Desarrollo personal
La ingeniosa técnica para no olvidar tus propósitos de 2020 a finales de enero
Piensa en lo que quieres y no en el proceso para conseguirlo. Comprobarás que resulta más motivador
Si el año durase una semana enero sería un lunes . Y los lunes hay muchas cosas por hacer que se dejan para el martes o que definitivamente se dejan. ¿Qué hacer para que evitar que esto ocurra? Muy sencillo, no es cuestión de magia, pero sí de truco . ¿Recuerdas cuando de pequeño escribías la carta a los Reyes Magos? Tus padres insistían en que escribieras con letra clara lo que querías, no eran adivinos y necesitaban entender lo que pedías. De mayores no hay que ser tan estrictos con la caligrafía, pero sí con la claridad . Y la claridad está en hablar de metas, no de procesos , porque las metas motivan a largo plazo y los procesos no.
Por ejemplo, no hace falta viajar en camello para «adivinar» que e n la mayoría de propósitos de año nuevo está «adelgazar». Error. Tú no quieres adelgazar, tú quieres estar delgado, que parece lo mismo, pero no.
Cuando piensas en adelgazar piensas en renunciar al alcohol, a las patatas fritas, piensas en ir a correr o al gimnasio o en comer pechuga con lechuga. En definitiva, piensas en cosas que te apetecen y que no puedes hacer, o en cosas que no te apetecen pero que tienes que hacer. Sin embargo, si en lugar de pensar en adelgazar, piensas en estar delgado, sonríes. Piensas en lo bien que te quedarían esos vaqueros que hace un par de años que ya no te pones, o en lo ligero que te sentirías. Nada que ver. Por eso es importante pensar en lo que quieres y no el proceso para conseguirlo , porque resulta mucho más motivador, y cuanto más motivadora sea la meta que nos pongamos, más posibilidades tenemos de conseguirla.
Busca propósitos motivadores
Así que el primer paso para mantener tus propósitos a lo largo del año es buscar propósitos motivadores , es decir, estar delgado en lugar de adelgazar, hablar inglés en lugar de estudiar inglés, vivir saludablemente en lugar de dejar de fumar… y así sucesivamente.
Una vez hemos dado con el propósito adecuado queda lo más importante: «cuestionarlo» a lo largo del año . Y con cuestionarlo no me refiero a plantearnos si es adecuado para nosotros o no, con cuestionarlo me refiero a hacernos las preguntas adecuadas. A lo largo del día tenemos unos 60.000 pensamientos. La mayoría de ellos son preguntas: «¿Me levanto ahora o dentro de cinco minutos?», «¿voy en coche o en autobús?»... El problema es que la mayoría de preguntas que nos hacemos son automáticas y poco concretas. Y no es lo mismo preguntarme «¿Qué me apetece comer?» a que «¿Qué puedo comer que esté rico pero sea sano y me ayude a estar delgado?» Nuestra vida es el resultado de las preguntas que nos hacemos , por eso hay que elegir muy bien lo que nos queremos preguntar.
Así que si queremos que nuestros propósitos de año nuevo no caduquen como los yogures sólo tenemos que hacer dos cosas: elegirlos muy bien (hablar de la meta y no del proceso) y elegirlos cada día, porque dejar de fumar o adelgazar o lo que sea no son el resultado de una gran decisión, sino el resultado de miles de pequeñas decisiones que son más fáciles de tomar si nos hacemos las preguntas adecuadas. Y vosotros, ¿estáis dispuestos a mantener sus propósitos de año hasta diciembre?
La autora
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Diana Orero, especialista en identidad y estrategia narrativa, es autora de «Todo cuenta. Descubre cómo contar(te) historias mejores». Además es profesora y directora de Stellium.es.
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