Con 'C' de Cádiz
«Sí, sí... Canal Cádiz se veía con agüilla, pero fuimos los que abrimos el camino a las teles locales»
Genio y figura, Paco Noya metió a mediados de los 90 el Falla en los hogares de los gaditanos, a los que ve anclados en un poso de derrotismo que va a más con el paso de los años
Al igual que su añorado y recordado amigo Justo Mata con la Semana Santa, Paco Noya fue el primero que le puso al gaditano una mirilla para que viera por dentro el concurso del Gran Teatro Falla. Ambos, junto con Keko Ruiz en los deportes, fueron los pioneros de una televisión local que vertebraba con agüilla las tres C de Cádiz, carnaval, cofradías y Cádiz CF. A los años, Noya cuenta con nostalgia y no menos 'cachondeo' su década en Canal Cádiz y los recuerdos de un vecino que ve las cosas con la filosofía gaditana que, a su juicio, se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
Hizo de todo en la tele, desde presentador a comentarista, pasando por comercial y guionista. También pasó como plumilla un año en 'Cadiz Información'. Lo memorizó y lo cuenta como si fuera ayer. No es para menos, se trataba del creador del primer 'lo que el ojo no ve' carnavalero. Como periodista de la actualidad que ofició, tuvo sus más y sus menos con muchos autores, entre ellos, con Valdivia, el presidente, del que guarda un grato recuerdo a pesar de que las tuvieron tiesas en aquellos años dorados del Carnaval noventeañero. Tomarse una cerveza con él es una bendición, pero también se puede convertir en un agradable peligro...
Paco Noya es de «Cádi, Cádi». Vivió su infancia correteando por la zona del cementerio y disfrutó con sus amigos jugando al fútbol hasta que le dejaban en el patio de San Felipe Neri, donde se les hacía de noche si no antes les echaba «un perro y un cura que se levantaba la sótana para correr más» para asustarlos. Estudió en el Eduardo Benot de la Barriada y después cursó sus estudios de FP2 en Maestría industrial, «que es como se llamaba antes», en el Instituto San Severiano. De allí salió con conocimientos para ponerse a trabajar en la empresa de construcción de sus padres hasta que se le abrió la oportunidad de ganarse la vida con un micrófono.
-¿Qué hacía antes de llegar a Canal Cádiz?
-A ver, yo me dedicaba al tema del humor. Contaba chistes, hacía monólogos y demás. Entonces me llamó Tele5, que tenía un programa ('Uno para todas') presentado por Goyo González y a la que fue de invitada de honor Bibi Andersen. De ahí pasé a otro de Antena 3 que era 'Genio y figura', donde coincidí con Chiquito de la Calzada, Paz Padilla, Manolo Mármol... Recuerdo a Gregorio (Chiquito), que era un encanto, igual que su mujer. Les cogí mucho cariño.
-¿Quién le llama de Canal Cádiz?
-Me llamó Pilar Costa. Ella tenía un magazine y me entrevistó porque pensó que qué mejor que un tío de Cádiz que había llegado a la final de 'Uno para todas', que era un espacio de cachondeo y humor, para darme a conocer también en su programa. Me estaba entrevistando y cuando paramos para un descanso entraron la productora y el director para ofrecerme un programa. Era el año 95 y lo primero que hice fue una Velada de los Ángeles con más nervios que la mar.
-¿Cómo fueron esos inicios?
-Después de la Velada, que era en verano, ya hice un programa de cachondeo, humor y algo de Carnaval, que era lo que a mí me gustaba. Se llamaba 'Detrás del telón'. Poníamos una escalera detrás, un estintor... Eran nuestros recursos para que pareciera que estábamos entre bambalinas. Teníamos un plató para todos en la calle Veedor. Hacía un calor tremendo y se sudaba tela. Los programas empezaban a las cuatro de la tarde y yo tenía el mío a las diez de la noche. Cuando entraba, con esos focos ahí dando fuerte, yo me ponía a sudar lo que no había en los escritos. Eso era una sauna.
-Lástima que la agüilla con la que se veía Canal Cádiz no refrescase el plató, ¿no?
-Sí, sí, teníamos mucha agüilla pero todos los viernes teníamos patrocinada la película porno (risas).
-Igual es que mucha gente había hecho sus prácticas con las del Plus codificadas...
-(Risas) Sí, sí, cierto. Si la gente entornaba los ojos para verla borrosa, imagina con las nuestras que se debía ver hasta en cuatro dimensiones en comparación. Era gracioso porque llamaba hasta gente mayor diciendo que si esta del negro es repetida o esta otra ya la habían echado en Canal Plus. ¡Muchos se pensaban que éramos un videoclub! (muchas más risas)
-A ver, volvamos al hilo, nunca mejor dicho. Bueno, sigue con sus programas de Carnaval y lo hace desde el Falla. ¿Cómo le fue?
-Yo me pegué diez años haciendo el concurso. También estaba Canal Sur con 'Al ritmo del tangai', pero al principio sólo cogían las finales porque a las preliminares nadie les hacía caso salvo las radios y nosotros. Era bonito y complicado porque teníamos dos cámaras solamente. Una se quedaba fija enfocando al escenario mientras la otra se iba conmigo, que salía entre actuación y actuación corriendo a los camerinos a hacer entrevistas a los que acababan de cantar y a los que iban a hacerlo y volvía al patio de butacas donde está el cuadro de luces para comentar con Justo Mata, al que quise una barbaridad. Puedo decir con orgullo que fuimos los primeros en meter las preliminares y otra cosa que nadie hacía y que empezamos a hacer nosotros como era el concurso juvenil y de cantera. Me traje a Luis Rivero, que era un chavalín pero que ya componía para la cantera y le di una sección en el programa para que hablase de la cantera. También dábamos en directo las preliminares y semifinales de los chavales. Fue una pasada.
-Su etapa coincidió con los años dorados del Carnaval de los 90 y principios de los 2000. ¿Qué puede contar de esa relación de los medios con los autores?
-Es verdad que llegamos a ser el foco del huracán. Tuvimos muchos problemas personales con autores, sobre todo con su presidente José Antonio Valdivia, que en paz descanse. Al principio, no me llevaba nada bien con él porque cada uno luchábamos por lo nuestro y teníamos posturas distintas, pero era un crack ya que miraba por lo suyo y yo por lo mío. Yo lo respetaba mucho porque defendía lo suyo con uñas y dientes. Nosotros pagábamos a Autores por la SGAE y también nos pedían otro canon para entrar en el Falla, pero si queríamos rizar el rizo no se puede pagar una entrada sin saber qué cartel hay anunciado ya que el concurso tiene eso, que es un festival. Y cuando tú vas a un concurso aceptas las bases del concurso, y en este caso estaba metida la televisión. Ya después se restauró y yo que me alegro por la gente del Carnaval porque además tengo familiares y muchos íntimos amigos. Y es verdad que había que dignificarlo, pero en aquel entonces entrábamos todos (los medios) como elefantes en una cacharrería. Al final de todo, con Valdivia mantuve una muy buena relación y cerca estuvimos de hacer un proyecto juntos, lo que pasa es que yo ya tenía un contrato de exclusividad con Antena 3.
-¿Qué es lo que más le gustaba hacer?
-Los directos, sin duda. Hacía de todo. Ostionadas, Pestiñadas, Peña del Molino, de la Gaviota... Venga a correr de un lado para otro con la cámara y el micro. El directo enlatado era una cosa que me encantaba. A mí me llamaban el 'Sanpresentador' porque iba a todas las peñas. En esos diez años pude hacer alrededor de 200 galas entre las benéficas para Afanas, para las cofradías, donde iba con Justo Mata. También colaboraba con 'Caravana por la paz' para traernos a niños de Bosnia, que estaba la cosa chunga.
-Imagino que tendrá anécdotas en cantidades industriales. ¿Alguna a bote pronto?
-El primer año estaba más verde que un tomate con pipas y me ofrecen presentar el pregón infantil en San Antonio. Sería el 96 y yo tenía 25 años. Subí la escalera y me vi a todo San Antonio y parte de la calle Ancha lleno de gente esperando para ver el pregón grande. Pues bien, subí los escalones con mi chaqueta de lentejuelas que me puso el amigo Migueles, el hermano del corista Nandi, que era el encargado de escenario y atrezzo. Me ví a 5.000-6.000 personas, no sé cuántas habría, y me bajé diciendo que no tenía cojones. Entonces mi novia, hoy mi mujer, me cogió y me dijo que a dónde iba. Y yo, 'que me voy, que estoy 'cagao'. Y era en serio, pues juro que tenía ganas de vomitar y me dolía el estómago. Necesitaba ir al baño. Me pasaba de todo. Y mi novia: 'A ti esto se te da muy bien y te quieres dedicar a esto. O subes y lo haces o nos vamos para casa'. Total, que le eché valor. Subí y grité: «¡Señores, esto en Cádiiiiiiiiiii!» y ya empezó la gente a gritar y me vine arriba hasta que me tuvieron que decir que me bajase porque tocaba ya el pregón de los grandes.
Ya trabajando en Canal Cádiz tuve otra muy buena con Rocío Jurado cuando dio el pregón. Nosotros veníamos de grabar otra cosa en El Puerto y llegamos a la comida que daban en el Palacio de Congresos. Allí estaba ella con Ortega Cano y más gente. Para variar, llegábamos tarde y ella ya estaba comiendo con el torero y cuando me ve llegar con el cámara me dice: «¡Yo ya he terminado con los medios, niño!». Ante esto, le dije que me diera un minuto para contarle que éramos de Canal Cádiz, que veníamos del Puerto y que por poco teníamos que venir con la cámara a cuestas. Ella ya empieza a reírse y ya remato diciéndole. «Como no lleve el corte tuyo me van a echar de la tele». Al final me dijo: «Un minuto 'na má', niño que tengo que comer», pero se pegó media hora al final y porque me dijeron los cámaras que la cortase porque se acababa la cinta. Aquí hemos tenido mucha gente. Emilio Aragón, que celebró el cumpleaños de su padre en un programa mío. También Jesulín de Ubrique, que fuimos a su casa y conocimos a su familia. Pablo Carbonell... Anécdotas para escribir un libro.
-¿No tocó nada de Deportes?
-Esporádicamente y cuando había algún movidón como el Trofeo y hacía falta ambiente, entonces sí, le echaba un cable al gran Keko Ruiz, que llevaba el Cádiz y hacía unas crónicas 'pa matarse' del Cádiz CF. Keko es un encanto y fue otro gran compañero y amigo como Justo.
-De su paso por la tele, ¿de quién no se olvida tampoco?
-De mi compañera del alma Montse Garrido; era mi pareja natural en todos los programas y en galas del Falla. Una mujer increíble, increíble amiga y profesional a la que aún sigo unido a esa amistad gracias a Dios de la que aprendí a hablar en muchos casos.
-Trabajó codo con codo con Justo Mata. ¿Cómo era?
-Una bellísima persona y un gran amigo mío. Además, muchas veces íbamos juntos y le gastaba alguna que otra broma para hacerle reír. Nos pasaron miles de anécdotas. Yo hacía con él la Pestiñá, que era por la noche. También recuerdo que al día siguiente se hacía la Ostioná y la Erizada, y tenía que salir corriendo de un sitio para otro. Entrevistábamos a mucha gente porque pasaban muchos invitados. Venía el pregonero o la pregonera, que ese año recuerdo que nos tocó Esther Arroyo. También venían más famosos que iban al hotel Francia y París, donde eran recibidos por los representantes del Ayuntamiento, con quienes se tomaban la copita y servían un ágape. Yo allí entraba porque es donde teníamos un set de invitados, pero también teníamos otro fuera con unas mesitas donde pasábamos mucho frío con el escenario al ladito para comentar las actuaciones. Pilar Costa, que era la productora, nos iba buscando gente conocida para entrevistar como don Antonio Martín, Martínez Ares o Carlos Herrera, quien se enrolló más de la cuenta. Nosotros seguimos hablando con él tan ricamente haciendo una entrevista muy rica y graciosa. Cuando terminamos nos dicen de dirección que no había salido nada en directo. Ni siquiera se grabó. De esas nos pasaron muchas parecidas.
-Gajes del oficio. Ha hablado de algunas bromas que le hizo a Justo. Cuente una.
-Hay una muy gorda que le hice y por la que casi me mata. Resulta que él daba muchas exclusivas cofrades en su programa 'El Estandarte' porque él se movía mucho buscando primicias para el programa y el 'Cádiz Información', donde él escribía también de Carnaval y Semana Santa. Un día llegó muy orgulloso al plató porque le acababan de dar el cartel de la Semana Santa. Recuerdo que era una Virgen muy guapa y que solo se veía su rostro en un primer plano. Su programa lo tenía a las ocho y el mío era a la diez, pero antes íbamos los dos a la tele para prepararlos. Como era en directo y sólo teníamos un set para todos pues en cuanto acababa un programa se iba a publicidad y se cambiaba rápidamente cuatro cositas con el decorado del siguiente programa. Pues bien, cuando llega a las seis me dice 'mira, Paco, lo que me han dado para que dé en exclusiva en el programa'. Me lo enseña muy orgulloso, lo deja en la mesa de redacción y se va abajo a minutar la cinta. Entonces a mí, se me ocurrió hacerle de cachondeo con una cartulina...
-Noooo... Dígame que no...
-Sí, , sí, sí. Le hice a la virgen un antifaz de carnaval y se lo puse muy bien pegadito con su fiso y todo. Quedó de lujo, pero era de cachondeo, para los dos nada más, pero él no lo miró y se lo llevó de la redacción a la mesa del programa abajo. Cuando entró en directo dijo: «Señores, tengo en primicia...» Y menos mal que lo abrió primero para él porque nada más abrirlo lo cerró con el arte de salir diciendo «..., pero antes tenemos que irnos a publicidad». Yo
lo estaba viendo en directo en la redacción y pensé que se venía para mí cuando desde abajo se escuchó «¡Me cago en los m... del Noya!». Buff.. Salí corriendo de allí, me tuvieron que esconder en un cuarto de baño. No vea si lo llega a abrir hacia delante. Así era Justo para las cosas suyas, pero nos queríamos un montón y nos lo pasábamos muy bien juntos. Él se lo pasaba muy bien con el Carnaval, pero con el tema de la Semana Santa ya era otro cantar porque eso no se le podía tocar.
-¿Quién estaba al frente de Canal Cádiz y cómo eran los recursos de un televisión local tan emergente?
-Los hermanos Pagés Lluyot, que habían vivido en Madrid pero eran muy gaditas. Yo me llevaba muy bien con ellos y les debo habérmelo pasado muy bien en la televisión. Teníamos muy pocos recursos, tan sólo una unidad móvil para hacer los directos que era una furgoneta de transporte donde todo lo teníamos puesto de aquella manera y sujeto con maderas de mírame y no me toques. La gente, para colmo, nos quería cortar los cables. Tú 'sabe', esa gracia de Cádiz que nos hace ser los más derrotistas con la gente de aquí.
-¿Y sus programas quién los producía?
-Básicamente yo, que era el que buscaba a la gente, hacía los guiones y hasta compartía publicidad, por lo que me integraban en la nómina lo que yo hubiera sacando vendiéndola. A veces buscaba hasta el catering. Por ejemplo, íbamos a una peña a hacer el programa y Paco Vicenti hacia el decorado. Llevábamos a la peña a veinte tíos de una chirigota a hablar y contrataba un catering a cambio de publicidad. También me llevaba a famosos a comer a restaurantes de Cádiz a cambio de la imagen que les daba que estos salieran comiendo en sus sitios.
-¿Cómo ve las televisiones locales de ahora?
-Creo que han perdido mucho poder. Antiguamente, Onda Jerez, por ejemplo, era un referente en toda España. La misma Canal Cádiz, aunque la gente no se lo crea, también tenía su caché fuera de aquí. De hecho, nosotros íbamos a Local Media, que era como la patronal de las teles locales de todo el país, y exportábamos muchos programas a otras televisiones con la que compartíamos material. Uno que exportábamos era uno de vela que hacía Modesto Sánchez, que empezaba a hacerlo cuando nadie conocía nada de ese deporte aquí pese a vivir en el mar. Y al revés también pasaba. Por ejemplo, importábamos uno que se llamaba 'Mis enigmas favoritos' de la televisión vasca que presentaba un chaval jovencito que se llama ahora creo que Iker Jiménez.
-Estuvo diez años, hasta 2005, en Canal Cádiz. ¿Qué hace después?
-Ahí, en 2005, vuelvo a la empresa de mis padres de la construcción pero sufro un parón. Yo estaba formado en temas de electrónica y electricidad y también llevaba el tema de la facturación, presupuestos y todo este tema para ayudar a mis padres, que ya eran mayores.
-Se le da bien el tema de la informática, ¿no? Fijo que es el 'manitas' de su pandilla.
-Bueno... más bien soy el cara (risas).
-¿Y vuelve al mundo de los medios?
-Sí, pero ya no de la misma manera. Me llama Onda Cero Cádiz a través de Antena 3 Advertising para trabajar como ejecutivo de cuentas, como comercial. Estuve un par de años y no los pasé muy bien, la verdad. Llevaba la publicidad y fueron unos años muy malos de crisis económica y el remate fue que mi madre se puso malita y después falleció. No estuve muy bien del todo esos dos años y medio.
-Y...
-Bueno, ya vuelvo a la empresa de mi padre y alterno como comercial en otros trabajos hasta que al final terminé creando la mía de construcción para hacer rehabilitación de fachadas y todo el tema ese.
-Y como gaditano, ¿cómo ve Cádiz ahora en relación a lo que ha vivido?
-Hay cosas muy buenas y muy malas. Expresamente lo he venido hablando estos días con un amigote mío que tiene comercios en Cádiz muy conocidos. Coincidimos en ver a la gente de ahora muy irascible, como con el ánimo de pisotearte si puede un poco más. Y yo tengo una actitud con la que me gusta quedar bien con todo el mundo, ser servicial, pero muchas veces no eres tú porque te tienes que comportar como se comporta la gente. Y eso al final es malo porque estás mal contigo mismo al darte cuenta de que '¡coño, si yo no soy así!'. Y lo que yo amaba realmente de Cádiz y su gente era eso precisamente, su carácter ameno, jovial. No tiene nada que ver con lo que se ve ahora.