El asesino de Azuqueca, un cachas que conoció a Arancha en una gasolinera
Ella trabajaba en el establecimiento y él conducía un furgón blindado, que hacía ruta por el Corredor del Henares
«Concentración de compañeros, amigos y vecinos de Aránzazu frente al polígono de Azuqueca de Henares a las 19.30 horas. Lleva una flor o una vela en su memoria. Ni una más ». El mensaje de WhatsApp corría ayer por los móviles de los conocidos de Aránzazu, que apenas doce horas antes era asesinada por su pareja en su casa de la localidad guadalajareña.
En torno a las 7.30 horas, su marido, Jesús, presuntamente le asestaba un corte en el cuello y después intentaba suicidarse delante de los dos hijos menores de ella (de un matrimonio anterior), un chico de 12 años y una chica de 9, así como del bebé de año y medio que tenían en común.
Fue el mayor de sus hijos quien subió a casa de los vecinos dando la voz de alarma . Para cuando llegaron los servicios de emergencias, alertados por la vecina, constataron la muerte de la mujer. Jesús, de 40 años, presentaba heridas en cuello y tórax y era trasladado al Hospital Universitario de Guadalajara. Al cierre de esta edición, su estado era grave aunque estable.
Un «cachas de gimnasio»
Arancha, como todos la llamaban, nació en Argentina, aunque poco después se trasladó a España con su familia y obtuvo la nacionalidad española. Hace seis días cumplía 37 años y, desde los 27, trabajó en varias gasolineras de Guadalajara, donde conoció a Jesús . Él conducía un furgón blindado, que hacía ruta por el Corredor del Henares. El contacto diario con Arancha fue haciendo mella. Él era «un cachas de gimnasio», según describen varias fuentes, «educado y agradable». Ella, una mujer «trabajadora, amable y muy maja».
La relación amorosa comenzó hace cuatro años , según amigos de la fallecida. Al año de iniciar el noviazgo, decidieron vivir juntos en la casa de Azuqueca en la que ella residía desde hacía más de una década. Jesús dejaba atrás Madrid , donde vivía hasta ese momento y donde constaba una denuncia previa por violencia de género. Fue interpuesta en 2007 por su expareja, pero la denuncia no prosperó, ya que la mujer no llegó a declarar y la denuncia quedó archivada.
Según recalcan fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Castilla-La Mancha, Arancha nunca interpuso ninguna denuncia . Tampoco acudió al centro de la mujer de la localidad. «No solo nunca dijo nada malo de él, sino que hablaba maravillas », asegura un compañero de su trabajo. Poco después del nacimiento del más pequeño, la pareja se casó. De aquello hace un año.
Una pareja discreta
Ayer, los vecinos de Azuqueca estaban consternados. Lo demostraron en dos concentraciones de repulsa. La primera, convocada por el Ayuntamiento. «Abatido, desolado y roto de dolor», decía el alcalde José Luis Blanco. La segunda concentración tuvo lugar a las 19.30 horas. Sus familiares, amigos y vecinos se reunían con flores y velas en una explanada de la localidad. Aunque era una familia muy discreta, era conocida en todo el pueblo: les gustaba tomar el aperitivo en alguna terraza y salir a pasear a su perro , un yorkshire, pero jamás salían a tomar copas por la noche ni protagonizaron ningún escándalo en la calle.
Sin embargo, ayer por la mañana, la vecina del piso de arriba les escuchó discutir en la casa, aunque parecía una discusión «como tiene cualquier pareja», dijo a Ep. Ayer el Ministerio de Sanidad confirmó que Arancha es la víctima número 48 de la violencia machista este año. Sus tres hijos, además, elevan a 27 los menores que han quedado huérfanos este año.
Tras el suceso, fueron atendidos de urgencia por el equipo de intervención psicológica de Cruz Roja y, posteriormente, por el servicio municipal de atención psicológica a menores víctimas de violencia de género y el centro de la mujer de Azuqueca. « Nos ponemos a disposición de esos tres menores que han quedado huérfanos por culpa de una sinrazón», dijo el delegado del Gobierno, José Julián Gregorio.
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