El Papa sale del hospital nueve días después de su operación: «¡Todavía estoy vivo!»

El Papa Francisco ha seguido la actualidad estos días, y ha felicitado a la periodista española por una de sus noticias. «Enhorabuena», le ha dicho. Luego, el Papa ha llamado al cirujano que le ha operado para presentarle a la periodista española. «Enhorabuena…», ha repetido la periodista al médico. «Enhorabuena al Santo Padre», ha respondido el doctor Alfieri visiblemente satisfecho.

Como otras veces, a quienes le preguntaban cómo se encuentra, el Pontífice ha respondido «estoy vivo». Un periodista le ha mencionado el naufragio de una barcaza con cientos de emigrantes a 80 kilómetros de Grecia, y el Papa ha explicado que lo ocurrido le causa «mucho dolor».

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Antes de regresar al Vaticano, el Pontífice ha ido a rezar a la basílica de Santa María la Mayor; y se ha detenido unos minutos en la casa Generalicia de las religiosas de Maria Bambina, con quienes tendría que haberse reunido mañana en el Vaticano.

Francisco retomará su agenda poco a poco a partir del ángelus de este domingo. Por ejemplo, se cancela la audiencia general del miércoles «para garantizar la recuperación de la cirugía», pero sí que se reunirá el martes por la mañana con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel; el miércoles le visitará el presidente de Brasil, Lula da Silva; y el viernes hablará a cientos de artistas de todo el mundo en la Capilla Sixtina.

Francisco ha seguido una convalecencia de nueves días, tras la operación de la hernia encarcelada del pasado 7 de junio. Durante todo su ingreso hospitalario, el Vaticano ha ido publicando boletines de salud diarios para enviar un mensaje tranquilizador, mencionando una «evolución regular», un buen cuadro clínico y unos «análisis de sangre normales».

Aparte de guardar reposo, el sumo pontífice retomó el trabajo desde su habitación, situada en el 10º piso del hospital Gemelli, conocido como «el hospital de los papas», en la misma habitación que en numerosas ocasiones utilizó Juan Pablo II.

El Sumo pontífice, que fue operado de un pulmón cuando tenía 21 años, a menudo se ve obligado a aliviar su agenda por problemas de salud. En los últimos meses, los rumores sobre una posible renuncia del papa fueron en aumento.

Esta fue su tercera hospitalización en menos de dos años. A finales de marzo ingresó en el hospital Gemelli por una infección respiratoria, que requirió tres días de tratamiento antibiótico.

«¡Todavía estoy vivo!», respondió, sonriendo, a los periodistas y fieles reunidos en las inmediaciones del hospital cuando salió. Según explicó, todavía le quedaban «secuelas» de la anestesia de 2021, que lo obligaron a aplazar una intervención quirúrgica en la rodilla.

En enero dejó entender que todavía padecía problemas causados por divertículos, hernias o bolsas que se forman en las paredes del aparato digestivo. Pese a todos estos contratiempos médicos, Francisco mantiene una agenda apretada y un ritmo de actividad dinámico. A veces llega a encadenar diez reuniones en una sola mañana.

Su frágil salud tampoco le impide viajar y en los próximos meses tiene planificados varios desplazamientos. En agosto prevé viajar a Portugal con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en Lisboa, donde tiene unos veinte actos programados y 11 discursos.

Al mes siguiente tiene previsto un viaje a Mongolia y una misa multitudinaria en Marsella, en el sur de Francia, el 23 de septiembre.