Cádiz no puede competir con otras localidades con fuertes ofertas de suelo para atraer a grandes superficies. Si establecimientos como IKEA y Leroy Merlin son para Jerez y Puerto Real, y la industria pesada tiene sus vistas puestas en Las Aletas, Cádiz quiere orientar su desarrollo urbanístico hacia un objetivo: convertirse en el «centro de negocios de la Bahía» con dos grandes zonas como epicentros de la actividad privada, el recinto exterior de Zona Franca y el entorno de la Plaza de Sevilla, fundamentalmente en el eje de la Avenida de Astilleros.