Hace tan sólo un año, la estación de Grandvalira sorprendió al mundo con un espectacular corazón de 100 metros sobre la nieve formado por 200 esquiadores que se deslizaron por la pista de esquí con globos rojos. Se trató de una acción especial a favor de la Fundación Española del Corazón con motivo del día de San Valentín, algo que acto seguido llevo una donación a la FEC.
Todo ello fue un tremendo éxito, y con la nueva celebración de San Valentín, desde la pista más grande del sur de Europa han decidido crear nuevos atractivos para acercarse a Andorra en pareja. Allí se podrá disfrutar de un día de nieve gracias a las cinco propuestas totalmente diferentes que ofrece Grandvalira.
Cala Bassa Beach Club e Iglú Hotel
Una de las joyas escondidas de Ibiza se convertirá en el espacio más exclusivo de la estación andorrana. Con una terraza perfectamente equipada con hamacas acolchadas y entre cuyos destinatarios finales se encuentran los amantes del ‘clubbing’, quienes hasta allí se acerquen disfrutarán de la fusión de la cocina mediterránea con la gastronomía de la montaña.
Tampoco parece mala opción optar por una suite romántica en el Iglú Hotel de la estación, que cuenta con una sala caliente y un jacuzzi privado. Una experiencia única que, sin embargo, se vive a temperaturas bajo cero. Imprescindibles la ropa de abrigo y los sacos de dormir especiales que proporcionan.
Vodka Bar o un paseo en trineo
Ubicado en el sector Grau Roig, centrará las miradas de las parejas que tengan los paladares más exquisitos. Declarar su amor entre copas de champagne, caviar, ostras, ahumados o sushi, parece perfecto para los amantes de la gastronomía.
Igual o más romántica resulta otra de las actividades que acogerá tanto Grau Roig como El Tarter. Rodeados de naturaleza, Grandvalira ofrece la oportunidad de pasear en un trineo tirado por perros por los bosques de la estación.
Deportes de invierno
Por último, la estación andorrana propone visitar el Red Chill Out Tapas & Bar, situado en El Tarter. Un lugar que, acompañado de música y una buena copa de vino, es el complemento perfecto a un día de nieve en Grandvalira.