Dos llegadas en alto le quedan al tríptico montañoso andaluz antes de que llegue el día de descanso, primero, y después la contrarreloj de Tarazona.
Una contrarreloj que se vislumbra que puede ser decisiva para marcar el camino por el que va a discurrir esta Vuelta, en la que no conviene realizar análisis prematuros. Lo que se ha visto en el primer final en alto de cierta entidad que ha tenido la carrera es que no hay ningún corredor que parezca muy superior a los demás.
Predomina la igualdad, con una general en la que entre los diez primeros, es decir entre Nicolás Roche y Purito Rodríguez hay un minuto de diferencia. No se produjo ningún ataque sólido, que pudiese marcar diferencias, en esos catorce kilómetros que se subieron a ritmo.
Nadie pegó un latigazo, quizá porque el terreno no era propicio, o también porque las dos llegadas en alto que quedan en Andalucía, sobre todo la del lunes, en Hazallanas, a 1.650 metros, promete un botín de segundos mayor y una vez de atacar conviene hacerlo con una cierta seguridad.
En Valdepeñas de Jaén, este domingo, con un final explosivo, en el que sufrirán corredores como Nibali, Basso o Haimar Zubeldia no da la impresión de que puedan conseguirse tiempos significativos.
Sí es cierto que con toda la montaña que tiene la prueba, la Vuelta a España va a ser más que nunca una carrera de fondo. Quizá el enorme calor que hizo el sábado durante la etapa influyó en el rendimiento final y esa falta de un corredor que pueda dominar con nitidez deja la prueba mucho más abierta y también sirve para abrir el apetito de ciclistas que parecían contar menos como, Roche, el líder, Horner, Basso o Koning, que ya se ha destapado a nivel internacional, pensando en la clasificación general.
Ni a Purito Rodríguez, ni a Valverde se les ha visto finos hasta el momento. Haimar Zubeldia aguanta y ya se sabe que si Haimar se agarra a una general, salvo que tenga un día catastrófico para a merodear los meandros de los mejores, o andará lejos del podio.
