La situación precaria en que se encuentra la planta Delta, dedicada al tratamiento de residuos industriales e hidrocarburos, no es desconocida para Izar, empresa propietaria de la sociedad Delta que gestiona la instalación y que, a su vez, depende del Ministerio de Industria a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Según fuentes cercanas a la negociación que se mantiene desde hace meses para dirimir el futuro de esta infraestructura ubicada junto al astillero de Cádiz, los responsables de esta compañía pública conocen el peligro medioambiental que entraña la planta tanto por su estado «muy obsoleto», ya que su construcción data de los años 60, como por la falta de un sistema de depuración, tratamiento o evacuación de las aguas tóxicas que acumula en sus tanques desde, al menos, el verano de 2005.