Christopher Froome, a su llegada a meta. / AFP
En una carrera de tres semanas hay determinados factores que conviene tener en cuenta. Influyen muchas cosas, la primera, por supuesto, encontrarse en un gran estado físico. Pero también cuenta el saber correr, el estar rodeado de un equipo muy potente y en tener algo de fortuna en determinados momentos.
Chris Froome está dando una impresión de fortaleza llamativa y a la vez no saber muy bien donde hay que atacar, desconocer los puertos donde finalizan las etapas, –no conoce ninguna de las diez llegadas que tiene la prueba–, además de desgastar mucha energía, demasiada, cuando solo hemos cubierto ocho etapas.
O bien Chris Froome anda muy sobrado de fuerza, o no conoce bien a Alberto Contador, o quizá es que el estar acostumbrado a tener que trabajar para un líder como Bradley Wiggins no le ha permitido saber como se debe de maniobrar tácticamente en algunas situaciones.
Subiendo el puerto de La Gallina atacó a destiempo, tiró demasiado, se llevó a Contador a rueda, no le dio ningún relevo el madrileño, y siguió tirando. El Sky volvió a reventar la ascensión, con Urán y Henao, todo ello cuando quedaban los momentos decisivos de la etapa.
O bien el Sky, al igual que Froome, están sobrados de fuerza y tienen la idea de reventarlo todo, o pueden acabar pagando sus propios desmanes. De cara al espectáculo hay que agradecerles lo que están haciendo, pero también es verdad que no están mostrando mucha inteligencia.
Contador va cogiendo tono, Valverde se ha recuperado y seguiría de líder sin el famoso abanico camino de Valdezcaray y ‘Purito’ Rodríguez tampoco cede. Los cuatro primeros clasificados de la general están arropados por formaciones muy potentes.
La contrarreloj va marcar la segunda parte de la carrera. Hay que ver a Froome y Contador en los puertos asturianos, donde Valverde y Joaquim Rodríguez deben de sufrir más que sus rivales, pero lo que estamos observando es que, hasta el momento, en está Vuelta a España hay cuatro corredores muy igualados.