La provincia (que allí se denomina Región Especial) posee todo en exagerado. A los locales les encanta presumir de tener un parque de atracciones Disney, que sus hoteles y restaurantes salgan en las guías internacionales de los más importantes del mundo y de cuanto los sitúe en los clasifcaciones como mejores, más grandes y más ricos de Asia. Todo debe ser superlativo.
Hong Kong un archipiélago de más de 200 islas, pero casi todo se concentra en una cuarta parte del territorio, en lo que se conoce como el Distrito Central. Haciendo las cuentas sale a más de seis mil personas por kilómetro cuadrado. También la densidad es máxima. En total conviven siete millones de almas en un espacio de un millar de kilómetros cuadrados.
Como Manhattan, el distrito central es lo más. Lo más elegante, más caro y más moderno. Prácticamente tienes escaleras mecánicas para todo (sobre todo en los centros comerciales, con derecho a vistas panorámicas hacia la Bahía Victoria).
El Central Park de la isla es el Hong Kong Park. Tan moderno (cómo no) que incluye restaurantes, centros deportivos para competiciones internacionales, un museo de arte, un anfiteatro que imita las construcciones griegas y un espacio temático sobre naturaleza salvaje que reproduce las condiciones climatológicas de la jungla tropical de Amazonia y del desierto. El distrito en cuestión está lleno de tiendas. Rebosante. Desde marcas internacionales a precios más caros que en Europa hasta mercadillos que entremezclan baratijas de cultura oriental con imitaciones de productos occidentales.
Si pasas de compras y de gastarte mucho, las opciones son los paseos por la bahía en ferry, además del espectáculo nocturno 'Sinfonía de Luces', que ha entrado en el libro Guinness de los records como el evento con luces y sonidos de mayor duración en el tiempo del mundo. Consiste en un sistema de iluminación con efectos especiales en decenas de rascacielos sobre la bahía y el distrito de Kowloon. Todos los días a las 20 horas. Sentarse con un helado a contemplarlo es una gozada.
Desde la Bahía Victoria puedes coger el ferry hacia Tsim Sha Tsui para llegar a otro de los orgullos locales que emulan a las tradiciones norteamericanas: ¡el paseo de la fama!. Aquí lo han titulado Avenida de las Estrellas. En realidad se trata de un paseo marítimo con las placas en el suelo de actores chinos que han triunfado en el cine (algunos pocos también en Hollywood como Jackie Chan) además de un monumento al más famoso de todos los hongkoneses: Bruce Lee.
Otra ruta de alabanzas a la cultura occidental es la zona de Kowloon, el sector comercial más antiguo de Hong Kong. La llaman milla de oro, sobre todo la calle Nathan con sus miles de carteles luminosos que ellos dicen se parecen al Times Square de Nueva York... Bueno, yo digo que es mejor ver los dos antes de opinar. Si prefieres mercados típicamente chinos, baratos, con un poco de todoo, Kowloon también lo tiene: Mong Kok. Es el caos, pero compras mucho por muy poco.
Un detalle importante: es necesario acordarse de que Hong Kong tiene moneda propia, el dólar hongkonés. Por ello sale más barato y práctico cambiar dinero en el aeropuerto, porque una vez que desembarques necesitarás los dólares locales para coger el transporte de turno y los cambos sobre la marcha no salen ventajosos.