Desarrollo personal

La técnica para seducir y convencer a través de una pantalla

La experta en comunicación verbal y no verbal, Mónica Galán Bravo, revela cómo «traspasar la pantalla» para que la comunicación online sea altamente efectiva

Mónica Galán Bravo, autor de «Método Bravo» y experta en comunicación verbal y no erbal.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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Parece que muchos empezamos a tener claro que esto «hablarse a través de una pantalla» ya no es algo pasajero, ni puntual ni esporádico, sino que más bien es (y lo será durante algún tiempo) «el pan nuestro de cada día». Lo que aún no tenemos tan claro es cómo hacerlo bien o cómo comunicarnos online de una forma eficiente . Unos se sienten ridículos o inseguros hablándole a un portátil o a un móvil, otros creen que ya no logran captar la atención de su interlocutor de la misma manera o que no son capaces de causar el impacto que desean y otros, incluso, viven un cierto miedo escénico (en forma de nervios, estrés o bloqueo) que les lleva a mostrar una cara «acartonada» y a expresarse virtualmente con un lenguaje mucho más pobre que el que utilizan cuando se comunican de forma presencial.

La clave está en «traspasar la pantalla», como explica Mónica Galán Bravo , experta en comunicación verbal y no verbal y autora del «Método Bravo: La herramienta definitiva (y divertida) para hablar en público de forma brillante en 5 sencillos pasos» (Alienta). Suena bien, claro, pero... ¿Cómo podemos traspasar la pantalla? ¿Cómo seducimos a distancia? Parece algo más propio de un actor o una actriz que de cualquier otro profesional, pero la experta afirma que en realidad todos somos capaces de «traspasar la pantalla» si entrenamos esa habilidad. De momento, aquí van las primeras siete pistas .

1. ¿Te miras a ti, al otro o a la cámara?

Una de las claves para que la comunicación virtual fluya es, según explica Mónica Galán Bravo, no caer en la trampa de «mirarnos a nosotros mismos (esa ventanita en la que también se nos ve a nosotros) mientras hablamos con alguien a través de un formato on line. «Si estás mirando si te has despeinado, si haces el gesto correcto o si se nota demasiado el maquillaje o no, la otra persona sentirá y percibirá que no le estás mirando», revela. Por eso la experta recuerda que uno de los aprendizajes que debemos tener claro sobre este tipo de comunicación es que no debemos hablar a la pantalla, sino a la cámara del terminal, pues, como sucede también en la comunicación presencial, esta sólo funciona «cuando cuidamos al otro» (y se siente escuchado y atendido).

Y si quieres hilar más fino, según propone Galán Bravo, puedes mirar al otro (a la pantalla) cuando te está hablando y dirigirte a la cámara cuando hablas tú.

2. ¿Haces lo necesario para que te entiendan?

Otra pauta para que funcione la comunicación online es la llamada «fluencia cognitiva» que, según explica la experta, tiene que ver con cómo y cuánto se lo pones de fácil a la persona que tienes enfrente para que os podáis entender. La cuestión es que cuando tenemos a una persona cerca podemos «leer» o «interpretar mejor» lo que dice el cuerpo o el contexto, es decir, tenemos muchos más inputs que nos dan información sobre aquello de lo que estamos hablando. Pero cuando estamos delante de una cámara a veces lo que sucede, según detalla Galán Bravo, es que en lugar de «fluencia cognitiva» tenemos «carga cognitiva». La información, por tanto, no llega de una forma tan fácil o fluida. Entonces, ¿Cómo puedo suplir o solventar esa falta de inputs que tengo con la comunicación presencial? «Con más fluencia cognitiva», contesta Mónica Galán. Así, la ahora de comunicarnos verbalmente debemos ordenar mucho mejor el discurso de modo que este tenga introducción, nudo y desenlace. Y debemos tener claro cómo comenzar, cuáles son las ideas más importantes que deseamos transmitir y cómo cerraremos la intervención, pues el cierre es importante en la comunicación digital.

3. «No me hables mientras te interrumpo»

A veces estamos hablando virtualmente con alguien y lo estamos haciendo prácticamente a la vez e incluso en ocasiones hasta nos podemos llegar a entender, pues los sistemas de comunicación online suelen silenciar (por su funcionamiento) a una de las voces en favor de la otra. Pero claro, tal como explica Galán Bravo la máquina no tiene criterio para elegir al que realmente le corresponde hablar o al que dice lo más importante o lo más oportuno en ese momento, si no que probablemente elija al que estaba hablando más alto en ese momento. Por eso la experta afirma que los aprendizajes positivos que lograremos cuando perfeccionemos la comunicación digital serán: respetar el ritmo del que habla, revisar el orden, escuchar más, respetar los turnos y entender el funcionamiento de esta tecnología para no interrumpirse ni pisarse, es decir, para no llegar al momento de «no me hables mientras te interrumpo».

4. La escucha también se entrena

Pero primero debemos saber para qué escuchamos. «¿Escuchas para responder o para entender y comprender a la persona y a su contexto?», se pregunta Galán Bravo. La experta revela que debemos escuchar para «entender» , no para responder. Si no lo hacemos, la comunicación no fluirá y el resultado será algo así como cuando escuchamos un dueto en el que los cantantes parecen estar esperando a que el otro les dé el pie para cantar. De alguna manera se escuchan ellos mismos pero no escuchan (para entender) al otro.

Hemos pasado de una comunicación física o presencial a una comunicación a través de herramientas digitales.

5. Qué pasa si no puedo dejar de pensar en mi aspecto

Ante esta cuestión la experta invita a reflexionar sobre lo siguiente: «Si todos, en general, solemos estar preocupados por nuestro aspecto a la hora de hablar con otra persona, tal vez podríamos encontrar un cierto alivio al pensar que el otro no está pensando en el aspecto que tenemos sino en su propio aspecto. Así, mientras yo me estoy preocupando por mí y por cómo me estará viendo el otro, el otro en realidad está preocupado por sí mismo y por cómo se le estará viendo», argumenta. En definitiva, esto nos lleva a pensar que lo más probable es el otro no esté pensando en nuestro aspecto .

6. La historia que te cuentas sobre ti mismo

Esta forma de comunicación a través de la pantalla puede ser también una oportunidad para aceptarnos y hacer las paces con nuestra imagen, según propone Galán Bravo. Así, tal vez sea más útil cambiar «la historia que te cuentas sobre ti mismo» que cualquier otra cosa relacionada con tu aspecto. ¿Por qué? «Porque lo que te cuentas, cuenta», explica. Veámoslo con un ejemplo. Si durante una conversación estás obsesionado con que se nota esto o aquello (una arruga de la cara, un michelín, unas manchas...) tal vez lo que muestres a tu interlocutor sean unos movimientos raros o una forma extraña de mirar a la cámara para que, según tu propia percepción y según lo que tú te cuentas sobre ti, no se te note la tripa o no se vea una mancha o no se perciba una arruga. «Lo más probable es que esa persona no vea ni la tripa, ni la arruga ni la mancha sino tus extraños movimientos y tu forma rara de mirar. No estás pensando en comunicarte sino en otra cosa muy distinta y eso lo notará tu interlocutor», comenta. Y esto prueba, según explica, que lo que nos contamos influye en cómo nos mostramos y en cómo nos perciben y por eso es importante trabajar la autoestima, el autoconocimiento y el autoconcepto.

7. Extraer la «esencia» del otro

Durante estos meses en los que muchos profesionales relacionados con el desarrollo personal tuvieron que reinventarse Mónica Galán desplegó su talento para «extraer la esencia del otro» a través de las entrevistas virtuales que se pudieron seguir en Instagram.

Una de las claves para extraer esa «esencia» es, según indica ,«sentir fascinación por aquello que el otro tiene que decir» y, aunque confiesa que hizo esa labor «a modo de juego y desde la curiosidad más genuina» sintió la necesidad de compartir a través de las redes sociales y de forma pública esas «conversaciones de café» pensando en que podrían resultar útiles y provechosas.

En definitiva, «traspasar la pantalla» para comunicarse «con el corazón» es un proceso que podemos entrenar y para ello solo tenemos que sentar esa base o punto de partida que da la experta en comunicación verbal y no verbal Mónica Galán Bravo.

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