Algunos componentes de la mayoría de dispositivos electrónicos cuentan con minerales, como el coltán, que proceden de países inmersos en conflictos bélicos. En ocasiones, como durante la última Guerra del Congo, varios bandos se han financiado mediante la extracción de estos elementos. Según el CEO de Intel, la principal productora de microprocesadores para ordenadores, sus productos no se fabricarán con materiales que procedan de estos lugares. Serán, desde este año «libres de conflictos».
La fabricación de componentes electrónicos está basada, sobre todo, en el silicio, que es muy fácil de conseguir. Pero también en otros elementos menos habituales que se encuentran, a menudo, en los países de África central. Algunos de los más habituales son el coltán, la casiterita (óxido de estaño) o la wolframita. Sus aplicaciones van desde la tecnología para hacer que los dispositivos vibren, hasta la fabricación de pantallas táctiles capacitivas. El control de las minas, y por tanto de la extracción y venta de estos minerales causa conflictos armados en una amplia franja del continente africano. La propia infraestructura de las minas también provoca víctimas entre quienes las trabajan.
Brian Krzanich, el CEO de Intel, ha asegurado que su compañía ha conseguido, tras cuatro años de trabajo, garantizar que sus procesadores no contengan materiales originados en estas circunstancias. En su intervención en la feria de electrónica de consumo CES ha afirmado que ya pueden garantizar todos sus minerales desde su origen hasta sus fábricas. «La solución no ha sido sencilla», ha explicado durante su presentación. «Los minerales son importantes, nuestra industria depende de ellos, pero no tanto como las vidas de los que trabajan en su extracción».
La web de tecnología Ars Technica explica que, aunque se puede considerar una noticia positiva, puede que Intel no haya tomado esta decisión únicamente por motivos humanitarios. Una normativa aprobada en EE UU durante 2012 obliga a las compañías de electrónica de este país a realizar un informe «razonable» en el que expliquen de manera pública si usan –o no–, minerales procedentes de países en conflicto como República Democrática del Congo u otros vecinos.