Con 'C' de Cádiz
«Alucino con que los que más propinas dejan son los de los bajos y los primeros»
Ismael se abre camino en la vida como 'rider' de Glovo y aunque vive en la calle su aspiración no es otra que montar su empresa de informática

Ismael Ayoubi (Cádiz, 1995) tiene una sonrisa para todo el mundo pese a que la vida no le trata del todo bien y su horario laboral no es, ni de lejos, para echarse unas risas. Eso sí, en cuanto se le pregunta por cómo está, ... entonces sí, dispara sin piedad. Pero siempre desde el respeto y una educación que no siempre ha sido lo que ha visto a su lado.
Este 'rider' de Glovo lleva seis meses viviendo en la calle y ha desistido ya de encontrar un techo bajo el que dormir. A pesar de todo, no para de intentarlo pero los obstáculos que le ponen no allanan el camino para encontrar una humilde morada. Dice que hasta el Defensor del Pueblo, tras leer su caso, le ha admitido que no puede hacer nada por él. A todo se acostumbra el ser humano y es posible que este informático y también cocinero gaditano ya tenga el cuerpo hecho a estar seis años más perviviendo la interperie. Quien sabe.
A sus 27 años, Ismael es tímido luchador y a quien no le gusta que la gente sepa de él, pero a raíz del encuentro con este periodista piensa que no es mala idea poner voz y rostro a su situación y así darle visibilidad a su problema.
-Es gaditano porque me lo ha dicho antes, pero con ese apellido, ¿de dónde es su padre?
-Él es de Marruecos, de la parte del Sáhara.
-Tema polémico. Empezamos bien...
-Pues sí (jejeje). Yo he estado viviendo en Chiclana, San Fernando y Cádiz.
-Entiendo que con sus padres, ¿no?
-Sí, sí. Hasta ahí, sí.
-¿Y su madre también es marroquí?
-No, mi madre es de Cádiz.
-¿Cómo se conocieron?
-En una boda de un familiar de mi madre. Mis padres estaban estudiando. Él es consignatario de buque porque ha sido capitán de barco y no sé si estaría por aquí, además de estudiando, haciendo algún tipo de trabajo con su flota mientras que mi madre estudiaba Magisterio. Se conocieron y se casaron. Primero viví en Chiclana, pero más bien por mi madre, que era maestra allí.
-¿Cuántos hermanos tiene?
-Cero.
-Muy bien. Bueno, ¿y cómo recuerda esa infancia viviendo a caballo entre Cádiz, Chiclana, Conil...?
-Muy rápida, muy loca. Además, a todo esto se le une que yo tengo la cabeza siempre en movimiento puesto que soy hiperactivo.
-Ah, pues muy bien ese café que se está tomando conmigo.
-Y hasta cinco que me tomo al día.
-Joe, ¿y cuántas horas duerme?
-No más de cuatro. El café me sirve para aguantar el día entero.
-¿Y a qué aspiraba a ser de mayor cuando era pequeño?
-Siempre me ha gustado la informática. Y no, no tiene nada que ver con el tema de los vídeojuegos. A mí me gustaba de siempre arreglar móviles, reparar ordenadores, todo ese rollo. Programación, diseño... Siempre me ha gustado ese mundo pero he sido muy cabeza loca; nunca he tenido las cosas claras ni he tenido un seguimiento y una constancia necesaria para llevarlas a cabo. Como no le meta caña desde el principio a un tema las acabo abandonando. Un curso de un año no lo termino, pero uno de cuatro meses puede que sí. E incluso es probable que en esos cuatro meses sea más intenso que en todo un año porque en ese tiempo me aburro de cualquier cosa a no ser que sea trabajo y esté remunerado, claro.
-Vamos, que admite esa falta de constancia.
-Sí. Empiezo mil cosas a la vez. Hasta tengo una libreta con 75 proyectos apuntados pero después ninguno sale para delante.
-¿Proyectos cómo cuáles?
-Cualquier tipo. Desde crear mi propia empresa para dar servicios tanto físico como externo. Diseñar webs, grabación de audios, edición de vídeos... También me gusta mucho la música y quiero ser DJ. Tengo mi mesita de mezcla. Un poco por ahí me he ido moviendo. Además, tengo titulación en cocina porque sé que en algún momento que no haya o no pueda dar servicios como informático siempre estará la hostelería para poder ganarme la vida. Y es que tanto los móviles como el comer son dos cosas que en cualquier parte del mundo siempre va a hacer falta. Da igual el idioma, el país; siempre se va a necesitar a gente para arreglar móviles o dar de comer a alguien.
-¿Ha trabajado en la hosteleria ya?
-Sí. He trabajado en varios hoteles en Chiclana como ayudante de cocina y en Londres también estuve seis meses como chef. No tenía experiencia ni nada, pero como les hacía falta uno por allí que aparecí yo.
-¿Domina el inglés?
-Sí, sí. De hecho, allí en Londres tuve que acompañar a un amigo a hacerse una cuenta en el banco, a comprar, a buscar trabajo. Aprendí el inglés de manera autodidacta. No tengo titulación, pero la mayoría del inglés que sé se lo debo a la informática y a los cursos intensivos de programación que he dado.
-¿Cómo le fue en el colegio?
-Yo hice hasta la ESO porque el Bachillerato nunca lo terminé. La ESO la hice en Chiclana y el Bachillerato ya fue lo primero que empecé a hacer en Cádiz. Llegué hasta Segundo y pasé por el Ciudad de Cádiz, el Drago y el Columela.
-¿Y por qué no lo acabó?
-De Segundo tengo algunas asignaturas pero no lo terminé por lo que dije antes. Mucho recorrido, mucho relleno y me aburro. Termino por no ir a clase y acabo dejándolo. Ahora, por ejemplo, me he apuntado a varios cursos de cien horas destinados a terminarse en tres meses y yo en dos días ya los había terminado con los exámenes y todo hechos.
-¿De qué eran los cursos?
-Uno de seguridad informática y el otro desarrollo informático de las empresas. Me considero, por así decirlo, un consultor IT, que viene a ser entendido en cualquier tipo de tecnología informática ya bien sea de móviles, de ordenadores, de programación, de hardware, de software. Monto mis ordenadores, mis programas...
-Y durante el bachillerato vive con sus padres imagino.
-Con ellos he estado desde el colegio al bachillerato. He vivido en Chiclana, en el campo y finalmente nos vinimos a Cádiz porque destinaron a mi madre. Pero aquí es donde se tuercen un poco las cosas porque yo verdaderamente nunca he tenido una buena relación con mi padre. Siempre hemos tenido nuestros roces y tal.
-¿A costa de la religión, por ejemplo?
-No, no. Él es musulmán, pero tampoco practicante al uso. No bebe, no peca, por así decirlo, pero no practica, no hace culto.
-O sea que los roces han sido por disparidad de carácteres simplemente.
-Sí, y al revés también. Por tanta igualdad de carácteres siempre uno quiere acabar por encima del otro. Ha sido una lucha constante con mi madre en medio mediando entre ambos hasta que explota. Fueron muchas las veces que me he ido de casa. He estado de alquiler por ahí con la ayuda de mi madre; luego también he estado en Francia en la vendimia... Así estaba hasta que un poco después del confinamiento por el coronavirus, hace cosa así de dos años, a mi madre le dio un ictus mientras estaba en el gimnasio. Por desgracia, no le dio uno de esos que a las semanas puedes estar conduciendo. No, mi madre cayó desplomada y no se ha podido recuperar en su totalidad.
-Y su vida terminó de cambiar porque ya no había nadie que intermediara, supongo.
-Exacto. Mi madre tiene una parálisis parcial y aunque ella anda con su bastón, no es capaz de comunicarse. Lo máximo un sí, un no. Y depende mucho del momento de lucidez que tenga. En el momento en el que mi madre le pasó eso me he visto descolgado porque mi padre poco quiere saber de mí.
-¿Entonces decide cortar por la sano y volar por libre definitivamente?
-Sí, pero en cierta forma sigo atado por mi madre, por lo que nunca me he llegado a ir.
-Se puede decir que ahí, en la casa de tus padres en Cádiz, es donde tiene su nido.
-Claro, pero si me dieran a elegir entre mi casa y otro sitio yo siempre elegiría el segundo.
-¿Y cómo llega a convertirse en repartidor de Glovo?
-Pues me lo dijo Suso, un muy buen amigo mío. Lo considero de los mejores que tengo porque no se mete en líos, no tiene problemas legales, no hace tonterías. Tiene un gran corazón y una magnífica actitud ante la vida. Entonces Jesús, que lleva repartiendo más de un año ya, me lo comenta y me convence para meterme. Yo le digo que si tuviera un patín me metería porque con mis 55 kilos y una bicicleta yo no me veo capaz de pegarme más de dos horas de pedaleo. Le digo que yo no tengo sus piernas, porque Suso te mete una 'patá' y te manda a tu casa sin coger curvas. Total, que le digo que llevar ese ritmo con la bicicleta no iba a poder pero que con un patín sí que podría ponerme a repartir.
-Y por lo que veo consigue el patín y se pone a repartir. ¿Cómo es este trabajo y desde cuándo data esa conversación con su amigo?

-Unos siete meses. Puede que más. Lo primero que tengo que decir es que no estoy contratado, por lo que me tengo que dar de alta como autónomo. Todo esto pasa en enero y aprovecho para comenzar el proceso de crear mi propia empresa de consultoría de informática para programar, diseñar, reparar móviles, instalaciones... Cualquier tipo de servicio informático con ordenadores, redes, móviles... Me meto en el CADE de Cádiz, que es un centro que ayuda a jóvenes emprendedores y con ellos estoy un mes, dos meses y al tercer mes me llaman los de Glovo ya que antes había echado la solicitud para trabajar con ellos. Me dicen en un correo que necesitan repartidores pero como autónomos porque no hacen contratos. Evidentemente lo que hacen es saltarse la 'ley rider' , que obliga a que contraten con nómina a sus trabajadores de plantilla y le pongan un número de horas porque lo que no puede ser es que yo me lleve desde por la mañana a las doce de la noche que no cobro la hora ni a dos euros ya que a lo mejor hay días que no me entra ningún pedido y me tengo que fastidiar.
-¿Y le da exactamente igual decir esto en público?
-Sí porque no me pueden decir nada porque soy autónomo. Es mi responsabilidad. Yo acepto sus pedidos y los entrego correctamente en tiempo y hora. Fuera de eso, acaba la relación. No tengo un jefe, ni unas órdenes ni una política de privacidad ni nada por el estilo.
-¿Cuántos 'riders' cree que son en Cádiz?
-No sé, pero desde luego nos hemos llegado a ver entre 40 y 50 repartidores en el McDonald's de Glovo, Uber y algunos más.
-¿Usted puede rechazar algún pedido?
-Yo sí puedo, pero una de plantilla no porque está en nómina y tiene sus horas contratadas.
-¿Cuál es el porcentaje de compañeros en nómina?
-De autónomos habremos cuatro o cinco personas y todos somos de Glovo porque Uber ya no permite tener fuera de contrato porque al acogerse a la 'ley rider' tiene que ofrecer contratos.
-¿Y usted le dice a los de Glovo 'oye. qué hay de lo mío'?
-No, porque no me interesa. Incluso cobrando poco, me conviene más estar de autónomo.
-Entonces, ¿de qué se queja, Ismael?
-No me quejo ya que a mí me viene bien por mi situación, pero si el contrato fuese menor a 30 horas, es decir, que no me diera mucho dinero, sí me vendría bien.
-¿Qué me estoy perdiendo?
-A ver, yo he ido a Servicios Sociales y después de un año insistiendo una y otra vez conseguí que me considerasen una persona con riesgo de exclusión social al estar viviendo cerca de dos años en la calle. Eso me da derecho al ingreso mínimo vital, que son 490 euros al mes. Si yo cobrase algo más por encima de eso, pues esa ayuda ya no la tendría. Aparte de repartir para Glovo, para intentar ganar un dinero extra también reparto a domicilio para un kebab.
-¿Y dónde pasa las noches?
-Me quedo en la puerta de Renfe todos los días cuando salgo de trabajar a eso de las doce de la noche, que es cuando la plataforma de reparto se desconecta y no te permite trabajar más. Entonces, me voy con un colega y nos damos una vueltecita para intentar hacer tiempo.
-Pero, a ver, Ismael. Si nos ponemos le da para pagarse algo donde vivir aunque sea de alquiler o compartiendo piso, ¿no?
-No conozco a nadie que tenga la intención de alquilar porque todos me piden nóminas de, mínimo, 1490 pavos. Y pisos compartidos sólo son en temporada escolar. O habitaciones con muy pocos derechos y yo con 27 años he estado en muchas casas y he vivido muchas situaciones. Me he topado con personas que cuando el cuarto de baño estaba ocupado te mean en la pila de los platos. Y ahí es donde tú después tienes que comer y lavar tus cositas. Entonces, cuanto menos comparta mejor porque soy una persona muy pulcra, muy limpia y me vuelvo loco si yo, que llevo trabajando desde la diez de la mañana a las doce de la noche, llego a mi casa y la veo hecha un asco.
-Entiendo, por lo que cuenta, que su idea es hacer dinerito para alquilarse un pisito para usted solo, ¿no?
-Así es. He visto pisos de 490 euros más gastos; me parece un buen precio que no está mal para estar en Cádiz. E incluso si yo tuviera un contrato, la asistenta social me podría ayudar un poco pero ¿qué pasa? Que me dicen que no tengo nómina y que el ingreso mínimo vital, siendo pensión del Estado contributiva y cotizable, no te lo quieren coger como nómina. También me piden si tengo el IRPF, ¿pero cómo voy a tener si llevo de autónomo tres meses? No sé ni lo que es casi; ¡no he hecho ni mi primera trimestral!

-¿Y qué cosas buenas tiene este trabajo?
-Me da mucha libertad de moverme, de no estar en un sitio quieto, que me dé el aire, de decir 'no puedo más; me voy a tomar un café'. Pues me desconecto y me lo tomo. Si veo que está muy lejos el pedido o no tengo ganas en ese momento de ir pues al ser autónomo lo rechazo y le entra a otro repartidor. Lo bueno, dentro de todo lo malo, es que con mi 'app' si voy a cualquier ciudad de España puedo repartir simplemente haciendo un aviso previo de que estaré en tal sitio durante esos días. Por lo que en el caso de encontrar un piso o una habitación para vivir, para mí sería muy cómodo poder instalarme. Creo que de las cosas que más me ha costado conseguir no es ni siquiera el dinero, sino el trabajo. Y mira, al trabajar no te sientes un despojo ni te ves en la calle tirado sin hacer nada. En cierta manera, te sientes realizado por el mero hecho de estar haciendo algo útil. Te da otra forma de ver las cosas, de actuar y piensas un poco más en el futuro.
-¿Y cuándo se desespera?
-Sobre todos los días que a lo mejor llevo conectado desde las diez y solo he hecho un pedido hasta la una por el que solo he sacado 2,5 euros. Y a lo mejor es el único que hago un día laborable. Te pones a echar cuentas y te desesperas porque igual esas horas no están pagadas ni a 20 céntimos la hora. Por ejemplo, Uber tiene un poco más de decencia y las horas vacías que te pegas sí te las paga al menos. La cosa es que Uber tiene una plantilla cerrada y no admite, por ahora, a más gente.
-En un trabajo que se está tanto en contacto con la gente imagino que habrá alguna que otra anécdota. ¿Con qué curiosidad se queda cuando le cuenta a un amigo los avatares de ser 'rider'?
-Pues mira siempre digo lo mismo y es verdad. El que más propina te deja suele ser el del bajo o el del primero y ¡los que te hacen subir cinco o seis plantas sin ascensor nunca te da

n ni 20 céntimos! ¡Es increíble! Y además, el patín no lo puedo dejar abajo con lo que me ha costado.
-ja ja ja ¿Cuánto?
-Esto vale 600 pavos. Pero en realidad no lo compré. Tenía una tablet que dejé de usar y gracias a ese cambio tengo el patín por un valor similar porque no tenía dinero para un patín.
-¿Cómo es un día en este trabajo?
-Es muy loco todo. A los que están en nómina no les viene del todo mal que no haya movimiento porque están cobrando sus seis euritos la hora, pero en mi caso, levantarme a las siete de la mañana, cargar el patín y conectarme a las diez de la mañana y a lo mejor no llegarme un pedido hasta la una de la tarde es un fastidio. Y hay días que llegan las tres y tampoco me ha llegado nada.
-¿Cómo se distribuyen los pedidos? ¿Primero les llega a los que están en nómina o es aleatorio? ¿Qué se suele pedir más?
-No sé cómo está repartido el sistema pero sí sé que hay un baremo en el que hay preferencia por antigüedad, por valoración, por cercanía, por la batería del patín, del móvil... Y obviamente, las horas gordas son las de comer y las de cenar. Y en cuanto a lo que se suele pedir, sober todo, tabaco, cosas de supermercado, alguna vez mecheros, ahora caracoles. Y también, cómo no, pedidos de restaurantes.
-Tiene dos móviles. ¿Tiene algo que ver con el trabajo?
-Tiene que ver con que un chaval del norte me ha propuesto que hagamos una sociedad relacionada con la informática. Por ahora no me ha llegado nada, pero mi nombre se puede buscar por internet para contactar conmigo.
-¿Ese es su verdadero objetivo?
-Por supuesto. Yo quiero dedicarme a la informática y tener mi empresa. Salir adelante y tal y cual. Yo tengo un perro, pero claro.
-Espere, espere. ¿Y dónde lo tiene con toda esta vida?
-Me lo está cuidando una persona a la que le pago un dinero. Antes de tener el ingreso mínimo vital yo no podía trabajar porque iba con el perro a todos sitios 24 hoeas al día y en invierno con la lluvia imagina.
-¿Qué raza es?
-Un bodeguero .
-Bueno, Ismael, que reparta mucho y que en breve encuentre casa y trabajo de lo suyo.
-Muchas gracias. Y sobre todo eso, que me gustaría que se supiera mi historia, la de un chico de 27 años que lleva cuatro meses trabajando en Glovo y dos años viviendo en la calle en riesgo de exclusión reconocido. Estoy un poco harto de que no hagan caso a situaciones similares a la mía y de ver que hay casas vacías o bien solo aptas para personas drogadictas o conflictivas y como yo no lo soy no me aceptan mi ayuda para poder alquilar.