Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 29: «A veces basta el menor de los elogios para producir el mayor de los impulsos»

En este capítulo de «Los 88 peldaños de la gente feliz» te muestro el auténtico valor del elogio y la sinceridad

La sinceridad es un valor en los equipos
Anxo Pérez

Anxo Pérez

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Era nuestro tercer año de vida en «8Belts». Los miembros del «8Team», el equipo de personas que formamos la empresa (lo pronunciamos «ochotím»), en absoluto podría decirse que se llevaran mal, pero tampoco es que salieran juntos de copas los fines de semana. Decidí poner en marcha un «team building» , un programa de fin de semana en el que todos nos trasladábamos a una enorme casa rural con piscina y un montón de actividades destinadas a hacer equipo y crear unión . Las actividades fueron todas relativamente divertidas, pero, si hubiéramos preguntado al final de la estancia si hubo una con el poder para revolucionar a todo el «8Team» y por tanto a la empresa, todos hubiéramos coincidido en la misma. Te voy a contar en qué consiste paso a paso, usando el ejemplo de cómo lo hicimos nosotros. Verás que su poder para revolucionar las relaciones dentro de cualquier grupo es extraordinario.

A veces, lo único que hace falta para cambiarle a alguien todo su mundo es regalarle la más sincera de todas tus frases

Primero asignamos deberes a todo el «8Team» dos días antes del evento. Los deberes consistían en crear una presentación sobre uno mismo. Podía ser visual, por ejemplo en PowerPoint, o simplemente hablada. Dado que cada uno puede elegir y hablar libremente de lo que él quiera, esta parte del ejercicio da mucha información sobre qué es importante para cada uno y qué es lo que él o ella más valora en la vida. Unos se centraron más en su familia, otros en su éxito profesional, otros en su personalidad, algunos en sus «hobbies». El día del evento sentamos a todo el equipo en un semicírculo. Busqué el asiento más cómodo que pude encontrar (conseguí un sillón), y lo coloqué a modo de escenario enfrente del semicírculo. Es lo que en el ejercicio se denomina como «el trono». Momento de empezar el juego. Yo, que hacía de moderador, expliqué que el ejercicio consistía en sentar al primer «protagonista» en el trono, darle cinco minutos para hacer la presentación sobre sí mismo que él o ella había preparado previamente, y acto seguido empezaría la parte más importante. Cada miembro del equipo, uno a uno desde el principio hasta el final del semicírculo, debía decir en alto y a la cara qué le impacta/gusta/fascina más de la persona que ocupa el trono. La única regla era decir «sólo lo positivo». Y ya está. Era algo tan sencillo, y sin embargo los resultados fueron demoledores. Por supuesto, para bien.

Habíamos asignado dos horas para la actividad, y sucedió lo inimaginable. Se convirtieron en... ¡ocho horas! Lágrimas en los ojos, nervios, sonrisas con sollozos, abrazos genuinos e interminables, rencillas curadas, relaciones restituidas. En tan sólo unas horas, y con la palabra y la sinceridad como únicas herramientas, habíamos conseguido no sólo que afloraran las emociones más tiernas y entrañables del ser humano, sino que las personas se reconociesen por su bondad, por la parte más bella del corazón que cada uno sin excepción llevamos dentro, y el resultado nos golpeó a todos como un ladrillo. Vimos cómo el «protagonista» escuchaba cosas que nunca se imaginó que otros pudieran pensar o decir de él; cómo, al hablar alguien que otro consideraba su peor enemigo, este último sorprendía al protagonista revelándole su admiración ; y aprendimos lo difícil que es quedarse callado, simplemente recibiendo, mientras corren las lágrimas por tus mejillas cuando alguien te relata dos o tres situaciones en las que tú le habías impactado sin que tú tuvieras la menor idea de ello.

Franqueza, confianza, descubrimiento, desnudez, generosidad, respeto, vulnerabilidad, afecto... Ése es un cóctel tan explosivo que la única forma de explicártelo es haciendo que lo compruebes por ti mismo. Te animo a que tú seas el siguiente moderador en todos tus círculos: familia, empresa, amigos. Descubrirás que...

#88PeldañosGenteFeliz

«A veces basta el menor de los elogios para producir el mayor de los impulsos»

@Anxo

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