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Qué hacemos con las vacaciones? La pregunta no es extraña para muchos padres que quieren pasar su tiempo de ocio cuando los hijos tienen descanso escolar. Las posibilidades de pasar unos días divertidos, en las que los más pequeños disfruten como turistas, son numerosas. Las actividades, eventos y lugares de ocio creados para los más jóvenes proliferan y ganan adeptos entre los mayores. Descender un río, realizar escaladas o conducir unos kart, son las opciones para los más intrépidos. Además, pueden sumarse los progenitores. Quienes disfruten más contemplando la naturaleza pueden acudir a Parques Naturales con animales en semilibertad. O si prefieren, zambullirse en piscinas naturales rodeados de un espléndido paisaje mientras se admira la caprichosa arquitectura de las rocas. Estas son las opciones que propone DESTINOS para toda la familia.
Más que un zoológico
La naturaleza se presenta sencilla y bella en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria), 750 hectáreas de una antigua explotación minera a cielo abierto, es un terreno reservado para la vida animal y vegetal. Un lugar para disfrutar con sus paisajes espectaculares, llenos de verdor y de animales en semilibertad. Desde los osos pardos que caminan cautelosos con sus crías y se esconden en sus cuevas, hasta los elefantes que se mueven por una inmensa llanura junto a jirafas y bisontes. Es mucho más que un zoo. Los animales pueden recorrer un espacio más amplio mientras el visitante los contempla más allá del vallado. No faltan las fieras como los tigres, que trepan por las rocas de sus dominios o las hienas con sus risas contagiosas. Existen más de 20 kilómetros de carreteras dentro del Parque para trasladarse sin romper lo más mínimo el marco natural. Sin embargo, para quienes prefieran fundirse totalmente con el ecosistema existen unos senderos para ir a pie. Además, la vista puede recrease desde los miradores. A la hora de llenar el estómago no faltan restaurantes o cafeterías. Aunque también hay merenderos para sellar el apetito al aire libre.
No todos los animales recorren el Parque con tanta libertad. Los reptiles están en una instalación climatizada. Impresiona observar las cobras, serpientes de cascabel y víboras. Comparten ‘casa’ con variedades de tortugas y lagartos. Un repertorio de lo más interesante.
Pero la naturaleza no se compone únicamente de animales. La vegetación es igual de importante y en Cabárceno no se olvidan de ella. Existen rutas botánicas para contemplar los alcornoques, tejos y nogales. En otro de los itinerarios son los abedules y las hayas quienes predominan. Los castaños y pinos gobiernan otras zonas del Parque. El aspecto cultural y didáctico está muy presente. Hay un aula medioambiental en el que los niños entre 3 a 18 años pueden asistir a una serie de talleres en los que aprenderán a diferenciar las pisadas de los animales, saber las técnicas para cazar de nuestros ancestros o conocer los detalles de los leones marinos. Toda una clase magistral.
Chapuzón natural
Sin duda las actividades acuáticas están entre las preferidas de los más pequeños. Lejos de las multitudinarias piscinas de las ciudades, existen otras naturales gracias al trabajo lento pero constante de la Naturaleza. Por ejemplo, las de los Pilones, en el Valle del Jerte (Cáceres). Allí, el agua ha horadado la roca granítica hasta formar las cavidades que hacen las veces de piscina. Están ubicadas en La Garganta de los Infiernos, una reserva natural situada entre la Sierra de Tormantos y de Gredos.
El gran desnivel de la zona convierte el discurrir del río Jerte y sus pequeños afluentes en una carrera de obstáculos plagado de cascadas, saltos y pozas. Las aguas avanzan entre las oquedades de lo que fue un antiguo glaciar. Si ya de por sí, el valle es de inconmensurable belleza, bañarse en sus frías aguas es una sensación incomparable. El acceso al lugar es sencillo, ya que por toda la zona existen varias casas rurales y hoteles donde hospedarse y admirar el paisaje.
Emoción y adrenalina
También la aventura forma parte del entretenimiento familiar. En España hay multitud de sitios para realizar actividades como rafting, barranquismo o escalada. Uno de ellos, el mejor para los pequeños, está en la sierra de Guara, en Huesca. Es un Parque Natural de 47.000 hectáreas. Por él circulan cuatro ríos que moldean la roca hasta formar cañones en algunos puntos. El rafting sobre el río Ésera o el Gállego es otra experiencia. Pueden participar niños a partir de los seis años en una actividad que dura unas dos horas. Durante el descenso del río se alternan zonas de aguas tranquilas, en el que los expedicionarios podrán incluso bañarse, con otros tramos de rápidos y aguas bravas que ponen el punto de emoción a la travesía.
En el Alquézar se disfruta también de la escalada. Los niños a partir de los siete años pueden imaginarse por un momento lo que sienten los alpinistas y quién sabe si la experiencia despertará algunas vocaciones. Aunque hay diversos niveles, deberán conformarse con el de iniciación: ascender con ayuda de guía hasta 20 metros.
En el mismo lugar hay un campo para jugar al ‘paintball’. La edad mínima para participar es de 14 años. Dos ejércitos se enfrentan disparando bolas de pintura para poner a prueba el trabajo en equipo junto a la estrategia e inteligencia. El ‘campo de batalla’ se encuentra en plena sierra de Guara, cerca del río Alcanadre. La propia naturaleza ofrece escondites entre la vegetación o zanjas que hacen de trincheras. Si tras realizar estas actividades las fuerzas lo permiten, pueden visitarse pinturas rupestres y monumentos megalíticos.
Pisar el acelerador
Gracias a los éxitos de Fernando Alonso en la Fórmula 1 han proliferado los circuitos de ‘karting’ ante la demanda de público. Y es que la emoción de los adelantamientos, las frenadas y tomar las curvas a toda velocidad es muy tentador. Uno de los circuitos donde más tratan de emular un Gran Premio está en el circuito de ‘Tierra de sueños’, en Valladolid. Permiten una tanda de entrenamiento de diez minutos, una vuelta de reconocimiento y siete vueltas de carrera. Además, una vez concluida la prueba entregan a cada piloto un informe con sus tiempos. Los circuitos cada vez se han perfeccionado más e incluyen cambios de rasante y hasta ceremonia de podios, como ocurre en Parcmotor (Barcelona), un circuito diseñado por el subcampeón de motoGP Dani Pedrosa.