En juego está la gloria: la conquista del torneo de Wimbledon, el más singular. Se trata de un episodio más de la lucha entre unos jugadores que forman una de las mejores generaciones de la historia del tenis. Desde luego, el aroma que destila el tercer ‘Grand Slam’ del año no tiene nada que ver con cualquier otro campeonato. Con su embrujo, el All England Tennis Club, una mezcla de catedral de este deporte y de alta burguesía y exclusividad tenística, es una cita diferente. «Wimbledon siempre ha sido el torneo más especial para mí», ha reconocido Rafa Nadal en más de una ocasión.
Un año después de que comenzase su calvario en forma de lesiones, Nadal regresa a Wimbledon sin haber jugado un partido oficial sobre esta superficie en los últimos doce meses, pero después de completar un inicio de temporada impoluto. Una hierba, eso sí, que no es lo mejor para su rodilla: «Es quizás la superficie más complicada para mi rodilla. Las posiciones que hay que adoptar en la pista son muy bajas, de mucha flexión, y allí es donde más siento la rodilla», explicó Nadal en la rueda de prensa previa al torneo.
Wimbledon es la indumentaria blanca y las fresas con nata. Es el silencio inquebrantable y el respeto al jugador. Todo eso lo revivirá Rafa Nadal en busca de su tercer título. El problema es que no está solo en Londres. Cuatro son los aspirantes a hacerse con el trofeo. Y si se cumple la lógica, el de Manacor tendrá que ganar a los otros tres candidatos si quiere hacerse con este ‘major’. Su prematura derrota en 2012 ante Lukas Rosol y su lesión de siete meses le han colocado como quinto cabeza de serie. Es decir, que en un hipotético camino se tendrá que medir a Roger Federer en cuartos, a Andy Murray en semifinales y a Novak Djokovic en la final.
El caso es que este lunes, cuando Federer como vigente campeón abra la central ante Victor Hanescu, comenzará uno de los ‘grandes’ más abiertos de los últimos años. Si miramos las apuestas deportivas y la clasificación ATP, el favorito es Novak Djokovic; si nos fijamos en la Carrera de Campeones y en el año 2013, Nadal parte con ventaja; si atendemos a la historia, a la última edición y a los siete títulos en Londres en su haber, el elegido es Federer; pero si hay que guiarse por la ilusión, por la ayuda del público y por la última cita olímpica que ganó en la hierba londinense, Murray cobra ventaja. En definitiva, mucha igualdad.
Sed de venganza de Djokovic
En teoría, de esos cuatro, los que mejor llegan son el flamante campeón de Roland Garros y el serbio. Las incógnitas que origina la preparación de Nadal son las mismas que han aparecido en cada uno de los nueve torneos de este año en los que ha llegado a la final. Y quien tuviera alguna duda de la capacidad del balear para superarse ha recibido una contundente respuesta en cada uno de los siete títulos que ha ganado. Por descontado, la adaptación de la tierra a la hierba no será un impedimento. «Nunca tuve grandes problemas para eso», ha señalado Nadal. Por ello, pese a esa falta de preparación se le espera como mínimo en la segunda semana. Antes debutará el lunes ante el belga Steve Darcis.
En cambio, Djokovic tiene el lado más fácil del cuadro y sed de venganza, siempre una peligrosa combinación en el número uno del mundo. Un tenista que parece ya recuperado del varapalo de Roland Garros. «Me tomé unos días de descanso para recargar las pilas física y mentalmente. Necesitaba relajarme, aliviar el estrés y encontrar una nueva motivación», explicó. Mientras, Federer y Murray parecen, a priori, los más débiles. El suizo llega tras una irregular temporada a las pistas donde ha sido siete veces campeón. Eso sí, después de haber ganado su único torneo del año en la hierba de Halle. Misma situación la de Murray, que ganó en Queen’s recientemente y quiere quitarse la espina clavada de la final del año pasado.
Y luego está David Ferrer, el gran tapado. Si en Roland Garros tenía la oportunidad de su vida para llegar a su primera final de ‘Grand Slam’, y la aprovechó, ahora es su momento para llegar a semifinales en Londres. Todo ello en Wimbledon, donde comienza el asalto de Nadal al número uno del mundo. Y es también en Wimbledon donde se inicia un pulso entre reyes.