Embriones de laboratorio: si son como los humanos ¿debemos tratarlos igual?
La generación de embriones sin óvulos ni esperma agita el debate ético sobre la generación de vida de forma artificial. Científicos piden una regulación urgente para unos avances que parecen imparables
Embriones humanos sin óvulos ni esperma: un revolucionario avance científico abre la puerta a la polémica

«Si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, entonces, ¡seguramente es un pato!». El genetista Lluis Montoliu recurre al humor cuando se le pregunta si la nueva estructura humana generada en el laboratorio por el equipo ... de la Universidad de Cambridge puede considerarse un embrión humano y ser tratado como tal.
¿Debería tener los mismos derechos? ¿el mismo grado de protección?. Los autores de la investigación han preferido zanjar el debate de raíz al presentar su hallazgo como un embrión sintético, un nuevo modelo de embrión creado en exclusiva para uso científico sin óvulos ni esperma «que no es un embrión humano». Su objetivo es que estas nuevas entidades permitan iluminar el desarrollo de la vida humana y encontrar posibles soluciones a los abortos espontáneos.
«Si lo parece, lo es. O, al menos deberíamos debatirlo», afirma Montoliu quien considera urgente regular una investigación que «es imparable» y avanza a pasos agigantados. «¿Vamos a considerarlo un agregado de células o debemos dotarle de la misma protección que a un embrión humano?», se pregunta.
En su opinión, no hay una razón científica para no abordarlo porque ya aceptamos en nuestra legislación la protección y los derechos de cada muestra de tejido de origen humano, «y las células a partir de las que se han generado estos nuevos embriones son humanas».
Los nuevos embriones se han generado a partir de la reprogramación de las células embrionarias. Ya se había logrado en 2022 con ratones y también ha habido experimentos con macacos, pero nadie hasta ahora había dado el paso con células humanas. El grupo de Zernicka-Goetz de la Universidad de Cambridge que ha tomado la iniciativa permitió que avanzara su desarrollo hasta que las células formaran la placenta, el saco vitelino y el propio embrión. Es la primera vez que se crea un embrión humano con tres capas de tejido, aunque no tenía ni corazón ni cerebro.
Sin un marco jurídico
Ya existe un marco jurídico claro que regula a los embriones humanos, pero no hay ninguna normativa clara para estos nuevos modelos derivados de células madre. Esta normativa especifica que un embrión humano no puede cultivarse en el laboratorio más allá de los 14 días de desarrollo con fines de investigación. La frontera no está elegida al azar porque en esa fase es cuando empieza a desarrollarse el sistema nervioso del ser humano, incluido el cerebro.
¿Qué pasaría si se implantaran en un útero estos nuevos modelos de embrión? ¿O en una incubadora que imitara al útero humano? «No lo sabemos, pero debemos poner el debate en la mesa, porque lo que hoy no es posible podría serlo en poco tiempo», advierte el que fuera presidente del Comité de Ética del CSIC. Montoliu recuerda que en macacos ya se intentó y fracasó. Se desconoce si fue por un problema técnico o por una barrera biológico, pero la posibilidad existe.
Un nuevo reto
De la misma opinión es James Briscoe, adjunto de investigación del Instituto Francis Crick. «Cuanto más se asemejen los nuevos modelos de embrión a los humanos, más importante será contar con normas y directrices claras sobre su uso. Estamos ante un nuevo reto y es importante que la investigación y los investigadores en este campo procedan con cautela, cuidado y transparencia. El peligro es que los pasos en falso o las afirmaciones injustificadas tengan un efecto amedrentador sobre el público y los responsables políticos, lo que supondría un gran revés para este campo», explicó a SMC.
Este tipo de técnicas abren un camino esperanzador no solo para la investigación de problemas de fertilidad o enfermedades congénitas. También pueden convertirse en una alternativa ética a la destrucción con fines científicos de los embriones humanos sobrantes de los tratamientos de fecundación in vitro.
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También tiene un desarrollo inquietante, como la fabricaciones de clones humanos que nos permitiría tener a nuestra disposición órganos y tejidos para trasplante, como hemos visto en tantas películas de ciencia ficción.
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