. Al escucharlo me dije, '¿ahora va a venir este otra vez con el rollo de la censura si él nunca la sufrió y pudo cantarle al Papa y a todo el que quisiera? De estar la censura, no le hubieran dejado. Ahora cantar eso es muy fácil. No es por vacilar, pero yo le hice un pasodoble metiéndome a base de bien con la Iglesia, y yo fui monaguillo, ojo, que no es decir que yo sea anticlerical ni nada de eso. Bueno, pues yo le hice una letra con 'Dando leña' en pleno auge de ETA matando a gente mientras las pastorales de los obispos vascos defendían a los asesinos y daban la espalda a las víctimas. La letra recordaba que la ETA nace en un seminario y acababa diciendo que qué pasaría cuando cayese una sotana. Una letra por derecho contra la Iglesia que pasó totalmente desapercibida. Pues nada, me quedé con que a la gente le gustaba más una letrita al Santo Padre y tonterías de esas. Y esa es mi opinión como aficionado. Si yo le he ganado más veces a Martínez Ares que él a mí. Ya no porque llevo ocho años retirado, pero yo con 35 comparsas, dos coros, un cuarteto y veinte finales, ¿de quién puedo tener envidia? Puedo tener envidia de Paco Alba, que aunque tiene menos finales que yo porque se murió, era mejor que yo durmiendo.
-¿Y ese cuarteto de qué año fue y a cuento de qué?
-Eso fue que me dio... Pues pasó la primera ronda y todo. Y eso que yo de gracia tengo poca. Se llamaba 'Autorretrete' , que iba de un programa que había en la tele que se llamaba Autorretrato y que lo presentaba Pablo Lizcano, que era marido de Massiel ya fallecido. Uno hacía de presentador del programa y los otros tres que estaban de moda eran Felipe González, Fraga y otro más que no me acuerdo. Lo hice por hacerlo.
-¿Y lo de los dos coros?
-Eso no lo haría más en mi vida porque es inimaginable lo que supone hacer dos repertorios. Diez tangos, diez pasodobles, veinte cuplés, dos popurrís... Era cuando empezaba el coro de Paco Mora. Fue un compromiso de Pepe Benítez, el de la radio, que era muy amigo mío y me pidió que le pusiera letra a unos chavales que estaban empezando. Esos dos años coincidieron con 'Dando leña' y 'El baratillo'. Recuerdo que le decía a Pepe, yo no sé cómo hay autores que escriben a varias agrupaciones y dicen que son letras de chispa ¡si yo tardo catorce días en hacer un pasodoble, joe! Ya el segundo año, el Sheriff me echó el cable con los cuplés porque dije 'yo no puedo hacer veinte cuplés, con lo malo que soy yo haciendo cuplés, además'. Con eso terminas como una 'regaera'; yo le echaba muchas horas a un repertorio. Empezaba un pasodoble y a lo mejor lo dejaba parado por la mitad porque no le encontraba el final y lo retomaba a los cuatro días... Un disparate.
-¿Cuándo se da cuenta que un pasodoble va a pegar fuerte en el Teatro? ¿Es verdad lo que dicen muchos autores que eso nunca se sabe y que a lo mejor el que más pega es el que se quita uno de encima en preliminares y viceversa?
-Sí. Es muy difícil. Tengo el caso del bombero, que lo canto en preselección. Tampoco es que en los ensayos generales hubiera causado sensación, pero llegó al Falla y uhhhh, el Teatro en pie. Y me dice Fali, 'no vea, no'. Tanto es así que lo cantamos en la final.
-Eso fue con Charrúas y al año siguiente, tras ganar el primer premio, su cajonazo correspondiente con 'El legado Andalusí'. Toca hablar un poco de los cajonazos. ¿Era más fácil pegárselo a Quiñones antes que a otros?
-Yo creo que sí porque a pesar de haber sido políticamente incorrecto en muchas de mis opiniones, sí es verdad que yo he protestado poco por los fallos de los jurados. Deportivamente siempre los aceptaba, aunque con todo el dolor de mi corazón. De hecho, mi grupo me pedía que patalease más. Pero cómo le digo yo aun tío que mida un pasodoble mío diferente al de otro; pero sí, en tres o cuatro ocasiones me han hecho verdadero escarnio. El primero que me llevé grande fue con 'Hombres azules', que no vea lo que gustó a la gente después. Es más, muchas crónicas del momento decían que olía a Paco Alba esa comparsa. A eso había que sumarle tener a Manolo Moreno de director en el centro y dirigiendo después de todos los años que había salido él con Paco Alba. Impresionante. Otra injusticia fue con 'Robots', que fue segunda por detrás de 'Agua clara' y después se demostró claramente que gustó más la mía.
-¿No es algo contradictorio decir que no le gusta la nueva moda en el carnaval y sin embargo muchas de sus comparsas han sido vanguardia con la aportación instrumentos incorporados o con tipos como el de 'Robots'?
-Sí, sí, ahí sí he innovado, pero lo que no se puede negociar es el pasodoble. Igual pasa en las chirigotas, que veo como están acuartetando los cuplés y eso para mí no es. Por eso a mí el Selu, que sé que es un fenómeno, no me gusta y ni lo escucho porque habla más que canta. Muchas veces me preguntan, '¿tú te has reído'? y contestó que sí, pero que también me río con Los morancos y no es una chirigota, ¿no? Es que esa pregunta es de cajón. Como en los cuartetos, que sobra decir que me gustan los rimados. Me gusta el Gago y el Morera, nada. Y los antiguos de Agüillo, para qué contar. Esos eran un bastinazo. El que no lo haya escuchado, que los escuche. Yo es que seré muy antiguo, pero hay cosas que para mí son innegociables. Y me dicen, es que si no el Carnaval no avanza. Un momento, un momento. El Carnaval tiene muchas vertientes para avanzar como se han avanzado en las puestas en escena, en luces, en humo... En lo que tú quieras. Todo eso es divino porque se está pagando 35 euros por una butaca como si fuera Raphael. Entonces habrá que dar espectáculo. Y a mí que no me hablen de espectáculos porque yo he dado muchos; desde 'Robots', que en aquella época fue increíble hasta otros como 'Noche de Falla', donde quemamos un ninot. Ahí he avanzado, pero en pasodobles, de ninguna de las maneras. Dos minutitos como mucho y que tenga, como dice el Noly, principio, trío y final. Le puedes meter tu ritmo y poco más pero de verdad que se escuchan pasodobles que no hay por donde cogerlos. Por ejemplo, estos últimos de Martínez Ares son trozos de música pegados porque como es músico pega tres o cuatro de esos y listo; pero ni suena a Carnaval ni nada. Pero bueno, la gente se vuelve loca y otro primero. Pues vale. Yo lo respeto, pero también tengo derecho como aficionado a criticarlo. Pero lo dicho. El pasodoble, innegociable. Tiene que oler a Cádiz. es que si hacemos eso, van a acabar haciendo los pasodobles gente de Pontevedra. La única diferencia del Carnaval de Cádiz con todos los carnavales del mundo es el concurso y si eso lo modernizamos pues vete a saber. ¿Mejores cabalgatas que las de Cádiz? Hasta la de Chipiona. ¿Los trajes, los disfraces? En todos lados. En cambio, el mejor concurso es el de Cádiz y si no se lo terminan llevando a Sevilla lo seguirá siendo. Pero eso sí, no podemos sacarlo de lo que es nuestra tradición. Porque si vas a un concurso de alegrías de Cádiz tú no puedes ganar con una jota. Y aquí están metiendo cosas que no tienen nada que ver.
-¿Qué papel juegan las redes sociales en todo esto?
-Hacen mucho daño, muchísimo. Ya no hay aficionados, hay 'hooligans'. Y eso na vele 'ná'. Antes podía haber martinistas, quiñonistas, villeguistas, romeristas... Hoy hay 'hooligans'. Tengo un ejemplo claro. Todos los años me llama alguna emisora para que vaya a comentar una sesión del Falla con ellos. Yo siempre les digo, que no, que no. Y me dicen que yo no te voy a poner pegas, que podrás decir lo que quieras. Pero eso es lo malo. Total que voy un día con Ignacio de la Varga a la Ser hace cosa así de tres años y me coincide la chirigota esta de Juan Carlos de los 'Chele Vara'. Porque, eso sí, cuando me han llamado nunca he querido ir coincidiendo con alguna comparsa que haya competido conmigo. Total que sale a escena y no vea los locutores: '¡Esto es un bastinazo!', que si 'esto es como Los Yesterday', que si lo uno, que si lo otro. Todos felices con la chirigota. Y cuando termina me pregunta que qué me ha parecido. Y digo: «De medio pelo». Pues bien, había allí un chaval que llevaba las redes y comienza a decir a los veinte miuntos a Ignacio que no vea cómo me están poniendo. 'Ponlo, ponlo' les digo. Y lee 'Quiñones, acuéstate que es muy tarde y son la una y media'. El otro no sé qué. Y les digo, '¿veis lo que pasa con los 'hoolingans'? Si yo digo aquí que los 'Chele Vara' son un fenómeno nadie diría nada. Pero no admiten una opinión distinta.
-Los 'tiffosi' que les llamaba el propio Juan Carlos, ¿no?
-Claro.
-Hablando de él. ¿Cómo llevaba esos ataques a ultranza que le hacía? ¿Había un trasfondo o algo que pudiera explicar esa ojeriza que tenía contra usted?
-No lo sé, pero lo más grande es que a mí me gustaron mucho los Yesterday y hasta se lo dije un día.
-¿Hablaban de vez en cuando?
-Muy poco. Resulta que el tío del chaval este, el hermano de su padre, era compañero mío en Tabacalera e íntimo amigo mío. Aparte de compañero venía a los ensayos con Aurelio del Real porque trabajábamos juntos. Pues bien, yo recuerdo que cuando él tendría diez o doce años, todos los años le pedía a su tío el libreto dedicado por mí. Y después al tiempo veo una cantidad de cuplés todos los años contra mí que, sinceramente, no entendí. Ni le pregunté ni nada, pero es que además resulta que el año de Los Yesterday coincide con mi comparsa en el tablao de los premios de la Peña Los Pitirolos. A mi chiquillo, que tendría diez años o por ahí, le había gustado su chirigota.Me acerqué al postulante para comprarle la cinta y el libreto y él me ve y me dice, ciego como iba siempre. 'Joe, ya que has comprao el libreto se lo voy a dedicar a tu hijo'. Aún lo tengo. Y me puso 'para el hijo del mejor letrista de no sé qué'. Una adulación del carajo y firmado por él el libreto. Por eso no me explico que quisiese dar a la gente esa impresión de cachondearse de mí en los cuplés. No lo entendí nunca, la verdad. Yo entiendo que el pobre no estaba bien, pero bueno puedo también comprender que él viera que, sin nombrarlo, en algunos pasodobles le hubiera tirado a lo mejor algún tirito con eso que dije antes que en el Carnaval nunca se han necesitado letrados ni universitarios. Digamos que ha sido el único que me faltaba al respeto continuamente. Lo que pasa es que el tío, mi amigo, murió cuando él ya empezó a escribir de esa forma con 'Qué peasso coro'. No sé, la verdad que no le encontré mucho el sentido. Ni la gracia. Además, yo siempre he criticado que meterse con un compañero, para bien o para mal, es perder el tiempo porque tenemos ocho pasodobles para cantar y ¿no habrá mejores temas que escribir?
-¿Nunca le escribió a ningún compañero?
-Recuerdo que le escribí un pedazo de pasodoble con 'Pulichinelas' a Fletilla y porque era mi maestro, pero en mis 35 años no sé si habré escrito cuatro o cinco pasodobles en torno a este tema. Recuerdo otro con 'Charrúas' que le hice uno a mis ídolos de la infancia Antonio Martín y Pedro Romero, a los que les denomino 'la rosa y la caracola'. Y por supuesto siempre para bien, por eso no entiendo qué le pasaba al chaval este conmigo. Llegó a ser hasta cansino.
-Y como carnavalero, ¿qué cree que aportó la figura de Juan Carlos Aragón?
-Ha aportado, tanto él como Martínez Ares, que el público se enfervorice. Pero, en ambos casos, ¿hasta qué punto es bueno? Te pongo un ejemplo que te lo llevo a los toros, otra fiesta de la que me considero un gran aficionado. Recuerdo de niño que irrumpe la figura de El Cordobés, que empieza a llenar las plazas como nadie y a cobrarlo también como nadie. De hecho, la expresión de cobrar un kilo nace de él, que decía que cobraba un millón de pesetas en billete de mil. Y ese era su precio por corrida. Él vacilaba de que él cobraba un kilo por corrida, más que ningún compañero. Y entonces, yo estaba de acuerdo con algunos cronistas que decían, 'mire usted, El Cordobés ha llenado las plazas, pero ha echado a los aficionados'. ¿Y por qué? Porque comenzaron a ir a las plazas gente que en su puta vida había ido y decían que era un fenómeno porque hacía el tío el salto de la rana pero eso ni era toreo ni era 'ná'. Vale que después todos los compañeros también empezaron a cobrar más y está bien. Pues el mismo caso veo yo que ha pasado con estos dos autores. Para lo bueno y para lo malo. Han traído a más gente pero a muchos buenos aficionados como puedo ser yo pues nos han echado a un lado.
-Yo tuve un tío que dejó la política en cuanto vio entrar a estos nuevos políticos y su vocabulario más bien grosero o se vio a compañeros coetáneos reuniéndose en tiendas de campañas. Decía, 'mira yo a esto no vine para esto. Yo ya no tengo ni edad ni ganas de ponerme a la altura de estos chiquillos'. ¿Algo así le ha pasado a usted con el Teatro?
-Más o menos, sí. Por eso, cuando muchos me dicen por la calle que vuelva les contesto: '¿Pa qué voy a volver yo? ¿Pa que los cinco modernos de arriba me digan ahora que he quedado el 22? No, home, no. Si yo en 35 años lo más bajo que he quedado ha sido el 8. Yo tengo mi corazoncito y como lo que yo llevaría podría sonar antiguo para estos modernos, pues mejor me quedo en casa. Yo allí no voy a ir a jugarme con un pedazo de grupo que yo he llevado siempre para quedarme el 20. Y es que seguramente en el Teatro yo tendré muchos menos aficionados que todos los modernos estos.
-Aurelio del Real, Pepe Martínez, el Noly. Grandes músicos a los que le ha puesto letra. ¿Cómo llegaban a usted o como llegaba usted a ellos?
-Hay veces en la vida que hay que tener la suerte para que te coja en el momento y en el sitio porque lo que dije antes, si yo en mi cuarta o quinta comparsa hubiera quedado como en las dos primeras me hubiera ido a mi casa y santas pascuas, pero resulta que estando yo ya en Tabacalera entra Aurelio (del Real). Yo antes había sacado la comparsa con Pepe Moreno, un chaval que no era muy conocido. Resulta que Aurelio estaba triunfando con la peña Nuestra Andalucía y con Pedro Romero, pero estaba ya un poco cansado de ganar premios y quería abrirse un poco porque es verdad que a los músicos no se le daba siempre su sitio con el nombre en esa época. Cosa que yo sí les daba desde el primer día. Porque aquella era comparsa se conocía como la de Pedro Romero. Total que en el 79 se viene tras llevarse el primero con 'Navegantes gaditanos' con Pedro Romero y en la fábrica me coge y me dice: '¿Tú serías capaz de hacer una comparsa conmigo?' Y le respondo. 'Anda ya. Déjate de cachondeo, Aurelio'. Me insiste y me dice que se ha ido de la peña y que quiere hacer algo nuevo. Empezamos a hablar y le pregunto si tiene tipo o algo y me dice que no, que lo que tenía era uno que no había salido mucho y le pregunto por el nombre. 'Estampa canaria', me dice. Y le sondeo diciéndole que es verdad que de canarios han salido poco pero que 'ese nombre es de juveniles, Aurelio, cojone'. Entonces le propongo salir como 'Los guanches', que son las nativos de las tribus de Canarias. Le gusta la idea y me hace el pasodoble, que sonaba como una isa, una folia (músicas canarias). Respetando el tres por cuatro, eh. Tercer premio. Al año siguiente quedamos los cuartos con 'Gallos de pelea'. En el 82, primeros con 'Dioses del Olimpo'. El siguiente fuimos 'Robots' y luego 'Barrilete' . Si a mí Aurelio no me da la mano en ese momento y yo hubiese seguido como antes yo no hubiera podido seguir mi historia en el Carnaval.
-¿Y después de Aurelio?
-Resulta que se desbarató el grupo porque llega Antonio Martín y muchos se van con él. El caso es que el grupo de Antonio Martín se queda sin autor tras sacar 'Andaluces por el mundo'. Me quedé sin grupo 24 horas nada más. Esa fue mi suerte porque si no me hubiese pasado lo que me pasó me hubiese retirado porque yo le cojo mucho cariño a los componentes. Yo he llegado a llorar porque se me han ido componentes.
-¿Y qué le pasó para quedarse sin grupo y encontrar uno nuevo en menos de un día?
-Le comenté a mi mujer Lola que estaba dolido porque desde siempre los componentes eran fieles a sus autores y que me costaba entender que se fuesen con otro dejándonos. Resulta que yo estaba ya en la fábrica pensando en mi retirada. Recuerdo que estaba en el turno de tarde, de dos a diez, y que a las seis de la tarde salí a merendar a la puerta del Atxuri de Plocia y me veo en la puerta a Manolo Moreno y Pepe Martínez, esperándome. Claro, a la vez que Antonio (Martín) se había llevado a mi grupo les había dejado tirado a ellos. Nada más que se llevó a dos o tres, pero el resto, tirados. Me cuentan lo que de sobra yo ya sabía y me dicen que están sin letrista. Y les digo que 'vamos, que pa lante'. Y entonces es ahí donde Pepe (Martínez) hace su primera música porque hasta entonces había salido como componente de la comparsa de Antonio Martín y ayudándole en los popurrís porque Pepe es una máquina. De hecho, él inventa el punteao. Porque eso es otra cosa. Los punteaos son para entre frase y frase musical, rellenar ese vacío. Hoy el punteao es cuatro minutos, solo él, para lucirse antes de empezar la introducción al pasodoble. Eso no es un punteao, eso es lucirse. Estos son Pacos de Lucía que han salido aquí en Cádiz, pero el punteao es el de Pepito Martínez o antes Paquito Campos, que salía con Paco Alba.
-Jajajaja
-Aro, joe. Yo es que lo critico 'to'.
-Y me parece muy bien, don Joaquín. Suenan más a lecciones de un maestro que a críticas, la verdad. Lo que pasa es que me hace mucha gracia la forma en que lo cuenta. Bueno, ¿y cómo le fue ese primer año con Pepe Martínez?
-Superior. No vea el pasodoble que me hizo para 'Hombres azules'. Eso fue 'pa' morirse. ¡Pa morirse! Y con Manolo Moreno también en la dirección hicimos 'Orfebres'. Luego 'Clásicos de la música', pero sin Manolo como director porque no sale al fallecer su mujer. Al año siguiente vuelve con 'Fábrica de tabaco', en el 89. Con Pepito estuve 21 años.
-Ya que hablamos de directores. ¿Cómo conoce a otro gran defensor de sus letras como ha sido Fali Mosquera?
-Pues justo después de retirarse Manolo Moreno con 'La fábrica de tabaco' me llevo dos años con la peña Nuestra Andalucía porque vinieron a buscar un autor. Entonces, con la música de Pepito hago 'Missisipi Club' y 'Anónimo gaditano', con las que entramos en la final los dos años. Ya la peña se retira, cansadita ya, y al año siguiente Villegas sacaba esta de la droga ('La Señora'), que se queda fuera de la final y el grupo se desbarata. Entonces me viene Fali, que sabía que la peña se había retirado, y me ofrece venir con seis de ese grupo de Villegas. Y con esos seis, y con los que quedaban de los míos que no se retiraron sacamos 'Suspiros de Cai', primer año y primer premio del 92. Los pobres me decían: 'Joe, llevamos con Villegas diez o doce años y lo más que nos han dado fue un segundo y llegamos este y ganamos'. Y con ese grupo ya sigo hasta que me retiro prácticamente.
-¿Siente añoranza por la pluma? ¿Ha escrito aunque sea de estraperlo alguna letra para alguien que se lo haya pedido durante estos años de retiro?
-Yo dije que de comparsa no iba a escribir nada porque ya me he retirado. A lo mejor de chirigota sí porque mi hijo salía, pero como no está saliendo pues nada. Y tampoco porque no me lo ha pedido. Y de coro nadie me ha dicho nada. Desde que me retiré, en estos ocho años sólo he hecho dos pasodobles para El Libreto, que es un tema para sacar fondos para una ONG que lleva Manolo Camacho. Está muy bien porque el libro, que tiene cien o más páginas, va con la letra pero lleva abajo un código QR con el que se puede escuchar el pasodoble cantado. La del año pasado era con la música de 'La caldera' del Noly y este año ha sido con 'la de 'El chaparrón' de Juan Manuel Romero Bey. Esas han sido las dos únicas letras que he hecho en estos ocho años, pero también digo una cosa. Yo sería incapaz ya de sacar un repertorio entero porque eso es práctica y si a mí ya en su tiempo me costaba trabajo no quiero pensar ahora. Yo le echaba 300 horas al repertorio, lo que pasa es que tuve la gran suerte de hacer la mitad del repertorio en Tabacalera. Con eso me pasó una anécdota muy graciosa y es que vino Modesto Barragán a hacerme un reportaje para El Tangai estando yo en activo. Entonces entrevista a mi mujer y dice a cámara 'es que este todo lo escribe en la fábrica'. Mira, tuve que llamar a 'Mode' para decirle que lo borrara (risas). Yo llegaba a las siete a la fábrica, daba la faena a los seis o siete que llevaba a mi cargo y me metía en el despacho a escribir.
-jaja Algo de eso me contó mi padre, Faustino Carbonell, que trabajó en Tabacalera. .
-¡No fastidies! ¿Tu padre era Faustino Carbonell?
-Digo.
-Sí, hombre. Era un gran aficionado y recuerdo que fue hasta jurado del Falla. Buenas y largas conversaciones que teníamos de Carnaval en la fábrica.
-Este Carnaval atípico en junio tiene como pregonera a India Martínez. ¿El siguiente es el suyo según tengo entendido?
-Lo voy a contar tal y como ha salido porque por lo visto el ayuntamiento dio una información. Vamos a ver, todo esto nace en el homenaje que se dio en septiembre de 2021 a Caracol y a la chavala del coro de Los Niños que también falleció, Rocío Hermida . Allí estoy con mi Antología y estando allí se me viene Kichi, aunque yo siempre le he llamado José María porque tampoco hemos tenido mucho trato. Entonces, me viene con la concejala Lola Cazalila y me proponen para pregonero por merecimientos y tal. Mi respuesta fue que primero se lo tenía que consultar a mi familia y les adelanto, puesto que me dicen que aún no tenían fecha para el Carnaval, que si no va a ser en febrero yo en junio, que era la fecha barajaba en prensa, en San Antonio, en bañador y con dos manguitos no hacía el pregón.
-Jajajajajajajajaja Lo entiendo. ¿Y?
-Bueno, él empezó a reírse. Y le dije que ni el público iba a ser el mismo y que va a haber mucha gente de fuera que no va a entender lo que yo diga y yo, como mínimo, tengo que dejar el pregón a la misma altura que lo han dejado la gente de Cádiz que lo ha dado. A mí los demás, poco me importan, pero lo quiero dejar igual que lo dejaron Antonio Martín, Julio Pardo... En fin, todos los de Cádiz que lo han dado. Y me dice que él tiene mucho interés de que yo lo fuese antes de que acabe su mandato. Pues mira, si en mayo termina su mandato, no habrá problemas si es en febrero. ¿Qué pasó? Que al mes y medio ya ellos anuncian que se va a ser en junio y viene la prensa a jalarme de la lengua y les digo que me parece un disparate hacerlo en junio y esto y lo otro. Supongo que ellos lo leen y no me dicen nada, pero cuando nombran a India me pareció fatal que en la prensa le dieran tres cuartos de página a India y un cuarto para mí diciendo que mantienen el compromiso conmigo para el 23. Yo eso no lo vi bien porque le tuvieron que dar la hoja entera a ella que para eso era la protagonista y ya cuando diera su pregón entonces decir que tenían a Quiñones para el 23. Eso sí me hubiera parecido mejor, pero hicieron público lo que nada más que sabía mi familia, no lo sabía ni mi grupo. Creo que no era necesario que se supiera que se me había ofrecido antes a mí. Y que conste que me ha parecido divino lo de India porque es una chavala a la que le gusta el Carnaval, pero a día de hoy nadie me ha llamado del ayuntamiento para lo del año que viene. Y sí, si va a ser en febrero, me parecería perfecto.
-¿Qué amigo le ha dejado la fiesta?
-Amigo, amigo, Pedro Romero. Muero como escribía, pero también he mantenido con él una relación casi familiar. Él llamaba a mi casa gritando a mi mujer, '¡Lola, está por ahí el niño?' Me dio mucha pena como se fue aunque es verdad que él nunca sirvió para cargar saco de papas. No trabajaba, estaba fatal y menos mal que al final le dieron un piso de Procasa al que yo iba a verlo. Vivía de lo que le iba dejando la SGAE de derechos de autor de cuando hizo los siete años con 'Los maniseros de Cádiz', que iban por toda España. Tengo postales de él en Ribadesella, Oviedo, en el Teatro Calderón de Madrid, que estuvo un mes en cartelera. Por eso, cuando yo veo a estos modernos decir que si han cantado en Madrid, Barcelona y demás, me digo 'pero si eso lo han hecho mucho antes que ustedes, cojone'. Iban cambiando de grupo como pasó con los 'Beatles de Cádiz', pero que recuerde algunos de los que iban con Pedro en 'Los maniseros' estaban el Purri, que fue mi director unos años, también Antonio Ávila, que salió conmigo en 'Los gallos de pelea'. También estaba el Fito de la Viña, que murió hace poco. Creo que eran cuatro de Cádiz y el bateria que era de La Línea.
-Ha dicho que le gustaría hacer un pregón parejo al de Antonio Martín. ¿Qué relación ha tenido con otro grande de la fiesta?
-Con Antonio me he llevado bien, sobre todo porque era ídolo de mi infancia a pesar de que él sólo tiene dos años más que yo, que empiezo a sacar comparsas mucho más tarde que él. Y como rival y compañero siempre me he llevado muy bien. De hecho, él me sacó un pasodoble con 'Los Hippitanos' precioso por muy retirada y yo se lo agradecí hasta el punto que después mis hijas me lo regalaron y lo tengo en piedra.
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