Las trabas de China impiden el regreso de los extranjeros tras el coronavirus
El proceso burocrático para renovar sus visados, anulados con el cierre de la frontera, no permite a 600 españoles volver a China
La principal traba es que necesitan una carta de invitación de su consejo de distrito y estos apenas los dan, lo que ha llevado a suspender un vuelo especial de Alemania con expatriados europeos

La Unión Europea está dispuesta a abrir sus fronteras a los turistas chinos siempre y cuando Pekín haga lo propio. Pero, salvo excepciones, las fronteras chinas siguen cerradas para los extranjeros, incluso para los que tenían visado o permiso de residencia. Estos quedaron ... invalidados cuando, el 28 de marzo, las autoridades cerraron el país para impedir la entrada de casos importados del coronavirus, que se propagaba por todo el mundo tras el control de la epidemia en China.
Para regresar, los expatriados extranjeros tienen que tramitar de nuevo sus visados. Aunque las autoridades llaman a dicho proceso «fast-track» (vía rápida), se trata de un laberinto burocrático que está impidiendo que la mayoría pueda volver. La principal traba es que necesitan una carta de invitación del consejo de distrito donde viven o trabajan, documento obligatorio para solicitar luego el visado en la embajada o consulado de China en su país. Pero dichos consejos de distrito no están dando esas cartas de invitación, lo que ha llevado a suspender el primero de los tres vuelos especiales que había conseguido Alemania este mes para sus ciudadanos y otros de la UE, entre ellos varios españoles.
Este vuelo chárter, que iba a salir de Frankfurt el miércoles , tenía como destino la ciudad costera de Qingdao, donde sus pasajeros debían someterse a la prueba del coronavirus y hacer una cuarentena de dos semanas antes de llegar a sus hogares. Pero, según comunicó la Cámara de Comercio de Alemania en China a sus ocupantes, había sido pospuesto «debido a los complejos procedimientos de la carta de invitación y el visado, que han retrasado significativamente sus plazos de concesión». A la espera de obtenerlos, quienes habían reservado plaza tendrán que aguardar al día 8, fecha del segundo vuelo.
Gracias a su estrecha relación con sus colegas germanos, la Cámara Oficial de Comercio de España en Pekín había logrado 30 asientos en dichos aviones, ya que en nuestro país hay unas 600 personas que quieren regresar a China. Muchos son empresarios y directivos o trabajadores de importantes compañías, pero también hay abogados, ingenieros, profesores, jugadores y entrenadores de fútbol y un par de periodistas. A ellos se suman sus familias, que en algunos casos son mixtas y están incluso separadas, ya que el cierre de la frontera pilló a muchos expatriados trabajando en China mientras su cónyuge y sus hijos estaban en el extranjero. Al drama de la ausencia se suma la incertidumbre de no saber cuándo podrán volver a reunirse. Para concienciar a las autoridades y a la opinión pública, han lanzado un emotivo vídeo en las redes sociales titulado en mandarín «China también es mi casa».
Como este problema no ocurre con los chinos residentes en España y otros países de Europa, que han podido viajar desde que empezó la pandemia, en los círculos diplomáticos de Pekín hay bastante malestar con las autoridades locales. La impresión generalizada es que China se está cerrando tras el coronavirus y va a aprovechar la oportunidad para deshacerse de los extranjeros que no le interesan. Es decir, aquellos que no son grandes empresarios con inversiones millonarias, directivos de multinacionales o ingenieros y técnicos altamente cualificados. Gracias a su poder o a los «guanxi» (contactos) de sus compañías, estos pueden lograr la dichosa carta de invitación, pero otros con menos dinero e influencia lo tienen más complicado. Según cuenta un diplomático, se ha dado el caso de un hombre de negocios al que le han puesto pegas porque su fábrica «factura poco». Y, según denuncian los afectados, la Oficina de Asuntos Exteriores del Gobierno municipal de Shanghái no acepta las solicitudes de cartas de invitación para los familiares de los expatriados. Las embajadas europeas han planteado la cuestión al Ministerio de Exteriores chino y pedido reciprocidad . Pero, de momento, no han obtenido ninguna respuesta positiva: los extranjeros siguen sin poder volver y sus familias separadas.
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