Temor a que el incendio del Algarve pase a España

La Sierra de Monchique arde desde el 3 de agosto y 30 bomberos tuvieron que ser atendidos

Una mujer tira de dos caballos mientras una columna de humo de alza detrás suyo cerca de la Sierra de Monchique, donde 30 bomberos tuvieron que ser atendidos por los efectos del calor o por inhalaciones de humo. AFP

FRANCISCO CHACÓN

El calor extremo desembocó no solo en una sucesión de incendios, cada vez más preocupantes, en la franja central y sur de Portugal, sino también en focos urbanos que sembraron la alarma. Así sucedió en un edificio contiguo a El Corte Inglés de Lisboa.

Son ya 900 operarios los movilizados en el país vecino para combatir las llamas , que se multiplican en las zonas rurales y hacen temer a la población que se puedan repetir las tragedias vividas los últimos años, con la desolación experimentada en Madeira en 2016 y en la parte continental en 2017.

Los casi 220 muertos de entonces pesan como una losa en la memoria de los ciudadanos lusos, que tienen pánico ante la persistencia del fuego declarado en la Sierra de Monchique , a las afueras de Faro, donde 30 bomberos tuvieron que ser atendidos por los efectos del calor o por inhalaciones de humo.

Este incendio lleva activo desde el pasado viernes 3 de agosto y avanza de forma terrible en dirección a la provincia de Huelva, pues no lejos se hallan las localidades de Tavira y Vila Real de Santo António, que aguardan en el Algarve a quien cruza la frontera.

En Monchique, fuente de una de las aguas embotelladas más conocidas en todo el territorio luso , las llamas se extienden hacia los núcleos, con los vientos calientes como aliados. 12 aviones y 122 vehículos se emplean a fondo en el brote más virulento de todo el país, con diversos frentes abiertos.

Unas 120 personas tuvieron que ser evacuadas de sus casas, en medio de un distrito de Faro marcado por el paisaje abrupto y una menor humedad en las zonas del interior del Algarve.

Las temperaturas han oscilado entre los 45 y los 48 grados en puntos como Santarém, Alcácer do Sal, Coruche, Alvalade, Pegoes, Neves Corvo, Setúbal, Évora, Tomar, Amareleja, Reguengos, Avis, Viana do Alentejo, Portel, Mora o Elvas (esta última muy cercana a Badajoz).

Tanto es así que los bomberos no dan abasto y doblan turnos, algo que ha llevado a sus responsables en Portimao (Algarve) a pedir a la gente que, por favor, se personen en las instalaciones con « agua, barritas y bebidas energéticas », en vista de que comienzan a mostrar síntomas de agotamiento.

Se da la circunstancia de que el sábado 4 de agosto se distinguió como el día más caluroso en la historia de Portugal desde que se tienen registros, hace 18 años. La temperatura media en todo el país llegó a los 32,4 grados, de acuerdo con las mediciones del Instituto del Mar y de la Atmósfera. Eso sí, los picos máximos se elevaron hasta los 41,6 grados de media, lo que dejó a la población desesperada por refrigerarse a toda costa.

Incluso en la propia Lisboa se veían estampas como personas dándose un chapuzón en las fuentes de Rossio y buscando un hueco en el Terreiro do Paço para mojarse los pies porque resultaba insoportable aguantar sin hacerlo.

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