Alimentación
Alimentos prebióticos, ¿qué son y en qué se diferencian de los probióticos?
La fibra de verduras, frutas y legumbres son muy importantes para el cuidado de tu microbiota intestinal
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Se habla mucho de los alimentos probióticos, aquellos que ayudan al mantenimiento de nuestra microbiota intestinal . Pero esas «pequeñas bacterias» que velan por nuestro bienestar no actúan solas, necesitan la función de otros aliados para poder cumplir su objetivo. Aquí es cuando entran en escena los alimentos prebióticos, aquellos que «alimentan» a la bacterias de los probióticos .
«El concepto prebiótico es relativamente reciente; fue propuesto en 1995 por Gibson y Roberfroid para referirse a nutrientes que no son digeribles y que aportan beneficios para la salud», explica el doctor José Antonio Balsa, jefe de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía. La nutricionista Elena de la Fuente, del Hospital Quirónsalud San José, comenta también la importancia de estos alimentos en el sistema digestivo: «Los prebióticos son compuestos que nuestro organismo no puede digerir , pero que tienen un efecto en el intestino, ya que estimulan la actividad de los probioticos».
La experta puntualiza la importancia de la función que cumplen estos alimentos: «Hacen un efecto simbiótico. Está bien si obtengo estas bacterias beneficiosas de alimentos como el yogur, pero tiene más sentido si también las alimento de manera adecuada, con los prebióticos».
Son las frutas, verduras, legumbres y cereales los alimentos que tienen mayor contenido de prebióticos. Esto es por su contenido en fibra, ya que es la parte de estos alimentos que nuestro organismo no puede digerir, y por tanto, cumple ese efecto prebiótico que actúa nuestra microbiota»
Explica la nutricionista cómo tomar estos alimentos para disfrutar del mayor efecto prebiótico: «En el caso de las verduras, es mejor consumirlas de manera cruda, ya que al no estar sometidas a ningún proceso el aporte de fibra es mayor . Las legumbres igual». Por otro lado, recomienda que las frutas «se coman enteras, si se puede con piel», así como dice que es mejor evitar que no sean zumo, ya que, aunque sea natural, al extraer el zumo de la fruta también perdemos el aporte prebiótico».
Las féculas, como las patatas o el boniato, no tiene gran aporte de fibra, pero nos explica la experta cómo podemos hacer que cumplan una función prebiótica . «Si asamos, por ejemplo, una patata, y después la dejamos enfriar, antes de comerla, este proceso produce un tipo de fibra, un almidón resistente, que tiene el efecto que buscamos», dice. Por último, recomienda que los cereales (pan, arroz, pasta...) los tomemos integrales, para aumentar su nivel de fibra.
El doctor Balsa apunta que, en principio, no hay contraindicaciones para la toma de preparados prebióticos, y recalca que «mucho menos si es un a limento natural que tenga contenido en estos ». Aun así explica que, dentro de enfermedades inflamatorias intestinales, nunca se deben tomar sin indicación médica.
Asimismo, el doctor recuerda la importancia, no solo de los prebióticos, sino de mantener una dieta desequilibrada y saludable, pues si no se puede «modificar drásticamente la composición normal de nuestra microbiota», propiciando así un «estado proinflamatorio» que está implicado en enfermedades como la obesidad o la diabetes». También, hace hincapié en el daño que hace a nuestra microbiota el consumo abusivo, y sin indicación, de antibióticos.
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