Nadal grita durante un momento del partido./Toby Melville (Reuters)
Ferrer y Verdasco acceden a tercera ronda
EP-Los tenistas españoles David Ferrer y Fernando Verdasco se clasificaron este jueves para la tercera ronda del torneo de Wimbledon, tercer 'grande' de la temporada, tras derrotar al francés Kenny De Scheeper y al esloveno Grega Zemjla, respectivamente; mientras que otro de los españoles, Guillermo García-López tuvo que despedirse de la hierba londinense al no poder superar al galo Jo-Wilfried Tsonga.
El de Jávea tuvo menos trabajo que el madrileño para imponerse al francés De Scheeper, 160 del ranking y llegado al cuadro principal desde la previa, al que derrotó en tres sets por 7-6(1), 6-2 y 6-4.
El alicantino, reciente vencedor en la hierba de 's-Hertongenbosch, demostró que llega bien adaptado a esta superficie, pese a que tuvo que esforzarse en el primer set ante el 'gigante' francés, de más de dos metros de altura.
Así, 'Ferru' no cedió ninguna bola de rotura en todo el partido, y supo jugar mejor el 'tie-break' donde arrolló a De Scheeper, que flojeó más con el saque en el segundo parcial, donde lo perdió de forma definitiva en dos ocasiones.
En el tercero, aguantó hasta el 4-4, pero con 5-4 abajo, le tembló el pulso y perdió su saque por tercera vez en todo el partido para despedirse del All England Tennis Club. Ferrer se medirá ahora al ganador del duelo entre el alemán Bjorn Phau y el estadounidense Andy Roddick, triple finalista en Londres.
Por su parte, Fernando Verdasco sacó con algo de trabajo su partido ante el esloveno Zemjla, frente al que sufrió más de lo esperado antes de batirle en cuatro sets por 7-6(4), 7-6(4), 3-6 y 6-3 en casi tres horas de partido.
El jugador madrileño tuvo muchos problemas para romper el servicio a su rival, pero al menos supo aguantar el suyo también con cierta solvencia, y tras ganar las dos primeras mangas en sendas 'muerte súbitas', supo rehacerse a un momento de desconcentración.
El zurdo sacó muy bien (22 saques directos) y su mejor temple y regularidad le sirvió para sacar adelante los dos primeros parciales que podían haber cambiado el designio del choque. Sin embargo, cedió su saque nada más comenzar el tercer parcial y se vio obligado a jugar una cuarta manga, donde pudo romper el servicio del esloveno para asegurar su pase a la tercera ronda donde se medirá a un peligroso jugador en hierba como el belga Xavier Malisse.
Menos suerte que Ferrer y Verdasco corrió Guillermo García-López en su encuentro frente al francés Tonga. El quinto favorito a coronarse en Londres venció al español en cuatro sets (6-7, 6-4, 6-1 y 6-3) en un encuentro que se prolongó dos horas y 33 minutos.
El albaceteño comenzó el partido muy enchufado y logró apuntarse la primera manga, sin embargo, el francés no tardó en reaccionar y, gracias a un poderoso servicio, no pasó demasiados apuros para deshacerse del número 92 del mundo. Con este resultado, el Tsonga avanza hacia tercera ronda, mientras que el español logra igualar su mejor resultado.
Nadie se cree lo que ve. Rafa Nadal, uno de los principales favoritos para alzarse con el torneo, sufre en la quinta manga. Cierra el puño.
Grita “¡vamos, vamos!”. Se anima. Se exige. Lo necesita. No es la final del torneo. Es segunda ronda y un semidesconocido lo tiene contra las cuerdas. Marcha dos sets iguales en un duelo que comienza con la luz solar de Londres y tiene que terminar con la luz artificial de La Catedral de Wimbledon, completamente cubierta para el último parcial.
La ocasión lo merece. Nadal, bicampeón en la hierba londinense, se la juega en un último set agónico, donde el techado favorece a Rosol, un buen sacador. Y salta la sorpresa. El bicampeón del ‘Grand Slam’ más especial para el mejor deportista español de la historia cae ante un tenista que lo hizo todo bien. Pierde ante el checo, que completa un partido inimaginable en sueños, y que cierra gracias a un servicio que roza la perfección y un gran tenis que le permiten ganar por 6-7, 6-4, 6-4, 2-6 y 6-4.
Nuevamente, el tenis del balear en la primera manga estuvo lejos del juego arrollador con el que ha alcanzado la gloria en los cuatro ‘Grand Slams’. Con muchas dificultades para restar el servicio del número 100 del mundo, era incapaz de imponer su ritmo. Rosol no se escondía. Golpeaba bien a la bola desde la línea de fondo. Y sobre todo dominaba con el saque, con su primer servicio, con el que no perdió un solo punto en los seis primeros servicios del partido.
Nadie se cree lo que ve. Rafa Nadal , uno de los principales favoritos para alzarse con el título de Wimbledon, sufre en la quinta manga. Cierra el puño.
Grita: «`Vamos, vamos!». Se anima. Se exige. Lo necesita. No es la final del torneo. Es segunda ronda y un semidesconocido le tiene contra las cuerdas. Marcha dos sets iguales en un duelo que comienza con la luz solar de Londres y tiene que terminar con la luz artificial de 'La Catedral' de Wimbledon, completamente cubierta para el último parcial.
La ocasión lo merece. Nadal , bicampeón en la hierba londinense, se la juega en un último set agónico, donde el techado favorece a Rosol, un buen sacador. Y salta la sorpresa. El bicampeón del 'Grand Slam' más especial, el mejor deportista español de la historia, cae ante un tenista que lo hizo todo bien. Pierde ante el checo, que completa un partido inimaginable en sueños, y que cierra gracias a un servicio que roza la perfección y un gran tenis que le permiten ganar por 6-7, 6-4, 6-4, 2-6 y 6-4.
De nuevo, el tenis del balear en la primera manga estuvo lejos del juego arrollador con el que ha alcanzado la gloria en los cuatro 'Grand Slams'. Con muchas dificultades para restar el servicio del número 100 del mundo, era incapaz de imponer su ritmo. Rosol no se escondía. Golpeaba bien a la bola desde la línea de fondo. Y sobre todo dominaba con el saque, con su primer servicio, con el que no perdió un solo punto en los seis primeros servicios del partido.
El saque de Rosol, decisivo
Pese a que Nadal le rompió el servicio en el quinto juego, el checo continuó disfrutando de su momento dulce de juego y le devolvió el 'break' inmediatamente. Y con su servicio como principal arma, Rosol fue avanzando en el set hasta forzar la muerte súbita. Después de haber gozado de una bola de set al resto, el checo dispuso de dos nuevas oportundades para llevarse la manga en ese 'tie-break'. Pero Nadal hizo honor a su fama adquirida durante todos estos años de éxitos y obtuvo el punto decisivo del acto, el 11-9 que cerró la muerte súbita.
Había ganado el primer parcial del partido, pero las sensaciones que había ofrecido no habían sido buenas. Había conseguido su objetivo, pero no terminaba de hacerse con el mando del encuentro. Estaba incómodo sobre la pista. Y se plasmó en un primer juego del primer set que cedió en blanco y con una doble falta en el último punto.
Las dificultades de Nadal contrastaban con la comodidad del checo. Su servicio seguía funcionando como un reloj suizo. Su derecha era lo suficientemente precisa para aprovechar las oportunidades que le propiciaba su saque. Además, se lo creyó. Pensó que podía ganarle. Y lo consiguió. Sin ceder una sola vez su servicio, y tras conceder apenas una oportunidad de rotura, igualó a una manga el choque.
Tal era la confianza en sí mismo de Rosol que volvió a forzar un 0-40 a su favor en el tercer juego del partido. Y de nuevo, lo aprovechó y se puso por delante en el acto. Nadal no podía. Su rival jugaba a placer con su servicio y su posición en la pista era demasiado retrasada como para cogerla iniciativa del punto. Sufría. Buscaba soluciones, pero difícimente las encontraba. Y volvía a pagar su falta de agresividad en el tercer set, donde no consiguió romper el servicio de su rival. Rosol no vaciló en los momentos importantes, no le tembló la mano, y se colocó a un solo set de protagonizar la gran sorpresa del año.
Rosol no falla en el quinto
Sin embargo, Nadal parecía despertar en el cuarto set. El segundo punto del primer juego lo celebró como si fuese el último. Al igual que el siguiente. Necesitaba venirse arriba. Estaba sufriendo sobre el verde londinense. Tenía enfrente a un tenista que lo estaba haciendo todo bien. Y con dos roturas de servicio consecutivas, Nadal forzó el quinto y decisivo set.
Tras el parón de 40 minutos por falta de luz natural en el que se cubrió la central y se puso la luz artificial, Nadal volvió a mostrar su peor cara y cedió su servicio. Incapaz de poner en problemas a Rosol con el resto, Nadal se diluyó ante el vendaval de juego de un tenista checo al que no le tembló la mano en los momentos decisivos y cerró el partido con su saque en blanco.