Sagan celebra su tercer triunfo./Pascal Pavani (AFP)
ciclismo
Astarloza, con fractura de codo, y Txurruka, con posible rotura de la clavícula derecha.
Llueve a mares en la llegada. Los rostros de los corredores denotan la tensión que han pasado. Mientras Peter Sagan conseguía su tercera victoria de etapa al sprint, en esta ocasión en una llegada plana, el pelotón llegaba roto en varios grupos.
Gorka Verdugo, con corte en latibia, y Amets Txurruka, con posible fractura de clavícula, que entraron a 13:24, eran la viva imagen de la desolación, con un equipo Euskaltel que vio como a 25 kilómetros de la meta, en una caída muy numerosa que dejó la carretera bloqueada, Mikel Astarloza se rompía el codo y tenía que ser trasladado al hospital.
Samuel Sánchez comentaba que «ha sido una pena. Mikel Astarloza ha tenido que abandonar, Txurruka y Gorka Verdugo están tocados. Si se confirman son unas bajas importantes. Yo iba delante y la caída ha sido un poco más atrás. Cuando te coge, te coge. Nunca sabes. No es un buen día. Son corredores importantes para la montaña», explicaba, con rostro de resignacón.
Con todo el Tour por delante, Euskaltel tiene varios claves en malas condiciones físicas.
En esa misma caída estaba Alejandro Valverde. Con el se encontraban, entre otros corredores, Frank Schleck, que tardó varios minutos en buscar su bicicleta, Brajkovic, Rolland, Hesjedal, Peraud, Tony Martín, Mollema o Scarponi.
Valverde, que tuvo dos caídas y lleva ya cuatro en lo llevamos de Tour, decía en la llegada que «me han dado dos golpes muy gordos. Cuando lleguemos al hotel habrá que ver cual es la situación. En la segunda caída me han dado por detrás y no he podido evitar la caída. En la primera no ha sido más que el golpe. Lo peor de todo ha sido el tiempo que he perdido, -2:09».
Se quejaba de que había tenido todo en contra: «Ha sido un día muy peligroso. La gente está muy loca. Hay corredores que no frenan. En la bajada donde ha producido la primera caída íbamos a 80 kilómetros por hora. Me duele todo, pero al menos he podido terminar».
Primera llegada en alto
Otros corredores como Robert Gesink lo tuvieron peor. Perdió 3:31. Con el caos adueñándose de la carrera por detrás, delante, Cadel Evans entraba en cabeza del pelotón en los últimos tres kilómetros. Burghardt le llevó muy cómodo, lo mismo que Knees y Eisel a Wiggins.
Kloden, Menchov y Nibali también se mantuvieron delante, como Samuel Sánchez. Ni Valverde, ni Samuel, tenían muchas ganas de hablar de la primera llegada en alto que afrontará hoy el Tour.
Samuel Sánchez se toma con tranquilidad la ascensión a La Planche des Belles Filles, una subida de 5,9 kilómetros, con una pendiente media del 8,5 %: «Llevo un inicio de Tour más tranquilo que otros años, con menos tensión, aunque el equipo está tocado. La Planche des Belles Filles no es una llegada para que se produzcan diferencias. Igual alguien se despista y puede perder algo de tiempo».
Entre los nombres importantes de la carrera, Evans, Wiggins, no cree que haya sorpresas: «Con una pendiente del 8,5% salvo que se le atragante a alguien lo normal es que no haya muchos segundos. Para que haya diferencias hay que estar subiendo una hora, que es lo que desgasta. Son pocos kilómetros y poco desnivel».
Más que por esa etapa, Samuel preguntaba por sus compañeros, buscando información del estado físico de Txurruka y Verdugo. De Astarloza ya sabía que había abandonado. Ve como el equipo queda muy diezmado.
Esa llegada a La Planche llegó a oídos de Christian Prudhome por los comentarios que vertían en internet los cicloturistas participantes en la marcha cicloturista 'Les trois Ballons'.
Será la primera vez que el Tour termina en esa cumbre, que tiene cuatro pistas para esquiar, una de color negro que resulta espectacular. Tampoco Alejandro Valverde, al que la caída que tuvo este viernes no le va a beneficiar nada, estaba con la cabeza en lo que se iba a encontrar el sábado.
No daba la impresión de encontrarse muy golpeado, aunque el problema suele llegar varios después de irse al suelo, cuando salen a relucir los golpes: «Muchas diferencias no se van a producir porque tampoco son muchos kilómetros. Yo lo subí en coche y no me dio la impresión de ser excesivamente duro. No veo a ninguno de los favoritos que pueda tener problemas».
Valverde no lo va a tener fácil para enjuagar esos dos minutos perdidos, al igual que Frank Schleck. Son los más perjudicados con esa montonera que dejó la carretera bloqueada y convirtió en una ratonera los movimientos de los corredores.
A treinta kilómetros de la meta, con un pelotón que ya iba muy rápido, en una etapa en la que la media horaria se fue a los 44,404 kilómetros por hora y en la que en la primera hora se rodó a 41 kilómetros por hora, con una desorganización total, sin muchos compañeros de equipo, Cobo estuvo con él, Valverde poco podía hacer, al igual que Frank Schleck.
Se vació Cobo, pero no era suficiente. Dejar a dos corredores importantes fuera de los primeros lugares animó más al grupo principal. En seis etapas sin grandes dificultades ya se han producido descartes significativos. El Tour se empieza a ganar desde el primer día, pero también se puede perder de la misma forma. Le velocidad, las carreteras estrechas y el querer estar todo el mundo delante hace que se produzcan las caídas. Óscar Freire se quejaba mucho de las costillas: "Voy a ir al hospital para ver si tengo algo roto".
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