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Finlandia: viaje al país que provoca la envidia educativa en Europa

Día 05/02/2013 - 23.53h
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El Parque Nacional de Koli, una bomba de oxígeno para los amantes de la naturaleza y la mitología

Finlandia: viaje al país que provoca la envidia educativa en Europa
irene gómez peña
Desde el Parque Nacional de Koli se aprecian unas hermosas vistas al Lago Pielinen

Cuenta la leyenda finlandesa que un niño de Koli desapareció durante dos semanas de su casa. A su vuelta, sus padres le encontraron en buen estado, limpio y bien alimentado. ¿Pero dónde se había metido? Según contó él mismo, en una de las rocas del bosque encontró un agujero por el que entrar al mundo de los trols que celebraban una fiesta sin fin. Allí, sin padres que lo vigilaran, el niño disfrutó de lo lindo junto a los espíritus de la naturaleza. [Pincha aquí para ver las mejores fotos del Parque Nacional de Koli, en Finlandia].

De vuelta a la realidad, los finlandeses siguen creyendo en una mitología que emana de la «Gaia». Sus antepasados pudieron reencarnarse en árboles, rocas y ríos, con los que mantienen un gran vínculo. La conexión entre lo humano y lo divino viene recogida en la propia Kalevala, una sugestiva epopeya finlandesa escrita en 1835 por Elias Lönrot. Se trata de un libro que recoge historias de juglares y héroes tan extravagantes como el mismísmo Hércules.

Es el propio poema el que ensalza el valor y la imagen del «Karhu», el oso pardo finlandés del que aún quedan más de 1.600 ejemplares. Este venerado animal anda a sus anchas por los bosques de Karelia, zona fronteriza con Rusia en la que tanto osos como humanos están acostumbrados a encontrarse como quien no quiere la cosa. La caza del oso pardo es muy reducida en la zona y el hecho en sí conlleva un rito («Karhunpeijaiset») para pedir perdón al animal, cuya carne en un restaurante cuesta entre 200 y 300 euros la ración.

Pasión por el aire libre

Pero el amor de los finlandeses por la naturaleza va más allá de lo divino. Las pocas horas de sol durante el invierno y el extremo frío provocan que, en cuanto el tiempo da una tregua, los finlandeses se lancen a la calle a disfrutar de las actividades al aire libre en familia, gran pilar de la educación de los niños que en un futuro estarán entre los profesionales más preparados del mundo.

El Parque Nacional de Koli, a 80 kilómetros de la ciudad de Joensuu, en Karelia del norte, se ha posicionado como uno de los destinos favoritos de finlandeses, rusos y alemanes, en todas las estaciones del año. Este lugar -prácticamente desconocido- ofrece a los turistas la posibilidad de trazar varias rutas de senderismo por sus más de 70 km de caminos, muchos de ellos aún vírgenes.

En invierno, la montaña de Koli se convierte en un fuerte de color blanco. Sus duros -15 grados son perfectos para descender por los más de 20 km de pistas de esquí nórdico que rodean la colina del Ukko Koli («Hombre viejo» en finlandés), situada a 360 metros y a la que el turista se puede aproximar en coche o en funicular hasta el Hotel Sokos Koli desde donde parte el último tramo de subida.

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El cazo de madera o «Kulsa»

Desde este pico se vislumbra un mar de pinos bajo un manto de nieve que desemboca en las gélidas aguas del Pielinen, el cuarto lago más grande de Finlandia, con una superficie de de 894,21km2. Subiendo el monte, son múltiples las leyendas que cuentan los locales sobre lazona. En la cúspide de la colina es habitual que los viajantes se paren a disfrutar del panorama mientras entran en calor con un jugo de arándanos en el típico cazo de madera o «Kulsa».

Los árboles cargados de nieve reciben el nombre de «Tykkylumi» y pueden soportar más de 400 kilos. Es por esto que pueden dibujar un paisaje animado, de enormes mastodontes impertérritos ante el paso de los viandantes.

El paseo sobre equinos finlandeses e islandeses es una de las actividades más divertidas de hacer en los bosques del Parque Nacional de Koli donde incluso montar un picnic es posible durante las pocas horas de luz de las que disfruta Karelia del norte, que amanece a las 9.30 y se va a acostar a las 14.30 de la tarde. Las visitas a granjas de renos en Nurmes también hacen las delicias de los visitantes.

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Granja de renos en Nurmes

El Pielninen sirve también como escenario de ocio para los más atrevidos. Basta con hacer un par de agujeros en sus aguas congeladas para intentar pescar salmonetes (solo los habituales lo consiguen) o para disfrutar de un arriesgado baño entre cubitos de hielo. Eso sí, es necesario alquilar un traje de neopreno que cubre de pies a cabeza.

Tras el frío, la sauna

La recompensa al gélido chapuzón está muy cerca. El restaurante Kolin Alamaja ofrece la posibilidad de meterse una reconfortante sauna finlandesa a 80º, díficil de soportar para los no estén acostumbrados.

En los alrededores del Parque Nacional de Koli emergen decenas de deliciosas cabañas de madera en las que alojarse en todas las épocas del año. En su interior, sobran las ropas, puesto que los finlandeses suelen poner la temperatura de las casas entre 20 y 25 grados.

En estas viviendas suelen disponer de saunas, jacuzzi, cocina y salas de descanso, además de una hermosa terraza desde donde visualizar un paisaje tan blanco y tan silencioso que invita a la contemplación y a la escucha de la música del gran genio finlandés, Jean Sibelius, quien pasaba largas temporadas al abrigo de los gigantes árboles de Koli.

Frutos rojos

La gastronomía finlandesa está llena de colores alegres, de los rojos a los malvas. Los frutos del bosque (arándanos, moras y ciruelas) colorean bebidas y comidas de todo tipo.

Los zumos, las carnes y las tartas son preparadas con estas frutas tan abundantes en la zona boscosa de Karelia. Por no hablar de los cócteles. El vodka y el vino caliente, aderezados con pasas y almendras, se toman durante las comidas.

Las ensaladas de primero y los guisos de alce de segundo son muy habituales en la cocina finlandesa, por no hablar de las múltiples cremas de verduras y las sopas de salmón.

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Pastas típicas de Karelia

De acompañamiento, los lugareños toman una mezcla de huevos revueltos con mantequilla untados pan. Como postre, las pastas de Karelia son muy típicas en todo el país. Estos dulces hechos con harina, sal y arroz con leche hacen las delicias de todo finlandés que se precie aunque para los turistas extranjeros quizás resulten demasiado pesadas.

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