Técnicamente, a la Vuelta a España le quedan dos etapas que, en realidad, a efectos prácticos, es sólo una, la que finaliza mañana en El Angliru. Es un final que asusta desde que apareció en la carrera y que mañana, salvo un milagro, sólo servirá para que Chris Horner pueda moldear su gloria de la forma que más le interese.
En el Naranco volvió a colocarse de líder, casi sin querer. La llegada al monte asturiano no tenía ninguna dificultad. Ni tan siquiera con rampas para ‘amigos’, de las que no hacen pupa, Vincenzo Nibali pudo mantener los tres segundos de ventaja que tenía. Su rostro en la meta era el anuncio de lo que puede pasarle en El Angliru, donde corre el riesgo de ceder un tiempo importante. Nibali está agotado físicamente.
Ha manejado con maestría la Vuelta durante las dos primeras semanas. Al llegar la tercera se ha encontrado, tanto él como Purito y Valverde, con un Chris Horner que está mucho más entero que ellos, que tiene ganas de competición, que asimila mejor los esfuerzos. Nibali va explotando poco a poco, dejándose segundos día a día. Los cincuenta que tenía ya los ha perdido y da toda la impresión de que puede ceder el segundo puesto de la general y, como se descuide un poco, hasta el tercero.
Lo que ya parece más improbable es que Valverde pueda asaltar a Horner. Es más, la etapa, si la controlan un poco, debe de ser otro festival del nuevo líder. Está muy bien que El Angliru sea un puerto que les va mejor a corredores que están acostumbrados a subir sentados. Con veinte días de carrera encima, con más de tres mil kilómetros y con la paliza que tienen los ciclistas de toda la temporada, lo único que contará es el estado físico de cada uno. Su verdad en la carretera. Y ahí, llegados a ese punto, Horner se sale. Los demás sólo pueden ver como ataca.
Donde puede tener más problemas es en el control de la etapa, algo que también interesa a Movistar y Katusha.
Eso es lo que dicen los últimos casos, Froome, Wiggins, Valverde, ‘Purito’ Rodríguez que lo han padecido, sobre todo si se presenta un americano que llega con catorce días de competición y una carga de entrenamiento brutal en las montañas de Colorado y que va a más según pasan los días.