Menos mal que estamos en el Tour. ¡Vaya desastre de etapa, de inicio de carrera! Primero, las caídas que eran inevitables, -y esperen lo que puede pasar este domingo-, y luego el autobús del Orica empotrado en la pancarta de la línea de meta, que es electrónica, por lo que no se podía romper, lo que obligó a la organización a anunciar por radio vuelta que la etapa finalizaría a tres kilómetros de la línea de meta original. La nueva ubicación estaba situada a ¡la salida de una rotonda! Otra locura. Finalmente, con los minutos que parecían volar, consiguieron que el autobús diese marcha atrás y saliese por un lateral de la meta.
En ese momento, el pelotón pudo continuar, se lo comunicaron por los pinganillos, que salvaron la carrera, pero en ese escaso margen de tiempo se produjo una caída que afectó, entre otros muchos ciclistas, a Alberto Contador. ¿Tuvo algo que ver la caída con las noticias que les llegaron a los corredores vía pinganillo? Pues, probablemente sí, aunque nadie va a decir nada. Lo que resulta impresentable es que una prueba como el Tour, que cuida, o cuidaba esos detalles con mimo, se encontrase con esa situación.
Hay un desvío para coches y autobuses, que el autobús del Orica siguió, hasta que se atascó con la pancarta. Lo que pasó es que los organizadores pensaban que habían llegado todos los autobuses y bajaron la pancarta de meta. El autobús del Orica llegó tarde y le mandaron pasar. La culpa fue de quien le mandó pasar, no del conductor.
Lo cierto es que la llegada a Bastia era para exploradores, muy retorcida. Alguien cometió un error dejando pasar al vehículo del Orica con la pancarta bajada y eso fue lo que generó los problemas posteriores. Afortunadamente no hay ningún corredor con lesiones graves, al menos de los aspirantes a la victoria final. Para evitar males mayores decidieron que no se contabilizasen los tiempos.
El Tour salvó la etapa, la llegada por televisión y también a sus anunciantes, que para un organizador es importante. Las culpas fueron a parar a otro lado, de forma injusta.