Fieles y seguidores se despiden de Benedicto XVI: «Con lo que ha hecho por la Iglesia, es un santo»
La presencia de españoles fue escasa, aunque fueron muchos los religiosos y religiosas de nuestro país, en su gran mayoría residentes en Roma

El funeral a Benedicto XVI fue solemne, pero muy sobrio, como deseaba el Vaticano, teniendo en cuenta que se trataba de un Papa emérito. «Santo súbito», gritaron algunos al inicio de la ceremonia, exhibiendo también una pancarta con esas dos palabras. En otra ... podía leerse: «Benedicto XVI Magno». Teniendo en cuenta que en los tres días de homenaje al papa emérito acudieron unas 200.000 personas a la Basílica de San Pedro, hoy se esperaban unos 100.000 fieles en el funeral. El Vaticano dijo al final que asistieron 50.000 personas. Testigos y policías con los que hablamos, consideran que no se llegó a esa cifra, porque la plaza de San Pedro solo estaba medio llena.
Algunos fieles esperaban desde el alba para poder seguir la ceremonia cogiendo un buen sitio. Media hora antes de que comenzara la misa (9:30) ya no entraba casi nadie por los controles de seguridad para acceder a la plaza de San Pedro, salvo algunos turistas. No cabe hacer comparaciones con funerales anteriores, porque ha sido el primero a un pontífice emérito. En cualquier caso, ha sido enorme el contraste con las exequias por Juan Pablo II en el 2005. Entonces asistieron cientos de miles de personas, abarrotando la plaza, además de via della Conciliazione y otras calles adyacentes.
Como era de esperar, en el funeral destacó la presencia de los alemanes. Se respiró el clima de Baviera, tierra de Benedicto XVI. Fue lo más llamativo. Pusieron la música y la nota de color con una banda musical: Los hombres con sus característicos sombreros de plumas y chaquetas de cuero, y las mujeres con faldas largas y floreadas. Ellos dedicaron las palabras más emotivas para el papa emérito, entonando el himno de Baviera con esta frase: «Que Dios te acompañe, tierra de los bávaros».
La presencia de los alemanes no fue tan numerosa como en principio cabía esperar. Así nos lo contó María Díaz (52), una española residente desde hace 30 años en Colonia, que organizó el viaje a Roma con un grupo de 43 alemanes: «Me esperaba un funeral con muchos más fieles, sobre todo alemanes. Pero hay que entender que son días de fiesta y, además, la Iglesia católica en Alemania está revuelta. Yo he venido por amor a Benedicto XVI y en agradecimiento, porque él me ayudó en la fe. Teniendo en cuenta lo que ha hecho por la Iglesia, en un santo. A pesar de su sencillez, es una papa con un mensaje muy profundo en sus escritos. Cuando se le conozca mejor, su figura se agigantará».
La presencia de españoles fue escasa, aunque fueron muchos los religiosos y religiosas de nuestro país, en su gran mayoría residentes en Roma. Curiosamente, hubo españoles que vinieron desde Alemania con grupos de ese país. Es el caso de Teresa Lagos, madrileña, hija de padre hondureño y madre argentina, casada con un alemán y residente desde hace 16 años en Alemania: «Vine con dos de mis hijos en autobús, el más pequeño se quedó con mi marido. Hicimos veinte horas de viaje y nos marchamos después de comer. Pero ha merecido la pena asistir al funeral -nos dice Teresa-. Vine por amor hacia Benedicto. Me gustaba cómo hablaba, sus silencios, sus escritos… Fue un gran teólogo, un papa de oración, un ejemplo a seguir».
Como no podía ser de otra forma, en la plaza de San Pedro se dieron cita miembros de prácticamente todas las congregaciones o movimientos religiosos. Algunos llamativos, por su novedad o reciente fundación. Así, Alejandro Fleming, de 29, venezolano, pertenece a la Familia de la natividad y Epifanía del Señor, fundada en el año 2000, y estudia en Roma para hacerse sacerdote. Habla con emoción de Benedicto: «Fue el teólogo más grande del siglo XX y XXI, una persona humilde que fue un gigante».
Al funeral asistieron miembros de diversas confesiones religiosas. Mustafá Aydin, musulmán, natural de Estambul, es sociólogo, profesor en la Pontificia Facultad de San Luis en Nápoles. Se declara un admirador de Benedicto XVI: «Ha sido un grandísimo teólogo, que acompañó y sostuvo en el terreno teológico a su antecesor Juan Pablo II. Benedicto fue un gran papa que hizo mucho por el diálogo interreligioso. Su pontificado fue una continuidad del que desempeñó Juan Pablo II y preparó el del papa Francisco».
Muchas familias que hacen turismo en estos días en Roma se dieron cita también en la plaza de San Pedro. Una familia católica estadounidense -matrimonio y tres hijas- reza con fervor tras hacerse unas fotografías, mostrando el librito oficial del Vaticano para seguir la misa. El matrimonio, católico, que prefiere no dar sus nombres, confiesa que «los católicos de Estados Unidos han querido mucho al papa emérito Benedicto».
Reza también con gran devoción un matrimonio alemán, con su bebé en su cochecito. Se arrodillan en varias fases de la misa, junto a un religioso franciscano que los acompañó desde Alemania. Este pasa la misa rezando el rosario, también arrodillado, enfundado en un jersey en el que figura la inscripción en inglés «reconstruir mi iglesia».
Terminada la misa, los fieles abandonaron la plaza de San Pedro satisfechos por asistir a una ceremonia que cierra una época importante de la Iglesia católica. Tres sacerdotes mejicanos, José Carlos, Manuel y Juan Jesús, nos dan su impresión del clima que han vivido: «Hemos respirado un ambiente de tristeza y al mismo tiempo de agradecimiento a Benedicto, porque ha sido un gran referente y un maestro para nosotros. Ahora nos toca seguir aplicando sus enseñanzas».
Vuelta a la normalidad
Poco a poco, por invitación de los policías, los fieles se marchan de la plaza de San Pedro. A las 11:35 cierran la verja. Fuera se forman algunos corrillos para comentar la ceremonia. Ahora, tras la muerte de Benedicto XVI se abrirá otra etapa en la Iglesia. Algunos expertos comentan que a partir de ahora podrían aparecer algunas disputas entre sectores opuestos de la Iglesia católica. Así lo estima Massimo Franco, reputado escritor de algunos libros sobre el Vaticano: «Quizás aparezca una abierta crítica contra algunas opciones del Papa Francisco. Bergoglio sabe que Ratzinger era una garantía para mantener la iglesia unida. El peligro ahora es que sin la barrera protectora del emérito, las personas opuestas a Francisco inicien abiertamente sus críticas».
En el Vaticano y sus alrededores vuelve la normalidad. En la llamada zona roja, que incluye las calles adyacentes a San Pedro, vigilada por mil policías, quedó prohibida la venta y el transporte de envases y botellas de vidrio hasta las 14:00 horas.
Banderas a media asta
Italia declaró este jueves día de luto y las banderas ondean a media asta en todos los edificios públicos. Un nota del Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, afirma que «con motivo del solemne funeral del Papa emérito Benedicto XVI, la Presidencia del Consejo de ministros ha dispuesto que las banderas nacionales y europeas ondeen a media asta en los edificios públicos de todo el país el 5 de enero de 2023».
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En cambio, no se ha emitido ninguna disposición de este tipo en el Vaticano, el Estado más pequeño del mundo, donde nose ha proclamado duelo este día en que el papa Francisco presidió el funeral de su antecesor. Esto se debe a que en el Vaticano el luto está previsto sólo con la muerte del Pontífice reinante, según explican fuentes vaticanas. Las oficinas del Vaticano estuvieron abiertas, mientras que el supermercado ubicado dentro del Estado vaticano, solo cerró durante el funeral.
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