Kvas. Es poco conocida en España, pero esta bebida probiótica es ideal para cocinar una sopa fría de verano denominada 'okroshka', popular en la gastronomía rusa. Kvas mejora la flora intestinal, por lo que alívia considerablemente y rápidamente el estómago lleno. Además, al estar hecho de lavanda, ayuda a dormir mejor. Adobe Stock Aceitunas. Entre los alimentos probióticos, esos que aportan bacterias vivas beneficiosas, se encuentran las aceitunas aliñadas, muy típicas en los aperitivos mediterráneos. También nos ayudan con un relevante aporte de vitamina A. Adobe Stock Miso. El miso es un probiótico muy potente. Para empezar, se trata de una pasta japonesa de soja fermentada que se utiliza para hacer sopa de miso, y se obtiene envejeciendo las semillas de soja con 'Koji'. Adobe Stock Umebochi. Seguramente te recuerdan a las ciruelas, ¿verdad? En efecto, se trata de una variedad de ciruela que se utiliza mucho en Oriente, principalmente en Japón, y se utiliza para elaborar salsas muy sabrosas. Estas ciruelas son ricas en ácido cítrico, calcio, magnesio, potasio, hieero y fósforo. Adobe Stock Suero de mantequilla. Se trata de un producto lácteo líquido de color blanco-amarillento, ligeramente menos espeso que la nata y con un contenido bajo en grasa. Su sabor es ligeramente agrio y se usa para preparación de pan, sopas y salsas. Adobe Stock Chucrut. Este alimento, típico de países como Alemania, Polonia o Rusia, gracias a su proceso de elaboración, que consiste en la fermentación en vinagre de tiras de col, se convierte en una interesante fuente de probióticos. Unsplash Berenjenas en vinagre. Las berenjenas en vinagre, debido a su proceso de conservación, también pueden convertirse en aliadas para ayudarnos con el aporte de probióticos. Además el vinagre contiene ácido acético, como el málico y el ascórbico, que mejoran la absorción del hierro no hemo, es decir, el de los alimentos de origen vegetal. Adobe Stock Yogur. Consideramos el yogur el alimento probiótico por excelencia. Una de las ventajas de consumirlo es que posee una proteína más digerible que la leche (con menos lactosa), lo que hace que se absorba mejor en el organismo. Adobe Stock Kombucha. Esta 'bebida de moda', gracias a su proceso de fermentación, es una opción perfecta para tener el aporte de probióticos diario. Cuenta también con antioxidantes y ayuda a tu tránsito intestinal. Adobe Stock Tempeh. Como el seitán o el tofu, el templeh es una opción muy elegida por veganos y vegetarianos para sustituir la carne en sus recetas. Como procede de la fermentación de la soja, cuenta con propiedades probióticas. Unsplash Chocolate negro. Aunque varía según el tipo, en especial el chocolate negro sí que cuenta con propiedades probióticas. También cuenta con propiedades antioxidantes y ayuda al flujo sanguíneo. Unsplash Queso. El queso es una gran fuente de probióticos para nuestra dieta. Las variedades de queso más blandos, como los quesos frescos, la mozzarella o el cottage no solo tienen un gran aporte de calcio, también ayudan a nuestra microbiota. Unsplash Kéfir. El kéfir es un lácteo similar al yogur, pero que ha sido fermentado a través de la acción de un conjunto de levaduras, por lo que es el probiótico perfecto. En general es rico en triptófano, calcio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B y vitamina K. Unsplash Kimchi. Este fermentado de origen coreano no solo está riquísimo, sino que, con un par de búsqueda por internet podrás dar con su receta para poder prepararlo tú mismo en casa. Unsplash Pan de masa madre. El pan realizado a base de masa madre también hace un aporte probiótico a nuestra dieta. No solo eso, también es uno de los panes más saludables que podemos consumir, junto con el integral. Unsplash Natto. El Natto es un alimento que surge de la fermentación de la semilla de soja. Proviene de japón, y no solo es nutritivo, sino que también ayuda a nuestra digestión. Unsplash Pepinillos en vinagre. Al igual que las aceitunas y las berenjenas, los pepinillos, debido a su conservación en vinagre, pueden ser nuestros aliados para cuidar la microbiota intestinal. También tienen un alto contenido de potasio para nuestra dieta. Unsplash