El Tribunal del Vaticano cita a juicio por abusos a su propio seminario menor y la orden religiosa que lo dirige
Los dos sacerdotes acusados ignoran al monaguillo víctima en la segunda vista oral
Para dejar claro que la responsabilidad de los abusos de menores a «monaguillos del Papa» no es solo del seminarista que los cometía y del rector que ignoró las denuncias, el Tribunal del Vaticano ha citado a declarar tanto al Preseminario San Pio X como a la Obra Don Folci, al término de la segunda vista oral celebrada este martes. Tendrán que acudir a declarar el próximo 19 de noviembre.
El primer juicio penal por abusos sexuales de menores cometidos dentro del Vaticano está siguiendo la línea de «hacer limpieza» marcada por Francisco al autorizar el proceso por delitos cometidos del 2007 al 2012, pero que la víctima no denunció, como suele suceder en estos casos.
La ley del Vaticano permite perseguir ese tipo de delitos tan solo si la víctima presentaba denuncia en el plazo de un año a partir de los hechos. Sin embargo, el Papa ha levantado la «imposibilidad de proceder» siete años más tarde.
El sacerdote Gabriele Martinelli, de 28 años, ha comparecido como acusado de abusos sexuales cuando era seminarista menor de edad y se ocupaba de supervisar a los monaguillos del Papa, algunos meses o años más jóvenes que él, en el Preseminario San Pío X, situado a un centenar de metros del Tribunal.
A su vez, el sacerdote Enrico Radice, de 71 años, que entonces era rector del seminario y se abstuvo de actuar cuando recibió la denuncia de abusos contra L.G. está acusado de encubrimiento por haber protegido al abusador y haber mentido en 2018 a los fiscales del Vaticano que iniciaron la investigación. Ambos sacerdotes han sido limitados en su ministerio por la diócesis de Como, que investigó el caso por mandado de la Santa Sede. Ambos han evitado cruzar miradas con la víctima en la sala de juicio.
Como el abuso se repetía docenas de veces pero L.G. era incapaz de denunciarlo, su compañero de habitación, el polaco Kamil Jarzembowski, informó al rector del seminario en 2012, pero el único resultado fue su expulsión al año siguiente por mala conducta. Ninguno de los dos muchachos siguió los estudios sacerdotales.
Tampoco tuvo ningún efecto la denuncia presentada en 2012 por carta anónima enviada a los cardenales Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, y Angelo Comastri, arcipreste de la basílica de San Pedro, así como a algunos colaboradores directos del secretario de Estado, Tarcisio Bertone.
El desastre salió a la luz en noviembre de 2017 , cuando Kamil Jarzembowski lo relató en el libro «Pecado Original», del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, provocando una investigación de las autoridades italianas que, a su vez, obligó a despertarse a las del Vaticano.
Otros ex alumnos revelaron a la prensa abusos similares, que no se atrevían a denunciar entre otros motivos porque el trabajo como monaguillos en las ceremonias del Papa, que requería poco tiempo, les daba residencia y estudios gratis.
El seminario menor fue creado en 1956, y está confiado a la Obra Don Folci, especializada en la formación de muchachos con posible vocación sacerdotal. Su primera reacción, cuando se descubrió el caso fue muy negativa. Ahora el superior general deberá dar explicaciones ante los jueces del Vaticano.
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