La variante Delta vuelve a colarse en China pese a sus férreos controles
Tras atajar el brote de julio, estalla otro en la provincia de Fujian y las autoridades sospechan que lo trajo de Singapur un hombre que pasó nueve pruebas en 21 días de cuarentena
Con sus fronteras cerradas para los turistas y visados de negocios y cuarentenas de tres semanas con una decena de pruebas, podría parecer que China está blindada contra el Covid-19. Pero el coronavirus es tan escurridizo , sobre todo su variante Delta , que sigue colándose en este país y provocando pequeños brotes. Tras atajar el último que hubo en julio, que se propagó a 48 ciudades de 18 provincias y fue el más grave desde el estallido de la pandemia en Wuhan, un nuevo brote sacude a la región costera de Fujian .
Desde el viernes se han detectado ya un centenar de contagios . De ellos, 54 presentan síntomas y 47 no, por lo que no computan como positivos para las autoridades chinas. Tras los 32 confirmados y 32 asintomáticos contabilizados hasta el domingo, este lunes se registraron otros 22 positivos y 15 que no mostraban signos de la enfermedad, según informa la Prensa oficial china.
Casi todos ellos están localizados en Putian , una ciudad de tres millones de habitantes que es un importante centro mundial de fabricación de zapatos. Desde allí, el virus se ha propagado hasta Quanzhou , que está a cien kilómetros y es la mayor urbe de la provincia, y también a Xiamen , popular destino de vacaciones por su agradable clima costero.
El «paciente cero»
Más allá de las cifras, bajísimas en comparación con otros países, lo chocante de este caso es que las autoridades sospechan que el virus lo trajo de Singapur un hombre apellidado Lin, padre de un estudiante infectado en Putian . A tenor del periódico oficial «Global Times», Lin llegó a Xiamen el 4 de agosto y pasó las dos semanas de cuarentena obligatoria encerrado en una habitación de hotel y la tercera y última vigilado en su casa. Durante todo ese tiempo fue sometido a nueve pruebas del ácido nucleico y serológicas y dio negativo en todas ellas. Pero el viernes, dos semanas después de acabar la cuarentena, dio positivo. De confirmarse que él es el «paciente cero», se trataría de un rarísimo periodo de incubación extremadamente largo porque la mayoría de los contagios se detectan en los primeros 14 días. A menos, claro, que el señor Lin se haya infectado tras salir de la cuarentena por una fuente todavía desconocida.
Para impedir que el brote siga extendiéndose, las autoridades han vuelto a confinar las zonas afectadas y a ordenar pruebas masivas entre la población. Como se han detectado bastantes casos en algunos colegios, se le van a hacer test PCR a los alumnos y profesores de toda la provincia y se va a acelerar la vacuna entre los adolescentes. «Dadas todas las medidas puestas en marcha, la escala de este brote podría estar controlada antes de la semana de vacaciones por el Día Nacional», prometió la televisión estatal CCTV el equipo de la Comisión Nacional de Salud enviado a Fujian.
A pesar de las esperanzas de las autoridades, el brote amenaza las dos vacaciones seguidas que empiezan en China a partir de este domingo , primero los tres días del Festival de Medio y luego el Día Nacional el 1 de octubre. El año pasado por esas fechas, cuando se unieron ambos festivos en un puente de ocho días, la bonita ciudad costera de Xiamen recibió 2,7 millones de turistas. Pero todo apunta a que estas vacaciones serán muy distintas.
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