El exciclista recorrió en bicicleta hace meses toda la parte final de la etapa
Sólo en dos ocasiones ha llegado la Vuelta a España al Santuario eibarrés, en las que ganó Agustín Tamames
Joseba Beloki: «Arrate se le puede atragantar a más de uno»
Joseba Beloki ya sabe lo que es ganar en Arrate. Lo ha hecho en dos ocasiones, en la Euskal Bizikleta. Conoce muy bien no solo la parte final de la etapa, sino todos los puertos que se van a subir.
«Lo normal es que en una llegada como la de Arrate no se produzcan diferencias, salvo que haya algún equipo que comience a moverse desde abajo. Si eso se produce la cosa podría cambiar, pero no pienso que nadie de los que tiene ciertas aspiraciones en la carrera pueda perder más de medio minuto. La parte dura, en la que se pueden hacer diferencias, es muy corta, y en la última parte, si no hay mucho interés y motivación en el grupo no pasará nada. No es una llegada dura y explosiva en la que la gente se pueda quedar clavada», comenta Beloki, que también ha subido a Arrate después de dejar de correr.
Un puerto sin secretos
En cualquier caso, tampoco descarta que alguno de los nombres que pueden contar «tenga algún problema. Podría perder medio minuto, como mucho. Si es verdad que si a alguien se le atraganta puede pasarlo mal. Es un puerto que tampoco tiene muchos secretos, pero no conviene descuidarse».
Sobre lo que pueda pasar en la subida ve a un equipo, el Katusha, con muchas posibilidades de moverse: «Todo el mundo piensa en Joaquim Rodríguez, pero no hay que olvidarse de Dani Moreno, que ya demostró en la Vuelta a Burgos y en San Sebastián que estaba muy en forma. Cuentan con dos opciones y seguro que van a intentar aprovechar alguna de ellas. Jugarán con esas dos bazas».
Hay un tipo de corredor al que Arrate podría no irle igual de bien: «A Cobo y Froome se les puede complicar. Al no ser un puerto largo no hay mucho margen para recuperar, por lo que cualquier problema que tengan podría suponerles el perder algo de tiempo», explica.
En cualquier caso, lo que no espera es que nadie se pueda despedir definitivamente de la Vuelta: «Arrate, normalmente, no ha sido una de esas ascensiones que marquen grandes minutadas y tampoco lo va a ser en esta ocasión, pero seguro que nadie quiere llevarse una sorpresa, por lo que todo el mundo estará muy atento a lo que pueda suceder».
El paso del tiempo le ha hecho perder el ritmo que tenía en la subidas, pero no el estilo, ni la forma de afrontar una ascensión. Perico Delgado (Segovia, 52 años) ha recorrido, en bicicleta, todas las llegadas en alto que tiene la Vuelta a España. Algunas ya las conocía. Otras han resultado una novedad para él.
La llegada de la tercera etapa de la Vuelta a España en el Santuario de Arrate no era ninguna novedad para el doble ganador de la Vuelta de sus tiempos de ciclista, a pesar de que no se prodigó mucho en sus rampas cuando corría en profesionales: «En mi último año de ciclista profesional corrí la Bicicleta Vasca. Cuando era juvenil y más tarde aficionado también participé en ella, tanto en línea como en contrarreloj. Y también la subí en el Memorial Valenciaga, aunque no se llega hasta donde estará situada la meta», explica el segoviano.
Realizó la ascensión junto a Paco Rodrigo, el dueño de la empresa de ropa deportiva Etxe-Ondo. Piensa Perico que colocar una llegada en alto como la de Arrate en la tercera etapa de una carrera de tres semanas «no supone ningún riesgo, al menos no una como ésta». «Habrá puertos antes, pero se no se harán grandes diferencias. El terreno en el País Vasco es complicado, sinuoso, y eso puede hacer que se complique un poco más, pero no es una llegada que pueda dejarte la carrera tocada», explica.
Se refiere a la posibilidad de que se produjese una gran selección que dejase la Vuelta en sólo tres días con dos o tres aspirantes al triunfo: «Eso no va a pasar. Alguna conclusión de como está la gente se podrá sacar, pero poco más. No es una subida selectiva que pueda dejar a alguno de los nombres de los que todo el mundo habla fuera de la carrera. No es lo que en el ciclismo se llama un puertarraco (un puerto con muchos kilómetros de subida y porcentajes importantes)».
No tiene nada que ver con las montañas asturianas, ni tampoco con Sierra Nevada. Matiza que si se puede acusar «el calor y también el ser la primera llegada en alto y llegar tan pronto, pero son sólo cinco kilómetros y medio de ascensión». «A nadie le van a poner fuera de punto, ni aunque se fuese muy rápido porque no son muchos kilómetros, ni tampoco tiene mucho porcentaje», señala.
«No me espero que haya nadie que se salga y consiga unas grandes diferencias, entre otras cosas porque no hay terreno para poder hacerlo. En la Vuelta al País Vasco también se sube después de dos o tres días y ya se ve que es muy difícil que nadie explote ni tampoco que se pueda ganar mucho tiempo», resume.
Ve una llegada en grupo, que estará pegada junto al mismo Santuario, «en la que la pueden juntarse quince o veinte corredores en el mismo tiempo y jugarse el triunfo al sprint, o bien que alguno que conozca bien la parte final ataque bajando y consiga unos metros, pero nadie se va a salir y tampoco ninguno de los favoritos perderá, si es que lo hace, más que unos pocos segundos. El kilómetro final es en bajada y eso hará difícil que llegue alguien solo».
Froome no conoce nada
Sobre la Vuelta a España en general, a Perico le gusta la carrera, aunque él prefería puertos más largos, para escaladores puros, y no esos finales tan explosivos: «A mí no me iban tan bien. El recorrido de la Vuelta es bonito y está realizado con la idea de que todos los días pueda pasar algo, aunque las etapas de Asturias y la contrarreloj de Galicia marcarán mucho la carrera y deben de dejarla decidida. Si no, quedaría la Bola del Mundo».
Pero no sólo espera Perico que en Arrate no se produzcan muchas diferencias. Hasta la llegada a Andorra no cree que «las cosas se pongan serias en esta primera semana, al menos pensando en la general final. Si se verán finales bonitos para los aficionados, como puede ser Arrate, Valdezcaray o Jaca».
No tiene dudas sobre el gran favorito para ganar la prueba: «Contador es el máximo aspirante y los demás tendrán que intentar que no gane. Está Froome, que con las referencias que tiene debe de ser un hombre a tener en cuenta, también ‘Purito’ Rodríguez, Valverde, Cobo, Van den Broeck o Igor Anton. Hay un buen nivel y seguro que nos vamos a entretener en la carrera».
La Subida a Arrate fue una prueba que marcó durante muchos años el calendario vasco por la que desfilaron muchos de los nombres más importantes del ciclismo mundial como Bahamontes, Anquetil, Julio Jiménez, Poulidor, etcétera y luego pasó a formar parte de la Euskal Bizikleta, una carrera por etapas, primero, y posteriormente de la Vuelta al País Vasco.
Contador conoce bien Arrate, lo mismo que Valverde, Cobo o Igor Antón. El que nunca la ha subido ha sido Chris Froome, que no sólo no conoce Arrate. Tampoco ha subida ninguna de las otras llegadas en alto que tiene la carrera. El año pasado no se pasó ninguna de ellas y no ha tenido tiempo de reconocerlas.
Curiosamente, en los dos finales de etapa que ha tenido la Vuelta en Arrate ganó el mismo corredor, el salamantino, nacido en Monterrubio de Armuña, en 1944 Agustín Tamames. Lo hizo en 1972 y 1974. A pesar del tiempo transcurrido, lo que más llama la atención es que tampoco cuando se subió en aquellos años se produjeron grandes diferencias.
Un segundo a Fuente
En 1972 concretamente venció con un segundo de ventaja sobre José Manuel Fuente. El cántabro Gonzalo Aja terminó a 25 segundos y Miguel María Lasa finalizó tercero, a 29 segundos, dando tiempo a un grupo bastante amplio de corredores.
El propio Tamames recuerda:«No es una subida para escaladores puros. Si un corredor está bien puede aguantar con los mejores. Yo tenía siempre un mes bueno al año o unas carreras e intentaba sacar partido de esas circunstancias».
En esa Vuelta a España, que finalizó en San Sebastián, el ganador fue José Manuel Fuente, que formaba parte del mítico equipo Kas. Cuando ganó en 1974, las diferencias fueron algo mayores.
Tamames aventajaba en quince segundos a Miguel Mari Lasa y en 21 a Luis Ocaña. Entonces, según explica Tamames, la clave era «entrar bien colocado en la última curva. El primero que atacaba, ganaba, porque no había tiempo para remontar. Es una subida en la que si conseguías unos segundos de ventaja se podían mantener».
El paso del tiempo no ha hecho cambiar la táctica para poder ganar en Arrate, atacar en la última curva y salir de ella con ventaja para que nadie te pueda adelantar. En la general final volvería a ganar José Manuel Fuente, con 11 segundos de ventaja respecto a Joaquín Agostinho. Miguel Mari Lasa finalizó a 1:09, Luis Ocaña, a 1:58 y Txomin Perurena, a 4:29.
La primera Vuelta a España la ganó con el equipo Werner y la segunda lo hizo con el Coelima portugués, una formación que en los años 70 tuvo muchos prestigio.
Lo más llamativo es que consiguió derrotar a ciclistas que militaban en el poderoso equipo Kas, lo que da todavía más mérito a sus triunfos, entre ellos a José Manuel Fuente, un escalador al que Arrate se le quedan un poco corto.
Todo indica que se podrán ver ataques, pero no grandes sorpresas, en la primera llegada en alto de la Vuelta a España 2012, que tendrá una llegada en Gipúzcoa, 34 años después de su última incursión en esa tierra, concretamente en San Sebastián, en 1978, con una etapa final que estaba previsto que finalizase en el velódromo de Anoeta.
En la Vuelta al País Vasco, los últimos ganadores han sido Alberto Contador, en 2009. En las tres ediciones siguientes, 2010, 2011 y 2012 el vencedor fue Samuel Sánchez. Contador conoce muy bien esa llegada, que tendrá un cierto parecido, deportivo, con los de la Vuelta al País Vasco, puesto que el pelotón de la Vuelta a España todavía está fresco, sin realizar grandes esfuerzos, ni de kilómetros, ni tampoco de etapas de montaña.
En la prueba vasca ninguno de los favoritos termina por ceder mucho tiempo, precisamente por esa falta de rampas que puedan marcar la diferencia, aunque también se podría hablar de una mayor igualdad en un pelotón que cada vez hace menos diferencias en la gran montaña.