Como si de un lenguaje universal se tratara, las pistas de esquí de cualquier estación a la que se pueda acudir, ya sea España, Europa o América, se encuentran diferenciadas por una serie de colores. Marcadas en el comienzo de la pista (un cartel identifica el nombre de la misma en el correspondiente color) y a lo largo de ella mediante las balizas, indican su nivel de dificultad.
Sin catalogar queda el fuera de pista, que no se encuentra señalizado, pero también es apto para realizar esquí. En ellas, la responsabilidad es del esquiador y hay que tener especial precaución con los aludes.
La clasificación de las pistas de esquí está realizada en cuatro niveles, ordenadas de menor a mayor dificultad: Pistas verdes, pistas azules, pistas rojas y pistas negras. Es recomendable pasar primero por las más simples, para poco a poco ir progresando hasta llegar a alcanzar las de color negro.
Pistas verdes: Enormemente transitadas, se encuentran destinadas para los principiantes y los niños. En comparación con el resto de pistas, son más anchas y mucho más cortas (entre 500 metros y 1 kilómetro), lo que facilita su descenso. La pendiente también es más suave, entre los 10º y los 15º de desnivel, gracias a lo que apenas existe riesgo de accidente. Además, encontramos remontes más lentos y fáciles.
Las pistas verdes no existen en países como Italia o Suiza, donde las azules son las equivalentes. Mientras, las rojas se encuentran entre las azules y las propias rojas que hay en España.
Pistas azules: Se pueden considerar pistas de un nivel intermedio, donde se encuentra una dificultad mayor que en las verdes. Aunque es cierto que existe una amplia gama, dependiendo de la estación, ya que en ocasiones pueden ser más complicadas de lo que a priori parecen. Son ideales para quienes todavía están aprendiendo. Por lo general, su longitud es mayor que las anteriores
Pistas rojas: El rojo es sinónimo de peligro y advierte de su dificultad. Para acceder a ella, el nivel necesario es medio-alto. Aquí se pueden encontrar pendientes que van desde el 20º al 40º, incluso existen tramos que lo pueden superar. Además, se caracterizan por ser más estrechas. En ocasiones podemos encontrar obstáculos, como árboles, por lo que el esquiador debe dominar para hacer giros rápidos.
Pistas negras: Se encuentran situadas en cotas altas, con unas vistas espectaculares y el desnivel, en ocasiones, llega a superar los 50º. Son pistas muy empinadas, destinadas únicamente a esquiadores con un nivel muy alto. A la hora de realizar los giros, hace falta poseer una gran destreza.